Prefacio

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Dos mujeres, amigas desde sus nueve años de edad, prácticamente su vida.

Compartieron sus estudios, conflictos, miles de riñas generadas por su propia complicidad, ellas todavía poseían una cicatriz en el tobillo generada por una travesura al haberse escapado por una ventana rota.

Comparten muchas cosas y esta no es la excepción.

Ya hace una semana que ambas amigas se encuentran sin poder verse, se mantienen en contacto si, pero solo mediante el teléfono porque querían saber el estado de la otra, pero por teléfono no siempre se puede saber cómo se encuentra en su totalidad la otra, se puede mentir con mayor facilidad y eso las inquietaba a ambas aunque no se lo demostraban.

Ambas estaban embarazadas, estaban llevando un embarazo dificultoso, lo sabían y querían mantenerse lo mejor posible, no se estaban viendo porque les recomendaron un reposo a cada una.

Tenían tan solo mes y medio de diferencia de gestación, una de ellas estaba en la semana 37 de gestación, el tiempo indicado por los médicos, solo que muy a pesar de ambas deben mantener reposo ya que en el caso de esta amiga durante el periodo de gestación se le presento un cuadro de preeclamsia cuando llego a las 23 semanas de embarazo, lo que se presentó como algo leve en el transcurrir de las semanas fue en aumento al punto de programar su parto.

Quizá por estar al pendiente de otras cuestiones que ella creyó importantes la otra amiga descuido su salud e ignoraba las consultas médicas para controlar su embarazo y no se hacia los estudios solicitados, podríamos plantear muchos "quizás" pero la realidad es que el destino jugo sus cartas y nada lo remediaría.

Un 26 de julio a las 15:43

Todo cambio

En ese momento comenzó un caos en cada hogar.

En uno comenzaron los dolores anunciando el comienzo de una labor que no debería ser, ya que estaba programada una cesárea por cuidados médicos, el que se haya adelantado solo causo muchos nervios en la familia que acompañaba.

El hermano de esta mujer no sabía cómo mantener la calma, no era un experto en eso y mucho menos en estas situaciones, solo sabía que debía aguardar hasta cruzar las puertas del hospital.

En el mismo instante la otra mujer que debía estar recostada, se encontraba observando un punto fijo en un estado de trance, contrariada con su cabeza que le indicaba que se debía recostar por un mareo que minutos atrás había tenido.

Su debate interno sobre el que hacer se vieron interrumpido cuando sintió un dolor agudo en la zona baja de su espalda y sintió como se le humedecía su ropa íntima, sabía lo que significaba, pero no se sentía preparada para lo que iba a suceder.

--Ay bebe, todavía no es tiempo--dice-- ojala no seas tan ansioso siempre-dijo mientras se acariciaba el vientre.

A su vez comenzaba a agarrar el bolso con sus pertenencias a un lado de la salida y se comenzaba a dirigir al hospital.

Se quería mantener tranquila aun sabiendo que su embarazo no estaba en términos indicados, que le faltaba un mes y medio para comenzar esta labor, pero la ansiedad la carcomía por dentro, no se sentía lista para lo que fuera a suceder.

* * *

Luego de dos horas ambas amigas se encontraban en el hospital del centro, ninguna de ellas sabía que la otra estaba allí, de haberlo sabido quizás el servicio médico estaría de cabeza por sus constantes quejas de querer acompañar a la otra.

Ambas respirando aceleradamente casi hiperventilando querían ver a un médico.

Las enfermeras ya no sabían que intentar para calmar a la primer amiga, su hermano solo le hablaba, pero tenía escasos recursos para calmarla y su hermana no cedería muy fácil, el que este en ese estado tan alterado no favorecía en su cuadro, solo lo complicaba más.

Dualidad [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora