- ¡Hayley, cielo! - me llamó mi tía Brook en cuanto entré al bar.
Era domingo, acababa de levantarme y mi madre nos dijo que fuéramos al bar a comer algo porque ella y papá tenían trabajo y no iban a llegar a tiempo para comer en casa. Podría haber hecho yo la comida para Caleb y para mí, pero estaba perezosa.
- Hola, tía Brook - la saludé con un beso en la mejilla y me senté a su lado.
- ¿Y Caleb? - preguntó frunciendo el ceño.
- Ha ido a comer a casa de un amigo, ya ha avisado a papá.
- Pues estamos tú y yo, ¿qué te apetece comer?
Pedimos un par de bocadillos que Ian se encargó de preparar y dos refrescos.
Observé a Brooklyn mientras comíamos. Se esforzaba por dedicarme alguna sonrisa de vez en cuando pero noté la tensión en su cuerpo, las ojeras y el cansancio.
- ¿Qué pasa tía Brook? - pregunté en cuanto acabé mi bocadillo.
- ¿Qué pasa? - repitió ella desconcertada.
- Te lo veo en la cara.
Dejó el bocadillo en el plato, no había comido casi nada, y suspiró con pesadez.
- Es uno de los casos que llevo... Me está atormentado.
- ¿Quieres compartirlo?
Sé que no pueden dar mucha información de los casos por todo el tema de la confidencialidad, pero también sé que pueden hablar de ello mientras no den nombres ni detalles que puedan hacer que alguien reconozca a la familia.
- Es solo que hay casos fáciles, en los que tienes muy claro el procedimiento a seguir y otros que no lo son tanto - explicó - No somos máquinas Hayley, si bien seguimos unos indicadores objetivos que nos permiten conocer el nivel de riesgo de un menor en su nucleo familiar, a la hora de retirar una custodia o tutela, las cosas no son blancas o negras.
Desde que descubrí hace años que quería ser trabajadora social, me fascinaba hablar con mis tíos Dylan y Brook sobre su trabajo. Así que me incliné un poco hacia delante y presté atención.
- Antes de hacer la carrera y confieso que hasta la mitad de esta, yo siempre juzgaba a los padres. Pero ahora... he visto familias que aman a sus hijos solo que... no saben hacerlo bien. Tengo un caso de padres drogodependientes, que han intentado dejarlo miles de veces por sus hijos pero la adicción es una enfermedad. Sé que desde fuera muchos dirán que no merecen a sus hijos y que si no son capaces de dejarlo definitivamente por ellos, es que no los quieren. Después de todos estos años, yo no lo veo así. Pedirle a alguien adicto que lo deje es como pedirte a ti que dejes de comer. Sé que no es lo mismo, sin comer moriríamos y ellos no morirán por dejar las drogas, pero para ellos lo es. Sé que quieren a sus hijos pero esos niños no pueden criarse en ese entorno.
La imagen de Ethan vino a mi mente sin que lo pudiera evitar. No dudaba de que su madre los quisiera, sé que esa mujer amaba a sus hijos, pero también sé que nunca dejó las drogas por ellos.
- ¿Qué vas a hacer? - pregunté.
- No se trata de lo que vaya a hacer. No soy yo la que retira las custodias. Yo solo hago el informe, lo paso a los de arriba y ellos se encargan. Claro que depende de lo que yo ponga en ese informe pero las cosas están muy claras. Se les va a retirar la custodia y tutela de sus dos hijos.
Asentí lentamente. Era lo mejor, ningún niño merece crecer en ese entorno.
- No es eso lo que no me deja dormir - prosiguió Brook cerrando los ojos y cogiendo aire - Es lo que sigue.
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¿Cuál es tu nombre? #CETS3
Teen FictionTERCERA PARTE DE "¿CUÁL ES TU SUEÑO?" *No es necesario haber leído los dos anteriores pero sí recomendable para entender toda la historia con más detalle* - La vida es maravillosa. Y jodida. Muy jodida. - Cuéntame tu historia. - Ya te la conté. ...