Segunda parte de SIPHON - Es necesario haber leído la primera parte para entender su trama.
Milla se ve obligada abandonar Beacon Hills y viajar a Nuevo Orleans para encargarse de viejos y nuevos enemigos que amenazan su seguridad y la de alguien es...
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"Lo que más aman les fue arrebatado y no la verán hasta que no crea que estará a salvo. Pues quien un día les entregó su amor, ahora es quien decide si son dignos o no"
-K
–¿Qué te parece? -preguntó la rubia emocionada, extendiéndole a Lee la pequeña tarjeta.
–Que eres terrible para la poesía.
–No busco ganar un Nobel -respondió arrebatándole la tarjeta. La emocionada sonrisa se había esfumado por las amargas palabras de la asiática –Solo quiero que se entienda el mensaje... y quería hacerlo algo más dramático. Qué gracia tiene sino –dejó su cuerpo caer de espalda en el sofá, mirando con ilusión la nota entre sus manos. No podía dejar de pensar en las reacciones de sus hermanos, le estaba encantando jugar con ellos –¿Te imaginas lo desesperados que han de estar? Definitivamente voy a estar ahí para ver sus caras cuando lean la nota, puede que hasta tome fotografías.
–¿Estas segura que nadie la encontrará aquí? –preguntó seriamente, acallando las risas de la rubia. –No quiero mi casa invadida por originales, vampiros ni licántropos o brujas o lo que sea que este en busca de esa mocosa.
–Juro, por la garrita, que no hay manera alguna que alguien la rastree hasta acá, o que pueda entrar a tu casa sin tu o mi consentimiento. Pero siempre es bueno tomar ciertas precauciones. Así que cumple mis indicaciones al pie de la letra. No podemos permitirnos errores con ellos.
Se pone de pie tomando su chaqueta del perchero junto a la puerta.
–Iré por unos cuantos bocadillos. No me esperen despiertas.
Guiñó un ojo sonriendo con picardía a la anciana antes de desaparecer por la puerta.
***
Y mientras la híbrida disfrutaba preparar la sorpresa para sus hermanos, el otro híbrido hacía destrozos con su furia.
La casa Mikaelson se había reducido a gritos y destrucción de todo lo que el híbrido encontraba a su paso. La impotencia y el miedo de saber que su hija había sido secuestrada por un desconocido frente a sus narices lo carcomía por dentro y lo llenaba de una ira incontenible.
