¿Por cuál temporada estás agradecido?

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Naruto es un ninja de brillante cabellera dorada. Es el sol en el invierno. Cuando sus pasos resuenan en la nieve, mientras acorrala a enemigos de su aldea y de otras, se imagina su propio cabello agitándose en el nevado viento invernal, se imagina altivo, poderoso, aterrador, con el sol en su cabeza, como corona. Dios de la muerte sin mancha de culpa que lo condene.

Por lo menos a la vista de sus presas.

Es un ninja que se permite mojar en la lluvia esporádica y no se coloca capa cuando los copos de nieve caen poco a poco en el bosque. Su olfato se agudiza, su oído puede acaparar más información y la velocidad se intensifica en sus pasos, saltos y ataques. El aullido del aire en una tormenta oscura y tétrica le ayuda a lanzar las armas sin ser vistas, se confunde su esfuerzo con un alarido de los árboles congelándose.

Es como si Sasuke se transformara en todo. Es su suelo, su cielo. Es su abrazo eterno congelándole el cuerpo.

Mira en la nieve la piel de su compañero eterno. Mira en el frío el alma esperándole. Siente en su congelar caricia, la risa amarga y tristona que una vez le confío. Es la sangre que emerge tibia de sus enemigos, los labios que le regalan una promesa.

El invierno le hace añorar aun más a Sasuke, porque estar nadando en alegorías le provoca cosquillas y palpitar su corazón. Quiere llegar a él más pronto.

Llegará a casa tras cobrar el dinero, correrá hasta su habitación y se aferrara al aroma de su cabello y le mirará dormir y acariciará sus cejas. Se enamorará de nuevo y llorara quizá de alegría y gratitud por tenerle todavía. Su piel se abrirá por lo reseco y Sasuke tendrá que curar de nuevo esa marca en su muñeca.

El invierno es vivir todo de nuevo en un golpe, en una explosión creciente. Todos lo hacen, valoran el calor, valoran el sol, recuerdan a qué vienen al mundo, sufren confiados en que aprenderán algo de todo esto. Todos sonríen tratando de que su muerte sea significativa.

Excepto Sasuke. Él sigue igual, seguirá igual.

Naruto abrirá la puerta tras una misión o tras cobrar el dinero y lo encontrará sentado en el comedor, bebiendo algo caliente y leyendo su libro. No usará suéter a propósito y cuando él vea su piel añorando calor, Naruto se apresurará y lo hará levantarse, lo apretará en un abrazo largo y su intenso sol, ese que tiene en su cabeza como corona será suficiente para el chico que cerrará los ojos y descansará de su ausencia.

Quizá sonría emocionado de que la vida aun le permita estas sensaciones a su edad. Quizá pueda inhalar el aroma de una rica cena preparándose. Quizá incluso mejor, Sasuke le dirá que no ha hecho nada y tendrán que ir a la cama así, solo mirándose uno al otro hasta caer rendidos.

Quizá no le suelte la mano y tenga que entibiarle el alma en el invierno.

En el finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora