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>> Jeon Jeongguk <<

— ¡No puedo creer que él hizo eso! —YoonGi suena livido de su lado de la cabina, con los ojos ardiendo mientras mira a JiMin.

Mi novio lleva esa expresión de estoy-tratando-muy-duro-de-no-mostrar-cuan-furioso-estoy-ahora, pero puedo sentir las emociones volátiles irradiando desde su cuerpo. Él alisa la parte inferior de su delantal.

— ¿En serio? Porque puedo creerlo totalmente —responde JiMin—. Apuesto a que este era su plan desde el principio. Volverme loco durante dos meses y luego joderme justo antes de la presentación.

— Maldito Mark —Seongwoo, el amigo de JiMin, murmura desde su asiento a lado de YoonGi—. Alguien tiene que darle a ese niño una buena patada en el culo —Seo mira a Yugyeom y a mí—. ¿No puede uno de ustedes  hacerlo? ¿Joderlo un poco?

— Con mucho gusto —dice Yugyeom alegremente—. ¿Cuál es su dirección?

Yo golpeo a mi amigo en el costado.

— No vamos a golpear a nadie, idiota. No ha menos que tú quieras hacer frente a la ira, y una suspensión del entrenador —me volteo hacia JiMin con una mirada triste—. No te preocupes yo lo estoy golpeando en mi cabeza, bebé. Eso cuenta, ¿no?

Se ríe.

— Claro, lo permitiré —mete su cuaderno de órdenes en el bolsillo de su delantal—. Vuelvo en seguida.

Cuando JiMin se dirige al mostrador, admiro su culo durante mucho tiempo que me gano tres risitas fuertes de mis compañeros. Y no me hagan hablar sobre cuán extraño es estar compartiendo una cabina con mi mejor amigo y con los mejores amigos de JiMin.

Yo estaba seguro de que los amigos artísticos de JiMin serían todos condescendientes y frígidos alrededor mío, sobre todo después de que él me dijo lo que ellos piensan acerca de la multitud de deportistas en Briar, pero creo que con mi encanto natural se los ha ganado. YoonGi y Seo ya me tratan como si hubiéramos sido amigos durante años. Yerin, quien descubrió su pasión por el hockey durante el partido con Harvard, ahora me escribe cada dos días  para hacerme preguntas sobre el hockey. Y mientras ese tipo Jisung sigue siendo un poco sarcástico cada vez que lo veo, su novia EunHa es muy genial, así que estoy dispuesto a darle un poco más de posibilidades de no ser un idiota.

— Esta enojado —comenta Yugyeom mientras observa a JiMin hablar con el cocinero detrás del mostrador de recogida.

— Él debe de estarlo —responde Seo—. En serio, ¿qué tipo de imbécilardoegoísta* bota a su compañero de dúo justo antes de un show?

Yugyeom suelta unas risas.

— ¿Imbécilardo? Usaré esa frase por completo.

— Él va a estar bien —dice YoonGi con confianza—. Los originales de JiMin son impresionantes. Él no necesita a Mark.

— Nadie necesita a Mark —esta de acuerdo Seo—. Él es como el equivalente humano de la sífilis.

Mientras todo el mundo se ríe, yo los desconecto y pongo mi atención en JiMin. No puedo dejar de recordar la primera vez que vine a Kim's, con el único propósito de persuadir a JiMin de darme clases. Fue hace sólo un poco más de un mes, pero siento como que lo he conocido desde siempre.

No sé lo que yo estaba pensando al tomar toda esa posición anti-novios. Porque ¿tener un novio? Jodidamente funciona. Llego a tener sexo cuando quiera sin tener que trabajar por ello. Tengo a alguien para descargarme después de un día de mierda o una pérdida devastadora sobre el hielo. Puedo hacer los peores chistes en el planeta y es probable de que JiMin se ría de ellos.

Ah, y me encanta estar con él, puro y simple.

JiMin regresa a nuestra cabina llevando nuestros pedidos de bebidas. O más bien, los pedidos de YoonGi y Seo. Yugyeom y yo pedimos refrescos, pero lo que conseguimos fue agua.

— ¿Dónde está mi Dr. Pepper, Parkie? —se queja Yugyeom.

Él lo mira con una mirada severa.

— ¿Sabes cuanta azúcar hay en un refresco?

— ¿Una cantidad perfectamente aceptable y por lo tanto debo beberla? —informa Yugyeom.

— Error. La respuesta es malditamente demasiada. Jugarás contra Michigan en una hora, no puedes ingerir todo ese salto de azúcar antes de un partido. Conseguirás un impulso de energía durante cinco minutos y luego te estrellaras a mitad del primer periodo.

Yugyeom suspira.

— Jeongguk, ¿por qué tu chico es ahora nuestro nutricionista?

Levanto mi vaso de agua y tomo un trago de derrota.

— ¿Tú quieres discutir con él?

Yugyeom mira a JiMin, cuya expresión transmite claramente: tú tomaras un refresco por encima de mí cadáver.
Entonces él me mira de nuevo.

— No —dice con tristeza.

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Imbécilardo: Imbécil y bastardo

La Cita [KOOkMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora