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>> Jeon Jeongguk <<

Estoy trabajando en el mostrador de la cocina esta noche, frustrado como la mierda mientras leo sobre el ensayo de práctica que JiMin "clasificó" para mí antes. Dejó mi casa con órdenes para que rehiciera el trabajo, pero estoy teniendo un momento difícil con él. La respuesta es simple, maldita sea, si alguien te manda a asesinar a millones de personas, dices no gracias, voy a pasar.
Excepto por los criterios establecidos en esta teoría de mierda, hay pros y contras para ambas partes y no puedo comprenderlo. Supongo que soy muy malo en ponerme en los zapatos de otros y eso es un poco desalentador.

— Pregunta —anuncio cuando Daniel entra en la cocina.

— Respuesta —responde al instante.

— No he hecho la pregunta aún, idiota.

Sonriendo, se lava las manos en el fregadero y luego ata un delantal rosado neón alrededor de su cintura. Yugyeom, Jackson y yo le dimos la monstruosidad con volantes como una broma para su cumpleaños, junto al argumento de que si iba a ser nuestra mamá gallina, bien podría lucir la pieza. Daniel respondió insistiendo en que es lo suficientemente masculino para usar cualquier tipo de ropa que lanzáramos en su camino y ahora usa la maldita cosa como una insignia de honor machista.

— Está bien, probaré —dice mientras se dirige a la nevera—. ¿Cuál es la pregunta?

— Está bien, entonces eres un Nazi...

— Al diablo con eso —interviene.

— Déjame terminar, ¿quieres? Eres una Nazi y Hitler acaba de ordenarte cometer un acto que va en contra de todo lo que eres. ¿Dices genial jefe, mataré a toda esa gente por ti; o dices vete a la mierda y te arriesgas a ser asesinado?

— Le digo vete a la mierda —Daniel se detiene—. En realidad no. Pondría una bala en su cabeza. Problema resuelto.

Gemí.

— Lo sé, ¿cierto? Pero éste estúpido... —señalo el libro sobre el mostrador—. Cree que el gobierno existe por una razón y los ciudadanos necesitan confiar en su líder, y obedecer sus órdenes por el bien de la sociedad. Así que en teoría, hay un argumento para realizar genocidio.

Daniel saca una bandeja de alas de pollo del congelador.

— Pura mierda.

— No estoy diciendo que estoy de acuerdo con esa línea de pensamiento, pero se supone que debo de defender el punto de vista de este tipo —arrastro una frustrada mano por mi cuero cabelludo—. Jodidamente odio esta clase, hombre.

Daniel abre la bandeja de carne y la coloca en el microondas

— La repetición es el viernes, ¿eh?

— Sí —digo con tristeza.

Duda.

— ¿Vas a jugar el partido contra Eastwood?

Me animo, porque esta mañana recibí la noticia oficial del Entrenador que definitivamente voy a estar en el hielo el viernes. Al parecer, las calificaciones del examen de mitad de semestre no se introducen en el sistema hasta el lunes siguiente, así que por el momento, mi promedio es aún lo que tiene que ser.

Cuando llegue el lunes, si mi calificación de Ética es una D o inferior, voy a estar en banca hasta que cambie las cosas.

Banca. Jesús. Solo pensar sobre ello me hace marear. Todo lo que quiero hacer es llevar a mi equipo a una nueva victoria en el Frozen Four y llegar a los profesionales. No, quiero destacar en los profesionales. Quiero demostrarle a todos que llegué por mi propio mérito y no porque sucede que soy el hijo de un famoso jugador de hockey. Es todo lo que siempre he querido y me siento mal sabiendo que mis metas, que todo lo que he trabajado duro, está en peligro a causa de una estúpida clase.

— El Entrenador dijo que estoy jugando —le digo a Daniel, quien me da los cinco tan fuerte que mi palma arde.

— Mierda, sí —exclama.

Yugyeom entra en la cocina, un cigarrillo apagado colgando en la comisura de su boca.

— Sería mejor que no fumes eso aquí —advierte Daniel—. Linda perforará tu trasero.

— Saldré de nuevo —promete Yugyeom, porque sabe que es mejor no cabrear a nuestra arrendataria—. Sólo quería que supieran que MinHyuk y los chicos vienen esta noche a ver le partido de los Bruins.

Entrecierro mis ojos.

— ¿Qué chicos?

Yugyeom parpadea inocentemente.

— Ya sabes, MinHyuk, Keun, Shin —si es que puede dejar de ser dominado durante el tiempo suficiente para dejar su dormitorio— um, Riuk y Dan. Leo. Oh, Ken también, y...

Lo detengo antes de que pueda nombrar cada individuo en nuestra lista.

— Entonces quieres decir a todo el equipo &digo secamente.

— Y sus novias, los que tienen —nos mira a Daniel y a mí—. Es genial, ¿verdad? No será toda la noche ni nada.

— Siempre y cuando traigan su propia botella, estoy bien —responde Daniel—. Y si Keun viene entonces será mejor que escondas el licor del gabinete.

— Podemos mover el licor en la habitación de JK —dice Yugyeom con un bufido—. Dios sabe que no va a beber ni una gota.

Daniel me mira con una sonrisa.

— Pobre bebé. ¿Cuándo vas a aprender a manejar el licor como un hombre?

— Oye, manejo bien la parte de beber. Es la mañana después, que me hace pasar —sonrío a mis compañeros de equipo—. Además, soy su capitán. Alguien tiene que mantenerse sobrio para mantenerlos a ustedes asnos dementes a raya.

— Gracias, mamá —Yugyeom hace una pausa, y luego niega con la cabeza—. En realidad no, tú eres la mamá —le dice a Daniel, sonriéndole a su delantal antes de volver hacia a mí—. Supongo que eso te hace el padre. Ustedes dos son extremadamente domésticos.

Ambos le levantamos el dedo.

— Aww, ¿mamá y papá están molestos conmigo? —da un jadeo ridículo—. ¿Van a divorciarse?

— Vete a la mierda —dice Dan, pero se está riendo.

El microondas suena y Daniel saca el pollo descongelado, luego procede a cocinar la cena mientras yo hago mi tarea en el mostrador. Y condenado sea todo el asunto si esto no es doméstico como la mierda.

La Cita [KOOkMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora