Escueto.
Así es Sasuke.
Cuando Naruto aprendió esa palabra, le encantó. Era tan suya, tan de Sasuke. Era como el "naturalmente" de ambos, pero ésta era para Sasuke. Al ser solo de él, le encantaba más porque está obsesionado.
En fin, Sasuke era escueto en su cariño (y en otras cosas). Escuetos eran sus detalles, escueta la manera de asesinar, escuetas sus comidas, escuetos son sueños al dormir y escuetos sus besos. Rara vez, muy rara vez, recibía la lengua del otro. Rara vez podrían hacer el amor sin necesidad de una pesadilla o fecha especial. Rara vez le diría un "te amo".
Escueto. ¡Cómo le daba gracia decirlo!, porque significa simple, sin adornos, sin detalles superfluos ni cosas innecesarias. Arrancó la página del diccionario que leyó mientras mataba el tiempo en una misión en una aldea ajena, lo dobló y guardó, pero se arruinó porque Sasuke no revisa los bolsillos cuando va a lavar ropa.
Pero empezó a usarla, se sentía todo un intelectual y no pudo perder la ocasión para decírselo.
"Sasuke, tu amor es escueto".
Ese día le haría despegar los ojos del libro (todo un logro) y mirarle con una ceja alzada, le haría buscar en su cabeza la razón de la palabra y todavía le daría la dicha de mirarlo con un reproche.
"¿Y?"
Hasta sus respuestas eran escuetas.
¡Cómo lo amaba!
Porque lo escueto nos hace valorar. Y Naruto es alguien que le encanta valorar a Sasuke. Le gusta acumular sus pocos sobre esfuerzos, sus pocos detalles, sus recuerdos de cuando es más adornado, más prolijo o recargado.
La que más le gusta es cuando duermen. Quizá Sasuke es egoísta y se mide en su cariño, pero con sueño, Sasuke es una fiera domada, una criatura peligrosa pero mansa al mismo tiempo. Dormida, Sasuke sueña cosas efímeras, inútiles, sin sabor, escuetas... pero eso le permite pensar más en Naruto y por eso vale la pena quedarse despierto o despertar cuando ya lo presiente.
Sasuke no se mueve mientras duerme, no mucho, es escueto hasta en eso, pero si Naruto se despega un poco más de lo acostumbrado, aun entre sueños, se arrastrará hasta quedar de nuevo bajo su brazo y esconderá de nuevo la cara en su costado, a veces en su axila, a veces lo apretará con fuerza en un abrazo.
En las mañanas, no le mirará ni preguntará al respecto. Naruto presiente que no lo sabe, que no sabe que inconscientemente le busca, quizá no sabe que lo necesita para descansar, quizá no se imagina lo infantil que puede ser cuando juguetonamente él se aleja todavía más, en silencio, y lo escucha quejarse y lloriquear, buscándole, palpando la sábana, sollozando como un niño rogando protección.
Quizá Sasuke es escueto por decisión y dentro, muy en lo profundo, un enamorado joven asustado se asoma de vez en cuando y le demuestra cuánto lo necesita a su lado. Ahora lo sabe.