Naruto a veces se siente más estúpido de lo habitual cuando le tienen que explicar cosas que son comunes, cuando incluso en medio de misiones debe ser más alerta que otros para encontrar señales que algunos ven con facilidad, no ha dejado ser el cabeza hueca de siempre a pesar de su edad y experiencia.
Se siente incompleto e incompetente cuando hay días en los que Sasuke no parece sentir alivio al leer o limpiar, y mira el cielo enrojecido del atardecer quizá esperando a su familia, quizá esperando morirse, quizá solo resuelto a ya no existir.
Naruto se siente inútil cuando mira a Sasuke cerrar los ojos con agotamiento antes de salir de casa por una misión que tiene que cumplir, no importa si él ya ha ido a otra, si acaba de regresar de una, simplemente quiere hacerlo todo por él, quiere levantarse y decirle que irá él, que irá cien veces, que se mantendrá de pie y valiente toda una vida si con eso lo hace feliz.
Naruto en ocasiones se siente rencoroso cuando ve a sus amigos fallarle una vez más, cuando recuerda que fueron los mismos que intentaron alejarlos y que jamás buscan unirlos más; cuando recuerda que es ella la primera en rogarle que lo dejara solo. Y se siente triste cuando en sus plantas brotan capullos que un día morirán a pesar de su belleza, cuando recuerda que todo es temporal, que la belleza dura poco y todos nacemos para morir, incluso esas hermosas flores que le deleitan apenas unos días.
En ocasiones similares... simplemente no puede dejar de llorar por el consuelo que recibe al sentir la respiración de Sasuke a su lado. Hay días en los que la sonrisa nace fulgurante y no se va de su rostro incluso al recibir golpes en las misiones, se queda tras el beso de despedida que recibe en la puerta, puede quedarse toda la misión con esa sonrisa fantasma en la comisura de sus labios, firmar y recibir su cheque y puede llegar a casa y tumbarse a su lado y la sonrisa seguiría latente.
Hay unos días en los meses en que añora que no se acabe jamás la noche, mientras besa sus labios, cabeza y pies, mientras se deja poseer por el otro y se sonríen refugiados en su cama. Días en que no necesita hacerle el amor para declarárselo, basta con reírse y frotarse y juguetear con él, como chiquillos para que se entiendan.
Naruto a veces se siente el verdadero hombre, el verdadero ninja, el ser más poderoso de la tierra solo por atrapar desprevenido a Sasuke y alzarlo en sus brazos para juguetear, escucharlo quejarse sin realmente empeñarse en que lo suelte. Verlo tan cómodo en su regazo y tumbarse al pasto verde sin darle tregua en el posesivo amarre de sus brazos.
Existen momentos cortos en los que siente que el alma se le sale porque no lo ve, no lo siente y teme incluso no recordarlo como debe ser. Existen momentos en que llora desesperado, gritándole a los vientos una respuesta porque sigue vivo y ya no quiere estarlo, porque sigue de pie y quiere dejarse caer. Porque odia su vida, su pasado infernal y su futuro incierto.
Hay ratos donde no quiere verlo, tampoco. Son pequeños, no muy comunes pero ahí están. Cierra los ojos y hace oídos sordos, simplemente mira el techo vacío, desprovisto de significado para todo, para la vida, para su camino. Son días sin razón de ser, y se transforma en nada como lo que hace. Días en que duda de todos y de todo a excepción del amor que Sasuke le tiene. Duda de que puedan morir juntos, duda de otro mundo, duda de sus más cercanos amigos, duda de su propia fortaleza. Son días sin nada importante, de ocio, de hastío. Días en los que ver a Sasuke es una queja involuntaria, porque simplemente quiere sentirse mal y no hay nada malo en ello, piensa.
Luego vienen días en que la música de la radio los hace levantarse y abrazarse, torpemente, inexpertos niños y lo intentan sin mucho esfuerzo, bailan y juegan a ser pareja, de esas rosas y románticas que se prometen cosas al oído, se dan un anillo y se casan. Se permiten fantasear y hasta le ponen nombre a sus hijos imaginarios, se ríen de sus propios planes y duran horas de pie, sosteniendo sus manos, bailando al ritmo de su corazón.
Hay días en que no se dirigen la palabra, ni se permiten un sonido del otro. Pero no aguantan mucho antes de que se busquen bajo las sábanas, así es como Naruto entiende todo, así es como comprende la idea universal:
En esta vida hay tanto, que al final, te vas a conmover. Al final, amar es necesario y odiar lo es también. En esta vida hay alguien que la dispone, alguien que nos hace levantarnos, nos hace odiarlo, amarlo, encapricharnos. En esta vida uno viene a saborearla y descubrirla.
Naruto comprende esto mientras siente a Sasuke aferrarse a él y sabe que su existencia tiene sentido, con sus falsedades, sus traiciones, sus cansancios y destellos de agonía. No son mentira, no serán recompensados, simplemente es así y así la quiere vivir. Sí, un día morirán.
Pero los otros días, no.
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