Victoria, la caótica

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El invierno estaba llegando a su fin tal como mi embarazo y mi tolerancia, sabía que las cosas no iban a mejorar una vez Victoria estuviera con nosotros y aunque tenía la opción de hacerme con un escuadrón de niñeras para ayudarme con la crianza de mi hija, realmente no estaba tan segura de querer relegar dicha tarea, sentía que si lo hacía iba a perderme de la experiencia maternal, algo que quería vivir a pesar de lo duro que fuese mantener mis perfiles de madre, esposa, mujer y Emperatriz en armonía y constante trabajo.

La tarde del catorce de Marzo me la pasé leyendo y comiendo galletas con chispas de chocolate blanco, la ginecóloga había recomendado suspender mis labores hasta después de que Victoria cumpliese un mes de nacida y el hecho de aplazar el inicio de mi "licencia por embarazo" lo más que pude, osea, hasta iniciar la semana de la fecha estimada para mi parto, me hizo acreedora de múltiples halagos por ser una "mujer dedicada a su trabajo y su Imperio", lo cual dejó de ser lindo cuando empezaron a compararme con cierta congresista de mi país que se tomó quinientos días de ausencia laboral, supuestamente amparados por la misma razón. Obviamente, quien salía mal parada en dicha evaluación era la congresista en cuestión, pero aún así no dejaba de ser un hecho desagradable.

Se rompió el silencio de la biblioteca cuando Dominik entró de repente, sin ser anunciado o haber pedido una cita previa, estaba acostumbrada a ese tipo de entradas, cuando era más pequeño siempre irrumpía en mi cuarto sin preguntar y muchas veces peleamos porque destrozaba mis paletas de sombras o esparcía mi polvo compacto como si fuera gratis.

—Carajo Dominik. —Farfullé muy molesta, me giré a verlo con el ceño fruncido y vi que traía consigo un sobre bastante grueso—. ¿Qué es eso?

—Es la carta de Harvard, hermana. —Dijo muy ilusionado, acercándome el paquete y sentándose a mi lado.

Sabía que tenía intenciones de entrar, posibilidades le sobraban y muchas más desde que se convirtió en un Príncipe, pero no tenía idea de que había aplicado al examen, mucho menos que la carta había llegado hacía poco menos de un par de meses.

—¿Por qué no me la mostraste en cuanto llegó? —Busqué el documento entre la merch propagandística y al encontrarlo le hice una seña a mi hermano para que cerrara la boca—. My congratulations, Your Highness. President Fitzgerald greets you and enthusiastically informs you that your application to enter the prestigious Harvard University has been fully evaluated and approved, consider yourself part of the School of Engineering and Applied Sciences. We hope to have your presence for the next semester that will begin in September of this year. My best wishes to His Highness and the entire Imperial Family, George Fitzgerald.

—Es que no sabía si te iba a gustar la idea de que me vaya a estudiar tan lejos, y tampoco tenía idea de si... ibas a aceptar ayudarme con las cuotas de la universidad, porque Harvard es muy buena, pero muy cara, y dudo mucho que siendo un Príncipe me vayan a dar alguna clase de beca. —Bromeó. Abrió la mochila que trajo consigo y sacó de ahí una sudadera borgoña con el nombre y escudo de la universidad, la ofreció a su hermana con una sonrisa llena de nobleza e indecisión—. Entonces, ¿qué dices?, ¿me ayudas?

Marina dejó el documento a un lado y se quedó observando a Dominik por un largo rato, el silencio y la incertidumbre consumían la moral del chico, temía que su hermana lo obligase a quedarse en México y a asistir a la UNAM, como hacía Miranda y como planeaba hacer Carlos. Sin embargo, la Emperatriz se perdió en el recuerdo de cuando su madre le contó que iba a tener un hermanito, y luego, en la visión del pequeño bebé con la cara llena de venas y los ojos inflamados, en lo asqueroso que le parecía y en lo similar que era a ET, y finalmente, en ese niño tan escandaloso y envidioso que no soportaba verla comiendo algo si él no tenía lo mismo. El tiempo era cruel y mucho más veloz que cualquier otra cosa, frente a ella ya no se encontraba ningún mocoso, sino, la imagen de un príncipe que buscaba en su hermana a una mecenas y estaba dispuesto a cumplir sus sueños.

Imperio. [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora