Capítulo 3

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Sus pies desnudos se mecían en un ritmo lento y perezoso mientras miraba con ilusión la espalda ancha y musculosa de aquel hombre que le había robado el aliento, su primer beso y quizá su corazón.

Nunca creyó en ser lo suficientemente atractivo, no solía  mirarse al espejo por miedo a que sea verdad lo que los demás decían de el, sabía que su autoestima la tenía en algún rincón olvidado de su  mundo vacío y ahora se hallaba allí conteniendo los suspiros y peleando con su cerebro.


Buscando excusas para creer en cuentos de hadas.

Quizá no debería confiar en un desconocido...... ¿Y si toda esa amabilidad era  para sacar provecho de él? ¿Y si, a la primera oportunidad lo abandonaba?.... ¿Y si todo era un juego?.

¿Cómo alguien tan hermoso podía fijarse en alguien como él?, esa pregunta lo hacía temblar  por la posible respuesta y a la vez su mente soñadora solo imaginaba una vida junto a ese hombre.

Park Jimin de solo 16 años estaba enamorado de un desconocido, decidido a entregar todo y solo llevaba un dia de conocerlo superficialmente, sin embargo  su inexperto corazón creía que solo un dia bastaba para enamorarse perdidamente de un ángel....su ángel;  asimilaba su vida con un cuento, él era Cenicienta y su príncipe había llegado a rescatarlo.

Tan necesitado está de afecto, que es capaz de entregarse a alguien sin siquiera conocerlo, era tonto e ingenuo, era solo un niño con el corazón llena de ilusiones, como cualquier otro.

Y si solo... le decía cosas bonitas por lástima, pensó......
Era muy conmovedor verlo sentado, sintiendo muchas cosas, y a la vez aturdido por no saber qué sentir.

Debió quizá  pedir un teléfono para llamar a sus padres y decirles que estaba bien que no se preocuparan, pero seguro  estaban demasiado ocupados en su mundo como para notar su ausencia.

No tenía a quien llamar, estaba solo si alguien lo lastimaba no tenía quién lo defendiera.

Un sollozó hizo que Jungkook se acercara, lo miro sacudir sus hombros por el llanto,conmovido lo rodeó con sus brazos y lo estrechó en su pecho.

Como si de un bebé se tratara, lo arrullo para consolarlo algo se comprimió en su pecho, era algo inexplicable, jamás tuvo compasión por las lágrimas de alguien más, ni siquiera por las de él, las había borrado con un manotazo, sabía que llorar era de cobardes, pero el llanto de aquel joven lo conmovió, si hubiera sido un camarada alguien de su equipo lo hubiera abofeteado y escupido por marica.

Jamás entenderá el porqué de su necesidad de hacer cesar su llanto, de mantener sus mejillas secas y suaves a su tacto.

¿Qué era esto que le pasaba?, nunca ha sido un hombre de bien, de hecho es el mismo demonio en persona y entonces ¿Por qué solo quería ser bueno para él?.

- Estoy sólo - le escuchó decir con la voz entrecortada.

- Ahora me tienes a mí, yo voy a cuidar de tí si te quedas - el rubio levantó su rostro con lágrimas recorriendo sus mejillas, una mirada incrédula y mil preguntas atoradas en su garganta.

- No me mires como si tuviera tres ojos, no necesito saber mucho de tí, quizá solo tu nombre.

- Park Jimin, así me llamo- dijo mientras sorbía por la nariz intentando respirar pero la tenía tapada por llorar así que respiro por la boca - pero ¿y mis padres?.

El pelinegro saco un pañuelo de su bolsillo quitó las lágrimas y limpio su nariz, como si de un bebé se tratara.

- Puedes olvidarte de ellos - quiso decir pero en su lugar dijo - hablaré con ellos - era una promesa vaga, y muy poco convincente pero el rubio no lo notó.

Estaba encantado, escuchando lo que siempre quiso, demasiado ciego y sordo a aquellos gritos que se escuchaban afuera, Jungkook sonrió, acariciando con su dedo pulgar el cuello de Jimin, mientras esté sonreía ocultando sus ojos en dos líneas.

...

El mundo de Jungkook no era compasivo y su maldad tomaba más terreno y cobraba más vidas.

Lejos de la mirada del rubio, el pelinegro no llegaba a ser lo que el catálogo como un ángel, quizá lo era un ángel del mal, un ángel caído, un ángel de la oscuridad, un hermoso ángel malvado.

Observó el periódico donde el rostro de aquella joven estaba marcada con letras grandes y negras

PÉRDIDA; AYÚDENOS A ENCONTRARLA.

Información personal, la ropa que traía puesta, rasgos físicos y números de contacto.

Tiró el papel a un lado, sonriendo con cinismo.

Una pérdida de tiempo, para aquel  que mantenía esperanzas de encontrarla con vida.

Tenía tanta frustración contenida por los sucesos de los últimos días, que desquitó todo ese odio con la pobre joven, tomó todo de ella con sadismo, explotó su arsenal enfermizo de crueldad y no compartió con ninguno de sus compañeros.

Incluso ellos estaban un poco shockeados y no protestaron solo presenciaron aquel maldito ritual que era habitual en ellos cientos de fotos de ella habían en toda la habitación sangre por todas partes, y los recuerdos de aquel episodio ardían en la piel de sus espectadores, sabían de lo que era capaz, pero presenciarlo era intimidante, más que respeto era el miedo el que los mantenía con él, porque si alguien desertaba estaba firmando su sentencia de muerte, Kim Namjoon  era la prueba de ello, su amigo de la infancia quién había dicho que no continuaría cometiendo crímenes y prefería estabilizarse con su pareja SeokJin,  aquel enfrentamiento sólo había dado inicio a una horrenda tortura a su pareja y un disparo en su frente habían sido el final de su amistad.

Pero sus sombras estaban cerca.

No se contuvo; con aquella frialdad emocional,  le arrancó los pezones con tenazas y violó su ano con un fierro oxidado. La ferocidad de su ataque, tan solo comparado con los animales salvajes en control de su naturaleza. Sus actos de agresividad impulsivaintermitente soncaracterísticos del Trastorno explosivo, su sádico acto  tenían una nueva y extraña motivación y se encontraba bajo su techo. 

Tenía su abdomen marcado descubierto y manchado de sangre, el pantalón apenas era contenido por el cierre, Jungkook estaba aún furioso,  después nada quedaba de ella, era una carnicería, Sehun vómito después del último corte, lo peor de todo es que la mantuvo con vida hasta el final, asegurándose de que sintiera todo ese odio en su cuerpo.

Dio la orden de que se deshicieran de lo que quedaba, limpiaron todo;  lo vieron desaparecer al lugar donde habían duchas y se apresuraron en obedecer.

El agua caía en su cuerpo mientras un charco de sangre era llevado por la corriente hasta quedar tan transparente que no hubiera sospecha de que eran las manos de un asesino las que se lavaba con tanto esmero, utilizo un jabón especial para que no hubiera olor o quedará rastros de sus crímenes en su piel.

Se vistió con ropa de seda y desplegaba sus alas, caminó por un sendero de piedra un poco alejada de su residencia.

Allí donde un joven rubio lo esperaba.

Asesino En Série/kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora