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NARRA PERRIE

Cuando volteamos a ver hacia la ventana, nos encontramos con una mujer que no paraba de ver a nuestra hija. Tenía una sonrisa macabra que erizó mi piel por completo. Se notaba que era bastante mayor, pues tenía mechones blancos en el cabello y algunas arrugas en el rostro.

- J-jade - murmuré tratando de controlar el miedo que sentía en ese preciso momento.

- ¿Quién es esa mujer? - susurró cautelosamente sin dejar de mirar hacia el ventanal.

De pronto, la mujer apartó la vista de nuestra hija y nos miró a ambas. Levantó su mano derecha y pudimos ver el objeto que había en ella. Era un maldito cinturón.

- Perrie, necesito que tomes a Brooke y que ambas bajen al sótano - habló mi esposa en un susurro apenas audible - Yo iré a nuestra habitación a buscar mi teléfono para llamar a la policia.

- No dejaré que vayas sola - sentencié en voz baja.

No apartabamos la vista de la mujer y tratábamos de no mover tanto nuestros labios para que no se diera cuenta de que estabamos ideando un plan.

- Perrie, por favor, necesito que estén a salvo - seguía hablando en susurros - Iré rápido por mi teléfono y bajaré al sótano con ustedes.

- Por favor ten cuidado - susurré tratando de calmar mis nervios.

- Lo tendré - susurró de vuelta - A la cuenta de tres, tomas a Brooke y corres al sótano ¿ok?

Asentí disimuladamente con mi cabeza aunque sabía que no me estaba mirando.

- Uno... - di un paso hacia Brooke - Dos...- puse una mano en su espalda - Tres.

De inmediato tomé a mi hija en brazos, a pesar de que aún no reaccionaba, y corrí hacia el sótano. Abrí la puerta y rápidamente la cerré a mis espaldas. Tenía la intención de ponerle seguro pero Jade no podría entrar después, así que la dejé así. Bajé las escaleras con cuidado de no tropezar y me dirigí al rincón mas alejado de la puerta del sótano.

Deposité a la pequeña en el piso y agarré su rostro entre mis manos temblorosas. Ella tenía la mirada perdida y estaba temblando, seguía sin reaccionar, esto hizo que mi corazón se encogiera. Me dolía ver a mi pequeña hija en ese estado.

Sin darme cuenta, las lágrimas bajaban lentamente por mis mejillas. Tenía que ser fuerte para Brooke, pero estaba aterrada. Tenía miedo de que esa mujer alcanzara a Jade y le hiciera algo malo, temía por el estado en el que se encontraba mi pequeña. No quería perderlas.

NARRA JADE

En cuanto Perrie se fue con nuestra hija salí corriendo hacia nuestra habitación, que estaba dos habitaciones más allá de la de Brooke. Al llegar, fui directo a mi velador. Prendí la pequeña lámpara y empecé a remover algunas cosas buscando mi celular, no estaba ahí.

Me giré para ir al velador de Perrie y buscar ahí, cuando lo hice casi me desmayo del susto. La mujer ahora estaba al otro lado del ventanal de nuestra habitación. Aún tenía el cinturón, pero la sonrisa se había ido de su rostro, ahora parecía molesta e impaciente.

Lentamente me dirigí al baño de nuestra habitación, pues recordé que al hacerme la prueba de embarazo llevé mi celular conmigo. Por suerte lo encontré. De inmediato salí corriendo de ahí. La mujer ya no estaba en el ventanal y no sabía si eso era algo bueno. No le di importancia y corrí hacia el sótano, rezando porque la puerta de este no estuviera con seguro.

Estaba a punto de girar la manija cuando siento que alguien me tira bruscamente el cabello y me tira al piso. Levanto la vista y ahí la veo, es la mujer que antes estaba fuera. De cerca es aún mas aterradora.

Me levanto del piso y me acerco a ella para atacarla. Le doy un fuerte golpe en la nariz que la hace tambalear un poco. Me mira furiosa y me devuelve el golpe, pero en el pómulo. Casi al instante me toma de los hombros y me tira al piso. Se sube encima de mi y empieza a reír a carcajadas, está completamente loca. Con su mano derecha sacó el cinturon que tenía anteriormente, alzó la mano y a los segundos sentí un fuerte ardor en mi brazo izquierdo. Sentía que estaban desgarrando mi piel y, sin poder evitarlo, un sollozo salió de mis labios. Estaba desesperada y no sabía como defenderme, tampoco sabía si lograría proteger a mi esposa e hija.

Tenía la vista borrosa por las lágrimas pero aún asi pude ver como la mujer volvió a alzar la mano con el cinturón. Cerré los ojos con fuerza y esperé el golpe, pero este nunca llegó.

Extrañada, abrí los ojos lentamente, vi a Perrie con una sartén en las manos y a la mujer mayor tirada a un lado. Al verme ahí tirada soltó la sartén y se puso de cuclillas junto a mi.

- Jade ¿estás bien? - preguntó con los ojos llenos de lágrimas. Tomo mi rostro entre sus manos y me empezó a examinar. Sus ojos de abrieron al ver el golpe en mi pómulo - Dios, mira lo que te hizo - acarició suavemente la zona de la herida.

- No es nada, estoy bien - le sonreí débilmente, pero esa sonrisa se borró al recordar algo - ¿Dónde está Brooke? ¿Se encuentra bien? ¿Logró reaccionar? - pregunté desesperada.

- Ella sigue en el sótano - dijo mientras me ayudaba a ponerme de pie - Y no, aún no reacciona, no entiendo que le pasa - su llanto se hizo más fuerte y pude notar como su pecho subía y bajaba con más rapidez.

- Shh, tranquila Pez - tomé su rostro y acaricié sus mejillas - Respira.

Me miró angustiada y negó con la cabeza. No estaba respirando bien, no podía hacerlo. Estaba teniendo un ataque de pánico, hace años no tenía uno.

Tomé sus manos temblorosas e hice que me mirara fijamente. Empecé a inhalar y exhalar lentamente para que ella copiara mi acción. Puse una mano en su pecho y empecé a acariciar suavemente.

- Eso es, inhala y exhala - luego de unos segundos noté como sus manos dejaron de temblar y su respiración empezaba a controlarse.

Me abrazó con fuerza y empezó a sollozar en mi hombro. Acaricié su cabello lentamente y besé la parte superior de su cabeza. Luego de dos minutos dejó de llorar.

- ¿Te sientes mejor? - pregunté limpiando las lágrimas que yacían en sus mejillas rosadas.

- Hace tiempo no tenía uno - murmuró mirando el piso - Pero si, me siento mejor.

Deposité un beso en su frente y tomé sus manos entre las mías.

- Creo que será mejor que vayamos por Brooke ahora y llamemos a la policia, no sabemos cuando despertará - dije apuntando a la mujer tirada en el piso.

Ella solo asintió con la cabeza y caminó hacia el sótano. La seguí y bajamos las escaleras en silencio.

Al llegar abajo, nos encontramos con una escena que nos rompió el corazón.
Nuestra pequeña hija estaba sentada en el piso con las piernas flexionadas y su cabeza entre estas. Se movía hacia atrás y adelante mientras sollozaba en silencio.

Nos acercamos con cautela y nos pusimos de cuclillas frente a ella. Levantó la vista rápidamente y al principio nos miró con temor, pero al notar que éramos nosotras se lanzó a nuestros brazos.

Luego de que Brooke se calmara, tomé mi celular que estaba guardado en mi bolsillo y llamé a la policia. Les expliqué lo mejor que pude la situación y a los quince minutos ya estaban en nuestra casa levantando a la mujer que seguía inconsciente en el piso. Se la llevaron y prometieron enviarnos información acerca de ella.

Esa noche dormimos las tres abrazadas en el sofá.


Love me baby, please IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora