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NARRA JADE

- Y bueno... ¿Qué ha sido de tu vida? - pregunté apoyando mis codos en la mesa.

Ya habíamos ordenado nuestra comida, solo nos quedaba esperar a que llegara.
Leigh Anne me dijo que este era un buen lugar para almorzar, ya que te atendían rápido y eran muy amables.

- Pues... al salir del instituto me mudé con mi madre a España - comenzó a contar - Allá encontré una buena universidad, aunque seguía sin saber que quería estudiar.

- Creí que estudiarías diseño de modas, siempre decías que amabas la ropa y esas cosas - dije recordando todas las veces que Leigh me dio uno de sus consejos de moda.

- Consideré esa opción, pero luego me di cuenta de que no era lo que quería para mi futuro. Yo solo quería ayudar al resto, no importaba en que sentido - explicó - Así fue como encontré la psicología, y bueno aquí estoy.

- Eso es genial - dije con una sonrisa.

Justo en ese momento llegó nuestra comida, el mesero acomodó todo y luego empezamos a comer.

- ¿Y que hay de ti? - dijo antes de llevarse un pedazo de pollo a la boca.

- Como ya sabes, me fui a vivir a Miami. Estudié psicología allá y me gradué. Luego empecé a trabajar en un hospital, era una de las mejores psicólogas en el lugar, por eso me transfirieron a una clínica, pensaron que sería mejor para mi - expliqué para luego beber un poco de mi agua.

- Eso es genial - me miró con una media sonrisa - Miami debe ser un lugar hermoso para vivir - dijo recalcando la última palabra.

- Lo es - respondí removiéndome incómoda en el asiento.

Me sentía avergonzada, pues nunca le dije a Leigh que me mudaría a Miami. Según ella, y todos mis amigos, yo solo iría de vacaciones, pero mi vida dio un giro inesperado y terminé viviendo ocho años en ese lugar.

- Hubiera sido lindo haberme enterado por ti y no por tu madre - murmuró.

- Leigh, yo... - me sentía muy egoísta en ese momento y no sabía que decir exactamente - Lamento no haberte avisado. Fue algo imprevisto. Además... - suspiré - Quería alejarme de todo y de todos.

El ambiente se volvió tenso. Quería decirle un montón de cosas, disculparme, decirle las razones que tenía para hacerlo, pero si me excusaba sería peor.

- Enserio me arrepiento de haber perdido el contacto contigo y con Jesy, y fui muy egoísta al irme sin dar explicaciones - dije mirándola fijamente a los ojos, ella bajó la mirada, se veía algo dolida y lo entendía - Lo lamento Leigh.

- Esta bien - me miró y me sonrió - Tu madre me dijo lo que estaba pasando, y entiendo por qué lo hiciste.

- ¿Estamos bien? - pregunté.

- Estamos bien - asintió con la cabeza.

Seguimos hablando. Me contó cosas de su vida, de como lo había pasado en España y los novios que tuvo allá. Yo también le conté mis cosas, y gracias a Dios no sacó el tema de Perrie. Seguíamos conversando hasta que se nos hizo un poco tarde y tuvimos que salir corriendo hacia la clínica.

NARRA PERRIE

Me encontraba tirada en la cama de mi habitación. Era Domingo y tenía el día libre. Tenía el ordenador en mi regazo y el teléfono en mi mano derecha.

Decidí hacerle caso a Jesy y buscar un psicólogo. El problema es que no sabía a qué clínicas llamar exactamente, lo cual me empezó a estresar.

Opté por llamar a mi mejor amiga y así pedirle ayuda.

- ¿Hola? - escuché su voz ronca a través de la línea, de seguro acababa de despertar.

- Hola Jesy - saludé - Necesito tu ayuda.

- ¿Qué ocurre? ¿Te encuentras bien? - preguntó alarmada, y estoy casi segura de que en ese momento saltó de la cama.

- Estoy bien, tranquila... Solo quería saber si sabes donde puedo encontrar un buen psicólogo - me expliqué.

- Con que al fin admitiste que tenía razón - pude sentir su risa arrogante.

- Si, si, tenías razón- rodeé los ojos - pero no te creas ¿eh? - soltó una sonora carcajada que por poco me deja sorda - ¿Sabes de algún lugar?

- ¿Ya intentaste con la clínica de salud mental qué hay en Londres? - preguntó cómo si fuera lo más obvio del mundo.

- ¡¿Como no se me ocurrió antes?! - golpeé mi frente con mi mano desocupada - Gracias Jesy, eres un amor.

- Si si, lo sé soy genial. Pero si me disculpas tengo que seguir durmiendo - solté una carcajada - Adiós.

- Adiós - me despedí y colgó la llamada.

Busque el número telefónico por internet y marqué.

Biip Biip Biip

- Clínica de salud mental de Londres ¿en que puedo ayudarle? - escuche la voz de una mujer a través de la línea.

- Buen día. Queria saber si tienen un psicólogo para adultos disponible - empecé a morder mi labio inferior, estaba algo nerviosa.

- Por supuesto, en este momento solo tenemos a una psicóloga disponible - dijo amablemente.

- Eso es genial ¿Puede reservarme una cita con ella? - pregunté caminando de un lado a otro por mi habitación.

- Claro, déjeme ver su agenda - paró de hablar y pude escuchar el sonido de sus dedos presionar contra las teclas de un ordenador - ¿El Jueves de esta semana a las 16:00 hrs estaría bien?

- Perfecto - respondí con una sonrisa triunfal.

- Ok. Necesito su nombre completo para anotarla en la agenda - dijo.

- Claro, mi nombre es Perrie Louise Edwards - respondí mientras me sentaba al borde de mi cama.

- Bien señorita Edwards. Tiene que estar aquí el Jueves a las 15:30 para hacer el papeleo habitual - me explicó.

- Ahí estaré... Muchas gracias, adiós - me despedí.

- Adiós y buen domingo - se despidió ella para luego terminar la llamada.

Noté que no me dijeron el nombre de la psicóloga, pero supuse que me lo dirían el Jueves.

Luego de eso llamé a Jesy para avisarle y seguí disfrutando de mi día libre.

Love me baby, please IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora