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NARRA JADE

Al fin llegué al hospital de South Shields. Llamé a mi hermano para pregunarle en que piso estaba, pero antes de hacerlo me encontré con Margaret en la entrada del hospital.

- Margaret - me acerqué corriendo a ella - ¿Qué sucedió? ¿Mamá está bien? - pregunté totalmente nerviosa.

- Será mejor que entremos Jade, hace frío acá afuera - ignoró todas las preguntas que le hice, pero tenía razón, me estaba congelando ahí afuera.

Entramos en silencio, la seguí hasta al ascensor y decidí hablar.

- ¿Que sucedió? - pregunté nuevamente.

- Norma tuvo un derrame cerebral - al escuchar sus palabras un enorme nudo se formó en mi garganta.

- ¿Q-qué? - pregunté mientras un par de lágrimas bajaron por mi rostro.

- Por suerte llegamos a tiempo para que pudiera ser tratada. Tranquila, ella estará bien - acarició suavemente mi hombro mostrandome su apoyo.

- ¿Sabes por qué fue? - pregunté secando bruscamente las lágrimas de mis mejillas.

- El Doctor aún no nos ha dicho nada - dijo mirando hacia el piso - Solo espero que no sea algo grave.

Justo en ese momento las puertas del ascensor se abrieron. Salimos y comenzamos a caminar por el largo pasillo. A lo lejos pude distinguir a mi hermano, y sin dudarlo corrí a abrazarlo.

- Tranquila hermanita, ella estará bien - susurró acariciando lentamente mi espalda.

Me alejé un poco de él para poder mirarlo. Sus ojos estaban sumamente hinchados lo que indicaba que había estado llorando. Volví a abrazarlo con fuerza, dándonos apoyo mutuamente.

Miré atrás de él y me sorprendí al ver al pequeño Joe y a la pequeña Ava. Solté a mi hermano y me dirigí hacia donde estaban sentados mis pequeños sobrinos.

- ¡Tía Jade! - dijo Joe emocionado al verme. Corrió a abrazarme y yo gustosa lo tomé entre mis brazos. Cuando nos separamos, fui directo hacia donde estaba Ava sentada en su silla de bebé. Le di un pequeño beso en la frente haciendo que arrugara la nariz y empezara a reír.

Me senté a su lado y el pequeño Joe se sentó en mis piernas mirándome con una sonrisa.

- No estés triste tía Jade - acarició suavemente mi mejilla - La abuela Norma es la mujer más fuerte que conozco en el mundo, ella estará bien.

Sin poder evitarlo una pequeña lágrima bajó por mi mejilla. Lo acerqué más a mi y deposité un beso en la parte superior de su cabeza. Es increíble lo listo que puede ser este pequeñin.

- Tienes razón, ella es muy fuerte ¿no? - él asintió rápidamente aún con su cabeza apoyada en mi pecho.

- Si si, es como una super heroína - dijo emocionado - Ella es muy valiente, así que no te preocupes.

Lo volví a abrazar con fuerza. Minutos después llegaron James y Margaret a sentarse con nosotros. El pequeño Joe se quedó dormido en mis brazos, ya era bastante tarde. Yo, en cambio, no pegué el ojo en toda la noche.

NARRA PERRIE

- ¿Quienes son tus padres? - pregunté mientras la veía comer un poco de su ensalada.

- No lo sé, ellos murieron cuando yo era una bebé o eso es lo que me contaron - respondió ella encogiendose levemente de hombros.

- ¿Entonces con quién vivías? - pregunté intrigada. Soltó el tenedor con el que estaba comiendo y me miró con algo que no pude descifrar en el momento.

- Vengo de un hogar para niños - murmuró mirando su plato de comida - No me gusta ese lugar.

- ¿Por qué no te gusta? - volví a preguntar.

- Porque ahí son malos, muy malos - dijo ella sin apartar la vista de su plato.

- ¿De quién estabas escapando? ¿Quién te hizo daño? - quería que me mirara a los ojos por lo que estiré un poco mi brazo para alcanzar su rostro.

La tomé de su barbilla e hice que me mirara. Pude ver la tristeza y desesperación que reflejaban sus ojos.
Verla así provocó que sintiera un nudo en mi estómago.

- H-hay una señora que a veces me golpeaba y-y me obligaba a hacer cosas que yo no quería - dijo ella mientras sus ojos se cristalizaban.

- ¿Cuál es su nombre? - pregunté acariciando levemente su mejilla.

- Todos le decían señorita Miller - dijo con la voz temblorosa. Sacó su rostro de mis manos y volvió a mirar el plato frente a ella.

Me levanté de mi silla y me puse a un lado de la suya. La volteé un poco y sin dudarlo la tomé entre mis brazos. Brooke de inmediato se aferró a mi cuerpo y empezó a sollozar.

- Prometo que jamás te volverán a hacer daño, ni ella, ni nadie en este mundo - aseguré mientras sentía mis ojos empañarse.

- ¿Tú me vas a proteger? - sacó su cabeza del hueco de mi cuello y me miró con sus ojos llenos de lágrimas.

- Claro que si pequeña - le aseguré limpiando sus mejillas con mi dedo pulgar.

- Muchas gracias - murmuró tímidamente y me volvió a abrazar.

Está niña no merece pasar por todo eso. Nadie lo merece. Sentía una mezcla de tristeza e impotencia. Quiero que la tal 'señorita Miller' pague por todo lo que le hizo pasar a esta pequeña inocente. Me sentía destrozada pues de alguna forma me dolía ver llorar a la pequeña de ojos verdes.

Luego de un rato pude sentir la respiración tranquila de Brooke sobre mi hombro, lo que significaba que se había quedado dormida. Caminé por el pasillo y me metí a la habitación de huéspedes. La acosté cuidadosamente sobre la cama y la cubrí con una manta. Acaricié un poco su cabello para luego depositar un pequeño beso en su frente. Salí de esa habitación y me dirigí a la mía.

A penas entré a mi habitación me tiré rendida en mi cama. Luego recordé que aún seguía con mi ropa del trabajo, por lo que tomé una ducha y me puse mi pijama.

Me recosté nuevamente en mi cama y me quedé mirando el techo. Recordé toda la mierda que había pasado en el día. Me di cuenta de que nunca dejé a Jade explicarme lo que sucedió con Emily, y me empecé a sentir culpable.

Tal vez todo fue un mal entendido y yo lo único que hice fue gritarle e ignorarla.

Ya está decidido, mañana iré temprano a su departamento para hablar me dije a mi misma.

Luego recordé a la pequeña Brooke y una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro. Esa niña necesita amor y que la protejan, y estoy dispuesta a hacer lo que sea para brinarle todo eso.

Mis ojos se empezaron a cerrar lentamente hasta que me quedé profundamente dormida.

Luego de un rato unos gritos me hicieron despertar de inmediato.

Corrí hacia la habitación en dónde estaba Brooke, al entrar me encontré a la pequeña niña moviéndose de un lado a otro en la cama. Estaba sudando y tenía el ceño fruncido, de inmediato capté lo que sucedía. Estaba teniendo pesadillas.

Me acerqué a ella y empecé a acariciar su cabeza. Casi al instante la pequeña abrió sus ojos, me miró con temor y se alejó de mi.

- Tranquila, soy Perrie - dije suavemente - Solo fue una pesadilla.

Noté como se empezó a relajar, se acercó de nuevo a mi y me abrazó con fuerza. De inmediato la rodee con mis brazos y la acerqué aún más a mi.

- No dejes que me encuentre, por favor - pedía la pequeña entre sollozos.

- Shh, estás a salvo conmigo - dije mientras acariciaba lentamente su espalda - No volverás a sufrir, te lo aseguro.

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SORPRESA!!

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