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La picazón en sus ojos seguía molestándola, pero no dejaría escapar de ellos ni la más diminuta lágrima. No de nuevo y en definitiva no por ellos.

Un grito cargado de frustración abandonó sus labios. No podía sentirse afectada por alejarse de esos seres que tanto la hicieron sufrir en el pasado eso era imposible. Pero su corazón no escuchaba a la razón y por más que se negara su pecho seguía apretándose con cada kilómetro que la alejaba de esa ciudad.

Se sentía ridícula, pero por más que trataba de enfocarse en el resentimiento y el odio que dice tenerles, a su mente solo llegaban esos momentos que intentaba olvidar. Los momentos de felicidad, felicidad pura y sincera que vivió en sus años de ignorancia. Siempre con ellos, con su familia.

Sus hermanos

¿Cómo era posible que ahora estuviese admitiendo tales anhelos? Porque eso era lo que eran. Puros y fantasiosos anhelos de volver a esa época en las que pasaba las tardes recorriendo los campos con Elijah mientras recogía flores de todo tipo y colores para las pinturas de Nicklaus. Las horas que pasaba junto a él observándole pintar, aprendiendo su arte mientras Rebekah peinaba su cabello como al de una muñeca y ella colocaba flores en el cabello de Kol siempre que dormía. Recuerdos que jamás volverían, pero que su corazón anhelaba, aunque su mente no dejara admitirlo.

¡Basta!

No más sentimentalismo. No importaba lo que ella sintiera, había cosas más importantes, personas más importantes.

Restregó con furia sus ojos limpiado las lágrimas que insolentes abandonaron sus ojos sin su consentimiento y presionó aún más fuerte el acelerador. Tan fuerte que la velocidad que alcanzó no le permitió hacer nada ante el obstáculo que apareció frente a ella. Giró el volante tan rápido como sus reflejos le permitieron, pero aun así la parte derecha del auto con esa pared que segundos antes era parte de la carretera. El auto giro dos veces sobre el pavimento antes que la fuerza de la aceleración lo hiciera dar vuelta.

Una, dos, tres veces antes de quedar de cabeza deslizándose por la desierta carretera hasta detenerse.

Luego del estruendoso choque todo volvió retomar la calma y el completo silencio de una carretera poco transitada salvo por el sonido del viento y el movimiento de los árboles.

SIPHON 2 • The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora