¿amigas porristas?

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Abro los ojos cuando escucho el ruido de pájaros del despertador, ésta vez me lo puse a hora, a las siete y media, entro a las ocho y media y eso me da una hora para bañarme, cambiarme y armar la mochila, aunque no sé qué mierda llevar. Me levanto con un súper sueño y me arrastro hasta el baño, abro la ducha y me baño con la lluvia artificial, realmente es muy relajante. Me pongo lo mismo que me puse ayer ya que no lo sé mucho tiempo. Agarro la mochila y me quedo pensativa ¿qué diablos llevo? Bueno, a ver… una cartuchera, un cuadernillo y… ¡nada más!, luego preguntaré qué libros usan y me los tendré que comprar. Salgo de mi pieza viendo el twitter y… ¡un nuevo seguidor! Y ¿quién puede ser? Ah sí claro, Ash Hunderson. Veo su perfil, tiene más de diez mil seguidores, bueno es obvio que es conocido, es el hijo de uno de los mejores modistas de ropa del mundo. Yo también tengo unos diez mil seguidores también y eso es porque mi papá es un gran modista también.
-¿Vamos?- me dice mi papá con el traje puesto.
-Vamos- le digo.
Me subí al Audi de mi papá y él comenzó a manejar. Paramos enfrente de un gran instituto, me bajo y saludo a mi papá. Comienzo a subir las escaleras del instituto. Un grupo de chicas que pasó a mi lado me mira de reojo, luego están los típicos chicos de fútbol americano que te analizan sin ser disimulados obvio y por último están los que son comunes y solo te miran para ver si podrías llegar a ser su amiga. De tantas veces que me mudé de país y de escuela ya me sé cómo funciona todo. El jugador de fútbol americano sale con la porrista presumida y luego están los comunes que son abusados por los deportistas. Es tan obvio. Doblo un pasillo a la derecha y entro en la administración.
-Buenos días- me saluda una señora mayor.
-Hola, yo soy Julia Colins, soy nueva- la señora no necesitó más explicación, tecleó unas cosas en la computadora y me dio una pequeña llave y una lista- ya puedes irte, procura no llegar tarde a clases.
-Gracias- le digo.
En eso toca el timbre, en la lista también están los horarios así que la primera clase es en el salón 20, está cerca, queda unos cinco salones a la izquierda. El pasillo está repleto de personas así que no me apuro en llegar al salón. Me voy fijando los números; 17, 19, 21. Me detengo, me pasé, en eso giro la cabeza y estoy justo al lado del bendito salón 20. Entro al salón y todas las miradas se posan en mí, una chica rubia se da vuelta de su grupo de amigas y me levanta la mano. Voy con ellas.
-¡Hola!- me dice la rubia entusiasmada.
-¡Hola!- le digo.
-Soy Ashley, ella es Jannet- señala a una chica de pelo negro- y ella es Beatrice- y señala  a una pelirroja.
-Hola chicas soy Julia- les digo mientras me siento en un banco al lado de ellas.
-¿Julia cuánto?
-Julia Colins- las tres se miran entre sí- sí chicas ya sé, la hija de Bill Colins, ahórrense sus gritos.- las tres se rieron.
-Está bien- dice Jannet- nos acostumbraremos.
El profesor entra a la clase y comienza matemáticas, algo que es súper aburrido. Hablé con las chicas mientras hacíamos los ejercicios. Me enteré que ellas tres son porristas, nunca en mi vida pensé en relacionarme con gente que sea porrista. Son muy simpáticas conmigo así que no veo el por qué no juntarme con ellas. Los ejercicios de matemática están realmente difíciles pero finalmente logro terminar todos, creo que están bien.
-Ey Ashley- le digo y la rubia levanta la cabeza- ¿ya terminaste?- ella se echa a reír.
-¿Qué acaso no lo sabes?- me pregunta Beatrice.
-¿Saber qué?- le digo.
-Nunca hacemos nada en clase- dice Jannet.
-Literal nada- agrega Ashley.
-¿Y no reprueban?
-Julia querida- dice Ashley- la palabra reprobar o sus derivados no existen en ésta escuela.
-Sí- comenta Jannet- digamos que los profesores nos aprueban con lo justo y así ellos no tienen que venir en las vacaciones y nosotros tampoco.
-¡Y todos felices!- fice Beatrice.
-Me está agradando ésta escuela- le digo a las chicas.
-Ni que lo digas- dice Ashley.
Suena el timbre, es hora del receso. Las tres chicas se paran y yo las sigo a la par. Noto las miradas de varios sobre mí. Tal vez la escuela ya sabe de quién soy hija.
Llegamos a la cantina, el lugar donde se definen cómo están armados los grupos. A ver, por un lado están los normales, por otro lado el grupo de las porristas, por otro lado el grupo de los jugadores de fútbol americano y por otro lado una mesa que se combinan jugadores y porristas. Las chicas se dirigen exactamente a ésta última mesa. Llegamos, hay cuatro chicos sentados, todos musculosos y al pasar la mirada por todos ellos noto a alguien, esos ojos azules… Ash. Me mira con una sonrisa y yo le sonrío.
-¿Se conocen?- pregunta un chico castaño que está al lado de Ash.
-Algo así Thom- le dice Ash- nuestros padres trabajan juntos.
-Ah- dice Thom- tu nombre es…
-Julia- le contesto- ¿el tuyo es Thomas no?
-No querida, solo Thom- dice éste.
-¿Se van a sentar o no?- pregunta un rubio que se encuentra al lado de Thom.
-Cálmate viejo- dice otro chico castaño que está a la derecha de Ash.
-Perdón- dice el rubio- soy Jace.
-Y yo soy Cale- dice el otro castaño.
-Hola chicos- les digo para quedar formal.
-Bueno, guárdenos lugar que iremos a buscar comida- dice Ashley y luego las cuatro vamos a buscar comida.
Tengo una gran cantidad de comida para elegir, pero no sé qué puedo elegirme, mejor veo qué agarran las chicas y les copio. Veo a Ashley y solo agarra una manzana, Jannet y Beatrice también, así que yo hago lo mismo. Volvimos con la comida (una manzana y un jugo) a la mesa. Me siento enfrente de Ash, pero Ashley va y se sienta al lado de Thom y se ponen a hablar muy pegados, Jannet va al lado de Cale y también hacen lo mismo, luego Beatrice va con Jace y se dan un beso. Me parece que están todos de novios, bueno o no todos. Ash terminó sentado al lado mío. Mierda.
-Bueno Julia- me dice él- lamentablemente esto sí que no es una cita, pero podría serlo si quieres.
-Explícate por favor- le digo.
-Bueno, podría sacarte de éste horrible comedor y llevarte a pasear por el jardín, o la escuela, yo sé que no la conoces.
-Interesante- le digo.
-¿Y entonces vamos?- me dice.
-Vamos
-Pero una cosa-me dice y yo levanto la mirada de la manzana- tienes que admitir que es una cita.
-¿Acaso para ti todo es una cita?- se ríe.
-Claro que no, solo intento molestarte, vamos- me dice al parecer sin dejarme con ninguna opción.
Sigo a Ash por el pasillo y él se detiene en la puerta de un salón, el salón de profesores para ser más específicos.
-¿Qué hacemos aquí?
-Digamos que… no me fue bien en una prueba- lo encaro con mi mirada- y tengo que hacerla desaparecer.
-Pero sí que eres un idiota Ash- le digo- es el receso, todos los profesores van a la sala de profesores a sacarle mano a los alumnos, deberías saberlo ya.
-Pero claro que lo sé Julia, solo tengo que espiar por el picaporte para ver cómo es adentro.
-¿Y para qué me trajiste a mí?
-Para no dejarte sola, de todas formas si me iba me ibas a seguir- dice con la vista en el picaporte.
-¿Seguirte? ¿A ti? Por favor- finjo una risa.
-¿Acaso me dices que no seguirías al hermoso chico que te salvó la noche anterior?
-Exacto, no lo seguiría.
-Eso quiere decir que lo admitiste.
-¿Qué cosa?
-Que soy hermoso.
-¡¿Qué?!- le digo con mis mejillas poniéndose rojas- ¡claro que no! Y no admití que eras hermoso, solamente admití que me salvaste.
-Dilo Julia, soy hermoso- saca su mirada del picaporte y me sonríe- bueno, ya lo vas a admitir, algún día.
-Sigue soñando Ash Hunderson- toca el timbre para el fin del receso.
-Si tú dices- y luego me pasa por al lado del hombro. Y se va.
Busco el papel que hay en mi bolsillo para ver a dónde es la siguiente clase, es decir, literatura, en el salón 17. Bueno, al menos ya sé dónde está porque me lo pasé cuando buscaba el 21. Comienzo a caminar hacia el salón pero un brazo me rodea por detrás, giro mi cabeza y allí está Ashley.
-¿Qué tal rompecorazones?- me dice la rubia.
-¿Rompe qué?
-Vamos, me vas a decir que no te comiste al bombón de Ash Hunderson.
-Bueno… no me lo comí- me mira con los ojos bien abiertos.
-¿Qué?- me dice- ¿Cómo pudiste haber desaprovechado eso?
-Vamos Ashley, no soy tan regalada, recién lo conozco- me mira y se ríe.
-Estoy orgullosa de ti- luego me río y llegamos al salón 17.
Entramos y nos sentamos en los dos últimos bancos, solo conozco a Ashley de todos los chicos que hay en la clase. Entra la profesora y todos se callan, es una vieja de aspecto tenebroso, pobre del que hable.

Me subo al auto de papá, mi día de clases ya terminó. Mi papá me sonríe y luego comienza a manejar hacia casa.
-¿Cómo te fue hoy?- me pregunta.
-Bien y a ti- le digo.
-Bien, estuvimos viendo nuevos modelos de ropa, sobre todo para los hombres.
-Ah- le digo- ¿ahora vamos a casa no?
-Julia, no hay nada para comer en casa- me dice.
-Entonces vamos a algún restaurant.
-No puedo amor- me contesta cariñosamente- tengo un almuerzo, te pasé a buscar a las corridas, te dejaré en casa.
-¿Y qué diablos se supone que voy a comer?- le digo.
-Te llevaré al macdonnals pero decídete rápido.
-¡Sí!- exclamo, me encantan las hamburguesas del macdonnals.
Mi papá se mete en el estacionamiento de la gran “M” amarilla, por suerte no hay muchas personas, así que hacemos rápido.
-¿Qué van a llevar?- dice una chica detrás del cristal.
-Un doble cuarto de libra con papas y un agua- le digo.
-Son sesenta y cinco- mi padre saca los billetes de la billetera.
-Aquí tienes- le dice, la cajera agarra el dinero y lo guarda en la caja.
-Muy bien, retírenlo en la ventanilla siguiente, gracias- mi padre avanza con el auto. Retiramos la comida y seguimos.
Mi padre me dejó en la puerta del departamento y luego siguió su camino. Me acuesto en el sillón y me saco las zapatillas. Prendo la tele y pongo una película de terror, mi favoritas. Le doy un mordisco a la hamburguesa y la película comienza.
Mi celular suena, tengo un whatsaap, de un número que no agenda. Abro el mensaje y simplemente dice “baja, te tengo una sorpresa” ¿Quién diablos es? Suena el timbre pero no tengo ganas de ir a la contestadora, así que mejor lo dejo pasar, pero suena otra vez y otra vez y otra vez hasta que me veo obligada a detener la película.
-¿Quién es?- digo molesta.
-Soy yo- dice una voz masculina al otro lado.
-Wow me diste una gran información- le contesto.
-Solo baja.
-¿Y tú me obligas?- le digo y luego vuelvo al sillón y le pongo play a la película. Pero el timbre vuelve a sonar- ¿Qué quieres?
-Que bajes.
-¿Y si no qué?
-Si no bajas me veré obligado a tocar timbre hasta que lo hagas.
-¡Ahg!-gruño y le corto.
No pienso en ponerme las zapatillas para bajar, agarro mis llaves y voy hasta el ascensor. Apreto el piso “0” y espero a que baje mientras escucho la musiquita irritante del ascensor. Finalmente las puertas se abren y detrás de la puerta principal del edificio veo a un chico, con unos chupines negros y una remera blanca, ah y por supuesto una chaqueta de cuero negra y una moto, también negra a su lado. El chico, aunque más bien se le puede llamar Ash ya, me ve y me sonríe. Yo revoleo los ojos mofando. Abro la puerta.
-¿Qué quieres?
-¿Yo? Solo vengo a entregar esto- y saca una caja- se la manda mi padre a tú padre.
-Bien, dámela- y estiro la mano para agarrar la caja, pero él la corre.
-¿No me vas a invitar a pasar?
-No, ahora dame la caja.
-Eres mala- me dice y me da la caja- así nunca vas a conseguir chicos Julia.
-Sí es para conseguir chicos como tú, mejor sigo siendo así.
-¿A qué te refieres?
-Mujeriego- a esta altura ya se reconocer a los mujeriegos y a los que no lo son. El muerde sus labios.
-No soy un mujeriego- me dice.
- Sí lo eres- le digo.
-Te lo puedo demostrar- me dice- sólo dame una oportunidad.
-Sigue soñando Ash Hunderson.
-Eres de las difíciles veo.
-Bien, te diste cuenta- se ríe. Un minuto de silencio queda- bien, ¿eso es todo?
-Si te refieres a la parte de mi padre sí, aunque por mi parte tengo mucho para darte- me río.
-Bueno, entonces sí es todo, adiós- y luego le cierro la puerta.
-¡Vas a ser mía Julia Colins, toda mía!- grita Ash desde la calle, lo miro y me echo a reír a carcajadas. Luego me doy la vuelta para dirigirme nuevamente hacia la puerta, él me mira con los ojos bien abiertos. Le hago una seña para que se acerque al cristal y él lo hace.
-Sigue soñando- el frunce el seño.
-Más te vale que no abras esa puerta por tu propio bien, porque si la llegas a abrir te agarraría y no te dejaría ir nunca- me río y ésta vez sí subo al ascensor.
Me recuesto nuevamente en el sillón, y le vuelvo a poner play a la película. Abro los ojos cuando siento mi teléfono vibrar, tengo un nuevo mensaje, es de mi padre. “Hija tengo una cena hoy, llegaré tarde a casa, hay plata en la barra de la cocina, llama a un delivery”; “Está bien papá, mañana me llevarás tú a la escuela?” “Sí hija, no te preocupes, adiós”. No necesito contestar ése mensaje. Son las diez de la noche y tengo un sueño tremendo, supongo que es por el cambio de horario. Me baño y luego me pongo el pijama.  Camino hasta la barra de la cocina, al lado de la plata está el folleto del delivery de pizza al que llamó mi padre el otro día. Pero no quiero comer pizza, en realidad siento mi estómago muy hinchado, mejor me voy a dormir sin comer y por supuesto, me agarro la plata para mi supuesta “comida”. Me acuesto en la cama con el pelo mojado, nunca me tomo el tiempo de secarme el pelo aunque eso sea algo de lo que después me arrepiento. Prendo la tele y encontré una película, digo, otra película de las cinco que me miré en menos de dos días. Empieza la película pero siento cómo mis ojos se van cerrando de a poco y un poco más y más…

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