Capítulo 23

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Sus saltos y piruetas llenaban el escenario era como ver volar un ángel, sus alas eran tan talentosas y sus pies descalzos apenas tocaban el piso, poseía un férreo control corporal, sus pasos eran pequeños susurros, las notas del piano, eran uno con los movimientos del pelinegro, su camisa larga simulando un largo velo de seda se movía hipnotizante, el fondo oscuro del escenario y su vibrante color blanco como la nieve hacían un contraste majestuoso.

La música se detuvo en un corte perfecto, al igual que la pose magistral del pelinegro, los aplausos apabullantes, sonoros y fervorosos fueron un abrigo para su alma, sonreía con lágrimas brillantes en sus ojos.

El telón se cerró, aún con el sonido de aplausos del público, no sabía cuáles fueron sus sueños cuando fue adolescente, pero muchas personas le decían que él había nacido para bailar. Ese era su talento. Esa noche se sintió como una estrella corrió hacia los brazos del hombre que lo esperaba con una gran sonrisa cuadrada y un ramo de rosas en sus manos  la mirada orgullosa y pavone ante su futuro esposo.

Sus brazos alrededor del cuello, un abrazo apretado en su cuerpo y un beso prolongado en su mejilla.

- Estoy orgulloso de ti, eres realmente increíble.- susurro en su oído con aquella voz grave. Qué estremeció su emocionado corazón, el cual se mantenía en euforia.

Tomó en sus manos la cara de Jimin, limpiando con sus largos dedos las lágrimas de alegría que corrían en sus mejillas, repartiendo un montón de besos por su rostro,  dedicándose a besar sus labios en un delicado y apasionado beso.

El staff a su alrededor miraba con ternura y una pizca de envidia a la hermosa pareja.

Luego de aquel momento, algunos compañeros bailarines se acercaron, sus amigos cercanos como Leo Kaulitz, un aspirante a actor, Arón un apasionado por la danza igual que Jin, su instructor de baile Johnny  y algunos reclutadores queriendo auspiciar o representar para que sea parte de sus  empresas que  querían tenerlo como su estrella.

...

El bullicio en la noche en la Gran Manzana era alucinante, personas yendo y viniendo alrededor, dos amigos estaban a la espera del pelinegro que se encontraba al otro lado de la acera, abrazando a su prometido, celebrarían este gran triunfo por todo lo alto en un restaurante cercano solo ellos tres, vieron como el alto se adentro a su auto mientras Jin lo despedía con su mano, luego dirigió su mirada a sus amigos avergonzado,  era muy normal ver parejas en media calle besándose con fervor, así que cruzo la calle cuando el semáforo estuvo en rojo, habían muchos autos deteniéndose entre ellos un pelinegro que observaba el gran teatro New York City Ballet a su izquierda, quizá si hubiera mirado al otro lado, se hubiera llevado una sorpresa, estaban cerca, tan cerca, pero ninguno de los dos pudo percibir su presencia.

El auto negro  giro a la derecha al igual que los tres jóvenes que charlaban alegremente en la acera, se detuvieron en las puertas negras de un lujoso restaurante, fueron atendidos y conducidos a una mesa que quedaba al costado con vista a la calle, el lugar era en exceso exclusivo.

El choque de las copas, daba inicio al festivo brindis, aún todavía puede sentir el calor de los aplausos hacer estragos en su tembloroso cuerpo, era mágico, surreal, solo era un chico creyendo que su nombre era Jin, cautivando al mundo con su danza a semanas de casarse con la persona que lo ama, el cual  fantaseaba a otro que ha muerto. Toda su hermosa vida, fue construida sobre los fantasmas y anhelos pasados.

El líquido burbujeo en su garganta, una sonrisa eterna se había instalado en su cara.

- ¿Realmente creí que no estaría allí? - dijo mientras sorbía otro trago de su copa. Él realmente había creído que Tae no estaría allí, sin embargo fue una agradable sorpresa verlo presente, con una hermosa sonrisa y sus rosas favoritas en sus manos.

- Ese hombre es un misterio, ¡ah!, Pero que guapo es en persona - un largo suspiro se extendió por el aire, Arón miró con desdén a Leo. Mientras Jin solo podía sonreír y sonrojarse.

- Jin, acaso no le vas a decir algo, ¿Porque no eres celoso?, Yo de ti, le hubiera arrancado los ojos - frunció el ceño, mirando como Jin se deshacía de la peluca negra que llevaba, el cabello rubio alborotado se dejó ver.

- Pienso que Tae se enojara contigo, cuando vea que no te pintaste el cabello - Jin hizo un puchero con sus labios rosa.

- Lo se, pero no puedo ignorar mi cabello rubio, me gusta así. - se excuso, claro que este sería un gran problema, solo esperaba que Tae lo comprendiera, el siempre lo apoyaba en sus decisiones, pero algunas cosas él era quien planeaba lo que quería que usara, su ropa, sus accesorios y en ello también el color de su cabello, no pensaba que  era alguien controlador, simplemente el siempre se preocupaba por él. Aquellos detalles posesivos no eran un obstáculo, al menos no pensaba así.

- Te queda genial - alabo Aron - los rubios siempre somos más lindos - presumió con descaro - no me gusta que tu novio te manipule así, Jin, el no tiene derecho de exigir que color de cabello llevar.

Por otro lado Leo, trataba de resolver un déjà vu en su cabeza, parecía como si ese rostro lo hubiera visto en otra parte, pero no podía recordar, tampoco pensó que fuera importante.

Pero aquel silencio incómodo que se había instalado en él, fue insoportable para Aron.
- ¿No vas a decir nada? - le cuestionó.

- Te ves hermoso Jin, solo que... estoy un tanto triste, como vieron hice mi debut en el teatro, pero mis padres, ni aparecieron. - sus ojos llorosos conmovieron a los chicos.

- ¡Hey! no te sientas mal - el rubio acarició la mano de Leo, los dos amigos trataron de consolarlo.

- No sé cómo, por este día no pudieron hacer sus diferencias a un lado, mi estúpido padre me lo prometió y fallo, mi madre, dijo que no quería encontrárselo, así que decidió que fuera solo mi hermano es otro obsesionado con los casos sin resolver del FBI - el odiaba a su familia y su apellido Kaulitz, sus padres eran unos idiotas desde que se había divorciado, no se soportaban, a pesar de que solía ignorar a su padre, por miedo a que su madre lo odie, ya que ella lo había puesto a elegir y no quería quedarse al menos sin el cariño de su chantajista madre, porque su padre por mucho que dijera que lo quería no tendría el tiempo suficiente para él. Y eso dolía, sus padres estaban vivos pero no eran cercanos con él, tampoco  tenía el carácter de reprocharles o decirles lo que sentía, es por eso que se había dedicado en cuerpo y alma a la actuación teatral, esperaba algún día ser un famoso actor, si eso sucedía se cambiaría al apellido al de su madre, sugerencia de ella la señora  DiCaprio.

El sentimientos afloró también en Jin y las lágrimas brotaron de sus ojos, el no recordaba a su familia, sus padres eran rostros desconocido en su mente, lo poco que sabía era lo que le había dicho Tae, con la frase que siempre mencionaba luego de responder sus dudas, no te fuerces en recordar, soy tu familia ahora.

Agradece que Tae estuviera en su vida, agradecía que lo amara como lo hacía, que le dijera lo que necesitaba oír, que lo abrazara, lo besara, y escuchar su voz cuando le decía te amo.

Él era con quién quería pasar el resto de su vida y deseaba con ansias locas que algún día el dejara de viajar y se quedará con él en su hogar en cada amanecer y cada anochecer.
Solo quería disfrutar unas horas mas con sus amigos, Tae lo esperaba en casa con una velada romántica, solo esperaba no arruinarlo con su cabello rubio y no negro.

Quizá, lo que queremos sean solo sueños imposibles, él vivía bajo la sombra de la mentira, era feliz en ella, lástima que no tendrá el tiempo suficiente para aquello.

Esa noche sería muy larga.


En la mesa del fondo un negocio se llevaba acabó, un pelinegro Coreano y un rubio Ruso, negocian el acceso a una página web para contenido ilegal.

Luego de pactar el precio, salió de allí,  lleno de fantasías de asesinato.

Sus pasos son guiados por la venganza y su sombra no pasó desapercibida por el joven rubio que lo miro por la ventana.

Él... él hombre de mis sueños.

Asesino En Série/kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora