Si lo tiene que comparar con un animal, a veces Sasuke es un halcón, ágil, salvaje, libre, inalcanzable y perfecto cazador. Certero.
A veces, Sasuke es un felino. Sobre todo en las noches. En las noches de calor. Es tan sigiloso como escurridizo y silencioso, sus pasos no se escuchan y sus ojos brillan acechantes mientras lo acorralan en la cama (a veces no alcanza a llegar a la cama).
A veces Sasuke es como un felino híbrido con halcón y terminan tan agotados que faltan a sus propios llamados en la torre hokage. Ya los conocen, ya los alertan, ya los amenazan y ellos ya están acostumbrados a eso también.
El sexo, hacer el amor, o como sea que le llamen algunos, es algo normal, conocido pero no cotidiano. De hecho, tardan mucho, necesitan una pesadilla de Sasuke o una fecha en verdad importante para que se infunda en los dos la calidez corporal necesaria. Es algo natural pero no común, como cuando hay nevadas fuertes o torbellinos que destruyen todo a su paso; quizá por eso tampoco son tan seguidas sus experiencias, porque al igual que un torbellino puede destruirlo todo, ellos podrían destruirse a sí mismos. Quizá dejarían de vivir fuera de sus cuerpos.
Sin embargo, cuando sucede, cuando el dolor de Sasuke o el orgullo que lo caracteriza se daña, Naruto debe ser el cuidador de ambos, debe ser consciente de ventanas, de ruidos, de amenazas y al mismo tiempo sostenerlo, darle su cuerpo entero y disfrutarlo. Naruto tiene que ser el adulto responsable porque su compañero, naturalmente, no le interesa serlo en esos momentos.
Su cuerpo, herido, moldeado con golpes y carencias, es suficientemente exigente y su piel pálida suda a pesar de su frialdad, contaminando y envenenando con su lengua la piel y garganta contraria. Arrebata de Naruto todo rastro de cordura y al mismo tiempo se deja caer y poseer, confiado en que será el mismo quien lo proteja de lo que hay fuera de casa.
Debe ser fuerte, debe ser firme, debe ser feroz también contra lo cruel que puede ser el cariño que le entrega Sasuke.
Morder es poco, arañar es leve. Los besos le consumen la voz como siempre pero también lo dejan sediento de más, sentirlo sobre él, poder cargar su peso completo y aun así detenerlo en el aire cuando el otro quiere moverse más. Sonreírle y enseñarle los colmillos, amenazándole con las mismas heridas si no se mide un poco.
Amenaza que termina en advertencia, porque Sasuke es un felino juguetón, disfruta acorralar y engañar a su presa, a veces baja el ritmo y aunque es Naruto quien entra en él, lo hace gruñir molesto, abochornado, lo vuelve una víctima más.
Pero Naruto puede. Naruto puede con Sasuke y le ganaría, solo que no lo hace, le gusta perder, es mejor ser devorado que devorar, piensa con placer mientras siente como es lanzado hacia el suelo frío. Naruto entiende ahora porque se cura rápido, porque puede estar tanto tiempo despierto, porqué ha tolerado todo esto.
Sasuke es la recta final.
