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maratón 2/3

NARRA JADE

Después del increíble regalo que acababa de darme Perrie, me daba vergüenza darle el mío.

- Te daré mi regalo cuando estemos en mi departamento - dije rozando nuestros labios - Y si, te quedarás a dormir allí - dije seguido de una risita.

- Mmm, eso suena interesante - dijo en tono seductor. Empezó a dejar pequeños besos que viajaban desde mi mandíbula hasta mi cuello.

Sentía como mi piel se erizaba ante el contacto, y sabía que si no la detenía en ese momento terminariamos haciendo el amor en ese pequeño parque abandonado.

- Pez - la llamé - Por favor para - dije en tono suplicante.

- ¿Qué pasa si no lo hago? - preguntó sin parar lo que estaba haciendo. Sentí como succionaba mi cuello para después dejar pequeñas mordidas en él.

- Terminaremos haciéndolo acá mismo - dije tratando de controlar mi respiración.

- ¿No crees que sería interesante? - dejó de besar y morder mi cuello para luego mirarme con lujuria.

Justo en ese momento mi teléfono comenzó a sonar dejándome ver el nombre de Leigh Anne en la pantalla.

Hace un par de días le rogué a mi morena amiga que hiciera una cena para mi y para Perrie, ya que mis habilidades en la cocina son prácticamente nulas. Ella aceptó con la condición de que la invitara a almorzar la semana que viene.

El teléfono seguía sonando, así que contesté.

- ¿Que tal Leigh? - fue lo primero que dije, pero justo en ese momento Perrie me abrazó por la cintura y empezó de bajar sus manos hasta llegar a mi trasero.

- Ya está todo listo - dijo ella - Dejé la cena en el horno así que será mejor que te apures antes de que se enfríe todo - advirtió.

Sentí como Perrie empezaba a dejar besos húmedos en mi cuello, mientras seguía masajeando mi trasero.

Gran momento para provocarme, Edwards, pensé.

- M-muchas gr-gracias Leigh - dije con dificultad. Se me hacía muy difícil concentrarme con las caricias que mi novia me estaba proporcionando - Joder - murmuré cuando Perrie adelantó su pelvis haciendo que nuestros sexos se rozaran a través de la ropa - P-perrie - eso casi sonó como un gemido, y estaba rezando por que mi amiga no hubiese escuchado nada.

- Oh por Dios - al parecer mis plegarias  fueron en vano - ¡Jade Amelia Thirlwall Badwi! ¡más vale que no estés follando a Perrie en este momento! - me quedé en completo silencio, ya que mi querida novia empezó a acariciar mis pechos por encima de mi blusa de seda - ¡No puede ser! ¡que asco Amelia! - juro que en ese momento quería reír, pero estaba demasiado ocupada tratando de reprimir mis gemidos.

Sin más que decir, la chica del afro cortó la llamada. Supongo que tendríamos una larga charla el Lunes.

- Perrie Louise Edwards, que inoportuna - la reprendí mientras intentaba alejarme, obviamente ella no lo permitió.

- Por favor amor, sabes que te gusta - y con esas palabras bastó para caer rendida a sus pies.

Nos fuimos rápidamente a la parte trasera de su auto, y nos proporcionamos todo el placer que pudimos.

- No puedo creer que ma hayas convencido para hacerlo en el auto - le dije mientras me ponía mis bragas.

- Fue increíble - dijo ella mirándome con una gran sonrisa en el rostro.

Me acerqué lentamente a ella y deposité un pequeño beso en sus labios.

NARRA PERRIE

El camino hacia el edificio de Jade estuvo lleno de risas y música, todo parecía ser perfecto, y no podía pedir nada más en ese momento.

Al entrar a su departamento, todas las luces se encontraban apagadas. Lo único que iluminaba el lugar era un pequeño camino de velas.

- ¿Que es esto? - pregunté tratando de ocultar mi sonrisa.

- Parte de mi regalo - habló Jade detrás de mí. Me di vuelta para mirarla, puse mis manos en su cintura y la acerqué para darle un tierno beso.

- No tenias que hacerlo - dije sobre sus labios.

- Te mereces mucho más que esto - dijo ella con uma pequeña sonrisa en el rostro.

Sin poder evitarlo pegué su cuerpo aún más al mío y la volví a besar. Se separó lentamente de mi y tomo mi mano izquierda guiándome por el hermoso camino de velas.

Llegamos a la sala de estar, dónde había una pequeña mesa y dos sillas, una frente a la otra. Encima de la mesa había un mantel color vino y arriba de este habían dos copas.

- Siéntate, iré a buscar la cena - dijo Jade.

Depositó un pequeño beso en mi mejilla y salió rumbo a la cocina.

Obedecí su orden y me senté en una de las sillas. Minutos más tarde, Jade llegó con dos platos de lo que parecía ser lasaña. Quedé sorprendida pues, que yo sepa, mi novia no es muy buena en la cocina.

- ¿Lo hiciste tú? - pregunté sin ocultar la sorpresa en mi rostro.

- Obvio no, tontita - dijo ella con diversión - Le pedí a Leigh que lo hiciera, si no estaríamos en medio de un incendio ahora mismo - bromeó.

Solté una gran carcajada, pues era cierto.

Se sentó en la silla frente a mi y comenzamos a comer, no sin antes servirnos un poco de vino.

Love me baby, please IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora