Ryan Bennet

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Era de esperar.

No fue ninguna sorpresa que el viernes pareciera un alma en pena.

Podrían hacer las reuniones familiares en fin de semana pero no, mi familia las tenía que hacer el primer jueves de cada mes. No es que no se vieran en todo un mes, algunos se veían casi cada día, otros los fines de semana, pero el día indicado era aquel en el que sin excusas se encontraban todos.

Y sí, tenía que ser un maldito jueves.

Si a eso le sumamos la llamada con Ethan, todo eso explicaría mi cara de "he dormido una mierda, aléjate de mí o no me hago cargo de las consecuencias".

- Te he traído café.

¿Te he dicho ya que tengo la mejor amiga del mundo?

- Ahora mismo me casaría contigo Becs, lo juro - aseguré estirando mi brazo hacia el café que ella sostenía en su mano.

Pero ella lo apartó.

- Te lo daré, no enfurezcas - se apresuró a decir - Pero quiero que me cuentes tu cita con Enzo.

Resoplé pero asentí. No tenía ganas de hablar de aquello pero necesitaba ese café como agua en el desierto.

Finalmente me lo dio y casi tengo un orgasmo al dar el primer sorbo. Bueno, puede que exagere un poco.

- Pues... Fue un desastre.

La sonrisa se borró del rostro de Rebecca.

- ¿Estás de coña?

- Nop. Fue un desastre - repetí.

- Será imbécil - parecía más molesta que yo.

- Tampoco es para tanto Becs.

- Sí, sí lo es - su rostro se endureció y su ceño se frunció - Llevas años esperando que Enzo te pida una cita y luego resulta ser un desastre. Me cabrea.

- Vale... - dije lentamente.

- ¿Es que no pueden hacer nada bien?

- ¿Pueden? ¿Quienes? - pregunté confusa.

- ¡Los hombres! - gritó exhasperada antes de soltar un gruñido.

- Becs...

- Nos vemos luego, tengo clase.

Y se marchó pisando fuerte para demostrar al mundo entero que estaba cabreada.

Aún un poco preocupada por la salud mental de mi mejor amiga, me dirigí a la siguiente clase. Me senté en mi mesa - en realidad me senté en una silla, no en la mesa, solo por aclarar - y ni siquiera me di cuenta cuando Betty, mi compañera de mesa, se sentó a mi lado.

Solo que...

- Tú no eres Betty - dije sorprendida.

- No, creo que no - contestó Enzo con una sonrisa.

- Pero aquí se sienta Betty - le recordé como una idiota.

Como si no lo supiera.

- Ya.

- Y tú no eres Betty - repetí.

- Hayls... ¿estás bien? - preguntó escondiendo la risa que amenazaba con escaparse.

Parpadeé varias veces para salir del trance.

- Sí - murmuré.

Recorrí la clase con la mirada y vi a Betty sentada junto a Mac, el que solía ser el compañero de Enzo. Ambos parecían encantados del cambio. Mi sentido shipper se activó pero no era el momento.

¿Cuál es tu nombre? #CETS3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora