Rebecca Morris

52 4 1
                                    

El lunes se me hizo eterno. Aunque la tarde de domingo con mi familia acabó subiéndome el ánimo, aún no me quitaba de la cabeza a Harper y Hope. La primera se limitó a darme las gracias por haber estado con ella la otra noche en el pub pero no añadió nada más cuando hablamos por teléfono la noche anterior. En cuanto a Hope, no me cogió el teléfono en toda la noche y solo recibí un mensaje suyo diciéndome que estaba bien. Claramente ninguna de las dos lo estaba.

- No puedes hacer nada por ellas, Hayley - me repitió Rebecca a la salida del instituto.

Era mi mejor amiga y le contaba todo sobre mí pero nunca le conté los secretos de los demás. Por muy chismosa que sea, la lealtad siempre ha ido por delante de todo para mí. Aún así le había dicho que estaba preocupada por ambas chicas por algo que no podía contarle. Rebecca no insistió pero se pasó todo el día intentando distraerme y animarme con tonterías.

El martes no fue mejor. Seguía sin noticias de Harper ni Hope pero preferí darles su espacio antes de que me mandaran a la mierda por pesada. A Rebecca la expulsaron de dos clases y le dieron un "último aviso" en otras dos por estar haciendo el payaso para conseguir que yo me riera.

- Se acabó - zanjó a última hora en clase de historia del arte - cuando salgamos de aquí nos vamos tú y yo al bar.

- Señorita Morris - le llamó la atención la profesora - Es la cuarta vez que le pido que haga silencio, no quiero tener que echarla de la clase.

Rebecca se disculpó y yo sonreí por lo bajo. Hay pocas amigas como ella.

Tal y como prometió, a la salida de clases, me agarró del brazo y me arrastró literalmente hasta el bar. No creo que ahogar las penas con alcohol fuera lo más conveniente un martes por la tarde pero cualquiera le decía que no a Becs. Después del día que llevaba era toda una malota.

- ¿Y esa carita? ¿Qué le pasa a la niña de mis ojos? - me preguntó mi hermano en cuanto entramos al local.

- Un mal día - respondí a desgana.

Pude ver como mi hermano le lanzaba una mirada dudosa a mi mejor amiga y esta se encojía de hombros.

- A mí no me mires - dijo Becs - Me han echado de mas clases hoy que en toda mi vida. No está siendo mi mejor día tampoco.

Alec nos dedicó su sonrisa fraternal y nos preparó dos cafés con leche haciendo caso omiso a nuestras súplicas por una cerveza.

Ambas nos sentamos en una mesa alejada y nos pusimos a hacer deberes en silencio.

- ¿Ha llegado el apocalipsis zombie y no me he enterado?

Levanté la cabeza una hora después, nada más oír esa voz. Ethan Hayes nos estaba mirando arqueando una ceja.

- Lo digo por vuestras caras. Estás horrible, Pocahontas - aclaró.

Entrecerré los ojos y lo miré desafiante. Solo para que quede claro, nunca he sabido hacer ese tipo de mirada así que cada vez que diga que "miré desafiante" a alguien solo imagíname intentándolo y no lográndolo.

- Gracias, Ethan. Tú sí que sabes animar a la gente - ironicé.

- Es una de mis muchas cualidades. Y enserio, tengo muchísimas - empezó a contar con los dedos como si estuviera repasándolas mentalmente - Vale, puede que no tantas. Solo un par.

Rodé los ojos y negué con la cabeza pero el caso es que sonreí.

- ¿Puedo sentarme, señoritas? - preguntó él señalando la silla que quedaba a mi derecha.

- ¿Sabes algo de la iconografía románica? - cuestionó Rebecca.

- Pues... que es la interpretación y descripción de las temáticas de las imágenes representadas en el arte.

¿Cuál es tu nombre? #CETS3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora