Son ninjas, casi todos. Ellos dos también.
Por eso, cuando en la aldea existe alguna situación que invite a fingir ser felices, ellos aceptan, incluso Sasuke acepta, aunque no está del todo sonriente, no planea dejar que Naruto salga de casa solo mientras viste un kimono.
Naruto, por su parte, jamás saldrá solo mientras viste un kimono, por eso le encanta tener esos días llenos de fuegos artificiales y juegos, con pequeños corriendo y risas, tanto ruido que le hace extrañar el silencio del departamento. Tanto ruido que logra rendirse temprano y los obliga a esconderse en la oscuridad de su cama y dormir agotados.
Pero lo que más disfruta de actuar como personas felices, es que Sasuke le debe vestir. Ama fingirse inexperto, le encanta atontar sus movimientos con traviesa facilidad para verle dejar de vestirse y tomarle de los hombros. Naruto ama que Sasuke le ponga el kimono.
Alisarle de los hombros la tela y hacerlo girarse para revisar que la costura esté derecha. El lado derecho siempre sobre el izquierdo, así como ellos cuando duermen, Naruto toma su mano izquierda).
Luego lo alisa también y él, silencioso, lo ve caer de cuclillas hasta revisar sus pies, que no lo pise, que no muestre más de lo necesario. Le gusta saberse observado. Le ata el Koshi himo a su cintura y de paso le abraza, es disimulado, Sasuke no sonríe ni le mira, quizá se sonrojaría si lo hiciera. Pero recibe el gesto inmediato con un inhalar su aroma rápido.
El haori que tiene es viejo, está deshilándose de una manga pero le gusta, porque ha sido remendado por Sasuke y cuando le ayuda a ponérselo sobre los hombros siempre encuentra algo más que arreglarle. Le gusta porque a este paso, cada vez será más una creación del mismo Sasuke, que uno heredado.
Ponerse de rodillas no es propio de su compañero de ojos negros, por eso verlo hacerlo para ponerle los calcetines tabi es una experiencia que le colma la mirada. Se le llenan de lágrimas al verlo ahí, recatado en su tarea, en el suelo terroso, aun a medio vestir, denigrando su propia experiencia sagrada de usar el kimono para que Naruto pueda portarlo con elegancia y dignidad...
¡Como si él fuera digno de ser vestido por Sasuke! Naruto se siente un crío, un niño, un pequeño muriendo de frío que es acalorado por el sacrificio de alguien más.
Así como Sasuke tiene la oportunidad de ser un asustado chiquillo tras una pesadilla, así Naruto puede serlo mientras es vestido por él.
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