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maratón 3/3

NARRA JADE

Estaba a punto de terminar mi plato de comida y sabía que era hora de darle el regalo a Perrie. Le pedí que fuera al living mientras yo iba a buscar algo a mi habitación.

Mis manos comenzaron a sudar, estaba nerviosa. Me dirigí a mi armario y saqué un objeto perfectamente envuelto en papel de regalo.

Salí de mi habitación y caminé en dirección al living. Cuando llegué, me encontré con la imagen más asombrosa que alguna vez pude presenciar.

Perrie se encontraba parada frente al gran ventanal que había ahí. La luz de la luna iluminaba su rostro de porcelana, lo que la hacía parecer una figura angelical. Podía ver sus ojos de perfil y juro que en ese momento eran de un azul demasiado profundo. Esta chica en definitiva es de otro mundo.

Luego de grabar esa imagen en mi mente, me acerqué lentamente por detrás. Con una mano rodee su cintura y apoyé mi mentón en su hombro.

- Te amo - susurré si razón alguna. Bueno si había una razón, y es que estoy completamente enamorada de esta mujer.

- También te amo - dijo ella en el mismo tono de voz que yo.

Se dió la vuelta para mirarme, le sonreí y ella me devolvió la sonrisa. Acercó su rostro al mío y dejó un pequeño beso en la comisura de mis labios. Luego miró hacia abajo, encontrándose con mi mano izquierda, la que sostenía su regalo.

- Feliz aniversario, amor - le dije antes de besarla con todo el amor que siento por ella.

Le tendí su regalo, ella lo tomó cuidadosamente y empezó a desenvolverlo. Luego de unos segundos ya tenía entre sus manos el lienzo que decidí darle. No era cualquier lienzo, era uno que tenía su rostro dibujado cuidadosamente en él.

- Antes de que digas algo, quiero contarte la historia de ese dibujo - la miré profundamente antes de empezar a hablar - Este lienzo lo hice para un proyecto de arte en nuestro último año de instituto. El maestro dijo que era un dibujo libre, simplemente tenía que tener un significado. Recuerdo que llegué a casa, tomé un pincel y sin darme cuenta comencé a dibujar tu rostro. Ese día me di cuenta de que estaba enamorada de ti. Todo lo que sentía y sigo sintiendo por ti, está ahí, en ese lienzo. Tal vez no en palabras pero ahí está. Y ese, en definitiva, ha sido mi mejor dibujo - miré fijamente esos hermosos ojos que me encantan cada día más - Pero no tuve el valor de entregárselo al maestro, más que nada porque quería conservarlo solo para mi, pero ahora... es tuyo.

Sin decir nada, Perrie dejó cuidadosamente el lienzo encima de la mesa de centro y se lanzó a mis brazos.

Comenzó a besarme con ternura mientras yo rodeaba su cintura con mis brazos.

- Es el mejor regalo, gracias - dijo ella haciendo que su aliento chocara contra mi boca - Te amo.

- Yo mucho más - dije.

Nos empezamos a besar de nuevo, pero esta vez el beso se empezó a intensificar. La ropa empezaba a estorbar, por lo que la empezamos a sacar hasta quedar solo en ropa interior. Nos dirigimos a mi habitación sin dejar de besarnos. Senté a Perrie en mi cama y me subí a su regazo. Ella comenzó a besar y morder mi cuello, haciendo que pequeños gemidos escaparan de mis labios.

Sin previo aviso la rubia desabrochó mi brazier y lo tiró a algún lado de la habitación. Tomó uno de mis pechos en su boca mientras que el otro era acariciado por su mano derecha.

Moví un poco mis caderas haciendo que nuestros sexos chocaran y que ambas soltaramos un gemido.

Es simplemente increíble lo que esta mujer me hace sentir con un simple roce. Con cada beso que me da, siento que me transporta a otra dimensión. Cada una de sus caricias hacen que mi mundo se sacuda por completo. Es algo inexplicable.

Esa noche nos entregamos mutuamente, como nunca antes lo habíamos hecho. Esa noche fue la mejor noche de mi vida.

NARRA PERRIE

Sentía como los rayos de sol impactaban contra mi rostro, fruncí el ceño tratando de abrir los ojos. Cuando lo logré, pude notar que no me encontraba en mi habitación, y recuerdos de la noche anterior llegaron a mi mente.

Voltee un poco la cabeza y pude ver que Jade me abrazaba fuertemente por la cintura, y que además estábamos completamente desnudas.

Recordé lo maravilloso que fue anoche, como hicimos el amor. Recordé el hermoso regalo que me obsequió, además de linda e inteligente, era talentosa. Recordé todo lo que me hizo sentir en una sola noche. Ya no había dudas, quería estar con ella hasta mi último suspiro.

Una sonrisa involuntaria salió de mis labios.

- Buenos días - su voz ronca hizo que saliera de mis pensamientos.

- Buenos días princesa - respondí acariciando su castaño cabello.

Sonrió con satisfacción y se acurrucó en mi pecho.

- Creo que iré a tomar una ducha - dijo ella alejándose para poder levantarse de la cama.

- Te acompaño - me levanté tras ella y la seguí hasta el cuarto de baño.

En definitiva fue la ducha más larga y satisfactoria que alguna vez tomé.

Love me baby, please IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora