Ya no hay vuelta atrás

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- Di algo - insistí en cuanto acabé de contarle todo a Rebecca.

Y maldito el momento en el que insistí. Becs soltó un grito que hizo sufrir a mis pobres tímpanos antes de abrazarme.

- Vale, no esperaba tanta efusividad - admití - No voy a casarme Becs, no es para tanto.

- ¿Que no es para tanto? - me reprochó - Hayls, llevo desde que teníamos 14 años y te dieron tu primer beso escuchando como me cuentas que te has liado con uno o con otro y nunca te he visto tan nerviosa ni tan... feliz.

Sonreí por varias razones. La principal era que mi mejor amiga tenía razón. No mentiré, mi primer beso me lo dio un chico que me encantaba y fue muy especial, el evento esperado. Recuerdo cuando se lo conté a Rebecca y la ilusión del momento. Después de eso, vinieron ciertos líos con varios chicos a lo largo de estos tres últimos años y no me arrepiento de ninguno. Todos en mayor o menor medida fueron especiales porque hice lo que quería hacer con quien quería hacerlo. Lo cierto es que hubo uno de ellos, Corbin, con el que estuve saliendo 7 meses. Creo que nunca llegué a estar enamorada pero le quería de alguna manera, era un buen chico, atento, gracioso, divertido y lo pasamos genial el tiempo que estuvimos juntos. Terminamos de mutuo acuerdo porque no sentíamos lo que teníamos que sentir, ambos lo sabíamos, pero fue una buena relación y no hay nada que reprochar. Aún así, más allá de la ilusión, las ganas y lo especial de cada chico con el que tuve algo, fuera lo que fuera, nunca había estado tan nerviosa y feliz al hablar de ello con Rebecca.

Otra razón era que no iba a negarlo. No estaba dispuesta a quitarle importancia, sentir miedo o huir de lo que sentía. No estaba enamorada de Ethan Hayes pero era muy consciente de lo que me hacía sentir y me parecía bien.

- Me gusta mucho, Becs - reconocí sin miedo - Me encanta estar con él, me encanta cuando me besa y... no sé... me encanta él.

- Eso es genial, Hayley - dijo con su sonrisa más sincera - Me alegro mucho por ti.

Rebecca no preguntó "¿Y ahora qué?", ni se alegraba por una posible relación. No, nosotras no éramos así. Se alegraba por lo que había pasado, y lo que pasaría a partir de ahora no lo sabía nadie ni falta que hacía.

No nos engañemos, lo cierto es que cualquier persona a veces fantasea con lo que va a venir. ¿Volverá a pasar? ¿Estaremos juntos en algún momento? ¿Nos enamoraremos? Son preguntas que se amontonan en tu cabeza cuando estás a solas en tu cama antes de dormir. Es inevitable. Pero eso no significa que no puedas disfrutar del momento y aceptar que no tienen respuesta y eso está bien.

Un carraspeo nos interrumpió. Me di media vuelta y me encontré con Enzo.

Sinceramente, si esto fuera un libro o una película, no sería extraño que el chico que siempre me había gustado y nunca me había hecho ni el menor caso, apareciera de repente llamando mi atención en varias ocasiones. Pero no era el caso. Era raro que Enzo apareciera tan a menudo en mi camino últimamente. Evidentemente, había una razón, solo que en ese momento yo aún no sabía cuál.

- Hola, chicas - saludó.

- Hola, Enzo - dijimos mi amiga y yo al unísono.

- Oye Hayley, me preguntaba si te apetecía hacer algo esta tarde.

Lo que yo decía, raro.

- Emmm... sí, claro - no tenía ningún motivo para negarme.

- Genial - me dedicó una sonrisa ladeada - ¿A las seis en el bar?

Asentí sin añadir ni una palabra. Enzo se despidió y se marchó por el pasillo.

- ¿Y a este que bicho le ha picado? - preguntó mi amiga siguiendo con su mirada al chico.

¿Cuál es tu nombre? #CETS3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora