Consequences. GIORDANNI GIRLS 1

Extra 2. Maldita señal

Extra 2. Maldita señal

Me levanto de la cama y recuerdo que no tengo que buscar el celular en medio de la cama y responder porque en este maldito lugar no llega ni un poco de señal. Lo único que me salva son los momentos que vamos a otro pueblo y puedo usar el teléfono para llamar. No un celular, un teléfono con un rodete que tengo que mover para marcar cada número.

Me sorprendió que aquel teléfono pudiera hacer llamadas internacionales y puedo confesar que marqué el número de Cara varias veces, pero antes de que llegara al segundo timbre colgaba.

La puerta suena con un ritmo que conozco, es el maldito Derek, tiene tres días de estar aquí porque su vida no es interesante y prefiere molestar la mía.

- ¿que quieres? - grito y aclaró mi garganta porque al acabar de despertarme la tengo seca

- Abre la puerta Cliff - grita de vuelta

- Deja de llamarme así de una puta vez - respondo sin levantarme de la cama

- Eres igual a Heathcliff, así que se queda el apodo

- sigue llamándome así y juro aceptar llamarte Sif por toda la puta vida

- Ya, ya - mueve sus manos - No llores y llama a tu madre que quiere hablar contigo

- ¿como lo sabes?

- Porque acabo de hablar con ella ahora que estaba en el pueblo, este maldito moridero me da ansiedad, necesito la realidad - se queja acostándose a mi lado

- Exagerado

- También hablé con Hol

- No empieces - doblo los ojos

- Wes... no evites el tema

- Déjame en paz Derek, no quieres que comience mal el día, así que mejor cállate y habla de otra cosa

- Está bien gruñón - se ríe

- Me voy a bañar - digo intentando sacarlo de mi habitación, pero sé que es imposible

- Eso no va a hacer que me vaya - sonríe y sé que no se irá

***

Acomodo mi gorra y mis lentes porque la última vez que vine al pueblo fui acorralado por periodistas y es lo que menos quiero hoy. Entro en el local al que he venido desde el primer día que llegue y la campanilla de la puerta suena anunciando que he entrado.

Lorein me mira y sonríe, ya sabe quien soy y siempre ha sido discreta, las demás personas dentro del local siguen en sus asuntos y me ignoran. Camino hasta la barra donde me siento frente a Lorein quien pone frente a mí un café oscuro sin azúcar, ya sabe que me gusta.

- El croissant está por salir del horno - sonríe respondiendo a la pregunta que estaba a punto de contestar

- Gracias - sonrío - ¿puedo usar el teléfono?

Lorein asiente y con mi café caliente en la mano caminó hasta la esquina donde la puerta de madera de la cabina rechina como todos los días cuando la abro. Adentro solo hay una silla, un teléfono viejo y un directorio que es de hace varios años.

Marco el mismo número de siempre y espero que alguien responda al otro lado.

- Wes - la voz de Willow me recibe e instantáneamente me hace sonreír

- Hola enana

- Ya no puedes decirme enana - se ríe - Mamá hoy me midió y he crecido cinco centímetros