Una gran desición

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¿No es curioso cómo una persona te puede mantener toda la noche despierta? Bueno, exactamente fue eso lo que pasó la noche anterior. Cada vez que intentaba dormirme me venía a la cabeza una imagen de Ash con una morocha, o Ash con una rubia, o Ash con una pelirroja, o Ash casi pegándole a Ron por sus celos. Ash, Ash, Ash. El nombre se repitió tantas veces en mi cabeza que paró de tener sentido. O al menos hasta ahora. Ya que, lo volví a recordar. Quiero verlo, abrazarlo, sí, eso quiero, un gran abrazo de él, tan fuerte que me duela.

Me acuerdo de ese día en la playa... fue tan lindo, el horizonte, el ruido de las olas. Pero, la charla que tuvimos, esa odiosa charla en la que dijo que siempre que terminaba con una chica estaba con otras cinco más para hacerla sufrir a la otra chica, en éste caso, yo. No puedo imaginármelo más a él estando con otra chica, no.

Finalmente me levanto de la cama. Abro la puerta, y entro al baño. Me meto debajo de la ducha y dejo que el agua me lleve. Suspiro ¿Por qué a mí? Agarro el shampoo y me comienzo a refregar la cabeza con las manos, luego la crema de enjuague y, por ultimo me lavo con un jabón el cuerpo. Para cuando salgo el vidrio ya está empañado. Me envuelvo el pelo con una toalla y el cuerpo con otra. Voy a mi pieza y abro el ropero para buscar la ropa. Cuando abro el ropero una estúpida sonrisa aparece en mi cara, que luego pasa a unos ojos llorosos. Una camiseta de Ash gris está en mi ropero. Me pongo un corpiño y unas bragas, luego agarro y me pongo la camiseta. Ahora agarro un short y me pongo unas vans también. La camiseta me tapa el short así que parece como si no tuviese uno. Me termino de secar los pelos con un secador y luego me lo cepillo. Salgo de la pieza y bajo hasta la cocina.

En la mesa están sentados mi padre y mi prima, cuando bajo ambos se me quedan mirando. Les sonrío y ellos me sonríen pero no dejan de mirarme, hago caso omiso a sus miradas y me empiezo a hacer un capuchino. Miro como la taza gira en el microondas hasta que la luz se apaga y comienza a hacer un pitido. Abro la puerta y saco la taza. Luego voy a la mesa y me siento. Le doy un sorbo al capuchino y mi prima y mi papá me están mirando.

-¿Qué pasa?- pregunto finalmente. Mi prima mira a mi padre y luego mi papá suspira.

-Tenemos que hablar- me dice papá.

-Bueno- le digo.

-Julia... mi trabajo aquí ya terminó- ya sé a qué viene esto- y... mañana nos vamos a Nueva York.

-Pero ya trabajaste ahí- le digo.

-Sí, pero me necesitan de nuevo- luego me sonríe.

-¿Y bien? ¿A qué viene todo esto?- les digo ya que irnos a mudar es algo común.

-Tienes que decidir- me dice mi prima. Le frunzo las cejas- si te quedas aquí conmigo o si vas con tu padre- luego miro a mi papá. De repente el silencio inunda la habitación.

-Julia... hagas lo que hagas voy a estar feliz ¿bien?- asiento con la cabeza.

-Yo... creo que... no lo sé...- le digo.

-Julia aquí hiciste amigos... y creo que eso es bueno, en los demás lugares nunca hiciste buenos amigos- dice mi padre y tiene razón.

-Julia- dice mi prima- quédate... por favor- no me puedo negar a mi prima, no puedo. Pero el problema es que... quedarme aquí significa tener que soportar ver a Ash con más chicas.

-Yo...- digo finalmente- lo voy a pensar.

-Me parece bien- dice mi papá con una sonrisa.

Mi prima por otro lado asiente y le da otro sorbo a su capuchino.

Voy caminando por el parque, con mi prima. Hay un pequeño parque en frente de mi edificio así que decidí ir a caminar para tomar un poco de aire. Mi prima justo cuando estaba por salir, decidió que me iba a acompañar ya que ella también quería tomar aire.

Keep DreamingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora