A la mañana siguiente el Sol se levantó, pero la pareja no. El ejercicio físico de la noche anterior los dejó tan agotados que no podían mover ni un músculo, pero se vieron obligados a moverse cuando el teléfono del CEO sonó con insistencia.
―¿Quién es a estas horas...? ―Mean se desperezaba poco a poco mientras se estiraba para alcanzar el teléfono―. ¿Sí?
Su cara cambió en cuestión de segundos.
―Mean, ¿qué pasa? ―se interesó el menor.
―Era mi hermana... ―respondió mientras se vestía a toda prisa―. Tenemos que irnos.
Sin entender qué estaba pasando, Plan siguió la estela de su amante, vistiéndose y aseándose como pudo antes de recoger las pocas pertenencias que se encontraban esparcidas por la habitación.
Durante el viaje en coche el CEO se encargó de marcar alguna que otra pauta, además de pedirle a Plan que mantuviese la discreción sobre su relación, por lo que solo lo presentaría como su becario. El otro, aunque algo dolido, entendió la situación y decidió dejarlo pasar por el momento.
Una vez en el lugar en el que había quedado con su hermana, esta ya se encontraba ahí, aparentemente nerviosa.
―¡Mean! ―la joven se acercó corriendo.
―¡¿Qué es eso tan urgente?!
Mean estaba visiblemente tenso.
―No sé qué vino escoger...
La expresión del CEO cambió de preocupación a cansancio.
Su hermana, Star, llevaba prometida ya poco más de un año y apenas quedaban tres meses para la ceremonia, por lo que la joven estaba de los nervios.
En contra de su voluntad, Mean y su becario fueron arrastrados a una modesta bodega situada en un rincón de un enorme centro comercial cercano.
De aquí para allá, cata tras cata, Plan se sentía cada vez más fuera de lugar. No bebía, por lo que no entendía de vinos, y la presencia de aquella chica lo obligaba a comportarse de forma muy diferente, muy fría. Aun con tanto esfuerzo, se percató de que la chica le echaba de vez en cuando miradas insistentes, pero rezó para que solo fuesen imaginaciones suyas.
Con la idea en mente de que no le echarían mucho de menos, el menor se fue de aventura en busca de un baño, pero al no encontrarse ninguno en el establecimiento, decidió buscar más allá. Tanto buscó, que se acabó perdiendo, pero la vergüenza le impedía preguntar por el camino de vuelta, dejando ganar a su orgullo.
―También podría llamar a Mean... ―murmuró.
Ojalá.
―Tiene que ser una broma...
Debido al trajín del día anterior al joven se le olvidó poner a cargar el móvil, ergo no contaba con batería suficiente, por no decir nada.
―Oye... ¿has visto a Plan por algún lado? ―Mean se percató de su ausencia al cabo de una media hora.
―No... Se habrá aburrido y estará dando una vuelta por ahí.
―Hay que encontrarle...
Los nervios empezaron a aflorar en Mean, quien comenzó a llamarle frenéticamente, resoplando cada vez que saltaba el buzón de voz.
―Mean, es mayorcito. Seguro que sabe cuidarse solo ―argumentó su hermana―. Además, ¿qué más da? Es solo tu becario.
―Lo que quiera que sea ahora no es importante. Hay que encontrarle.
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La historia del MeanPlan que no te quisieron contar
RomansaSINOPSIS: Uno de los más guapos y jóvenes CEOs de Tailandia (Mean Phiravich) decide que es la hora de contratar a un secretario. Plan Rathavit es un alumno en prácticas que busca trabajo. Lo que no se imagina es el trabajo extra que le espera co...