Mi primero y único.
Así le llamó una vez Sasuke y no se le ha borrado de su cabeza.
Para Sasuke, solo existe Naruto. No hay amigos, no hay maestros, no hay si no es en el pasado, allá, lejos en lo efímero e inexistente. En su niñez.
Aquí, solo Naruto puede serlo todo y así lo quiere, así lo mantendrá. Ha decidido cerrar las puertas para los demás, el mundo puede extinguirse, puede incluso extinguirse él mismo, pero a Naruto nada lo despoja de ser su primero y único.
Todo esto lo sabe Naruto y lo guarda en su corazón con receloso silencio. Respetuosamente, besa su mano y su mejilla cuando terminan de entrenar. Y así Naruto también besa su frente cuando Sasuke tiene una fiebre alta. Así también le alza la voz cuando se niega a dejar de leer e ir a la cama. Puede ser capaz de ir a por él en un día de lluvia y mojarse con tal de que la sombrilla lo cuide a él, pero luego atraparlo en la habitación y desvestirlo sin evitar que su cuerpo se emocione al verle.
Para Naruto, no es un problema ser amigo, hermano, padre y madre incluso para Sasuke. de verdad le encanta serlo. Por eso, cuando mira al cielo acompañando a su pareja; cuando la tristeza es tanta que el libro, un café y un chiste de su parte no lo pueden sacar, se queda sentado a su lado y con cierta sensación de culpa, les agradece a las estrellas, a ellos que los observan.
Gracias a su familia, gracias a Itachi, gracias por irse. Gracias por entregárselo por completo, gracias porque no lo debe compartir con nadie. Es suyo y de nadie más, ni siquiera de ellos.
Es cruel, a veces siente que se odia, a veces no le puede mostrar la cara en toda la noche, porque la vergüenza lo atraviesa cual daga, reconociendo su humanidad en estos sentimientos perversos. Que agradable saberse único gracias a su ausencia.
