La música era suave a sus oídos, su cintura estaba envuelta por sus fuertes brazos, mientras su mano era sujeta por la del pelinegro, sus pies no tocaban el piso pero movía su cuerpo al compás en la que Jungkook bailaba, la risa del rubio fue suave y armónica, la luz de la luna se filtraba por el gran y descubierto ventanal, su mejilla acariciaba la suave textura de la suya, se sentía como volar, justo hace unas horas, el había pasado de ser un Park a ser el esposo del señor Jeon, Jeon Jimin, sus labios rozaron muy suavemente los suyos hasta ser poseídos con ternura y un letargo de pasión, se sintió aprisionado entre sus brazos, los dedos de sus pies apenas tocan la fría madera, se concentró en seguir el ritmo del beso, rodeando con sus delgadas manos el cuello del pelinegro.
Jungkook lo llevó hasta la cama y reposo su cuerpo en las sábanas frías, alejándose con ternura del beso de su esposo, la intensa mirada recorrió todo el cuerpo de Jimin que sintió la piel arder y avergonzarse como si está fuese la primera vez, quizá se sentía así, porque el pelinegro lo trataba con delicadeza y no estaba apresurando las cosas, se tomaba su tiempo en admirar, había un brillo diferente en sus ojos, algo parecido al amor, a la ternura, levantó su mano hasta tocar la mejilla del pelinegro, este la tomo y la besó apretándose en sus labios, aquella acción hizo sonreír a Jimin, ¿Esto era el amor?; ¿Esto es ser feliz?; El sentimiento cálido en su pecho y la burbujeante sensación en su vientre, adormecen el miedo que a veces sentía por él.
Era tan fácil olvidarlo todo cuando era besado así, cuando sus manos abrían uno de sus botones arrastrando sus dedos por la piel expuesta hasta el siguiente botón y llegar al último, arrastrando la mano por su torso desnudo, pellizcando con devoción sus pezones rosas, y sentir el palpitar de su corazón, que una vez más se volvía ciego de amor.
Apenas el sonido de la cremallera y el suave sonido de arrastre de sus pantalones dejando sus piernas expuestas, mientras mordía sus labios hinchados, húmedos, sedientos y el sonidos de agitación envolvían el ambiente.
A veces creo que me amas, que mi cielo está, cuando mi cuerpo está entre tus brazos, cuando me miras así, con la devoción de un fiel creyente en el amor, envuelto en las oración entrecortadas, anhelando un poco más, gimiendo en tu cuello, suplicando en silencio, que no dejes de amarme asi, que tus ojos nunca me vean con dolor o odio, que tus manos no dejen cicatriz en mi cuerpo, que el amor que esta noche veo en tus ojos no los borre el tiempo o las circunstancias.
La noche pasó entre apasionados susurros y caricias letargas de una enfermedad llamada amor la respiración golpeaba en sus mejillas y el cálido aliento en su oído lo estremecía sus manos grandes se posaron en su vientre, recorriendo con parsimonia.
- Mi vientre siempre estará vacío - mencionó Jimin en un susurro, con una sonrisa melancólica, si hubiera posibilidades, si hubieran milagros, pero no existía, la naturaleza nunca lo permitiría.
Su respuesta fue corta entre besos salpicados sobre sus mejillas.- Si en esta vida no logro hacerte felíz como lo mereces, prometo en la otra llenar tu vientre de mariposas, y quizá milagros sucedan. - susurro entre besos, Jimin cerró sus ojos, sonriendo, imaginando, ¿Cómo sería su vida después de esa noche eterna?.
- Te amo Jungkook, Te amo.
Sus ojos se abrieron rojos y llorosos, aquel recuerdo gruñía en su mente eran ecos y la voz tierna del pasado doloroso quemaba en el interior de su alma en un lugar desconocido en su interior.
Ha tenido mucho tiempo entre las paredes de la cárcel y su mente acomoda y moldea las secuencias de los acontecimientos que trata de olvidar pero no puede, jamás lo hará, miró sus manos, sintiéndose enfermo.
¿Eran remordimientos?; Aquello doloroso y punzante en su garganta.
Estuvo tan segado por el odio que maldijo su nombre y escupió sobre él.
Está era su condena, ver su rostro en las noches, escuchar el eco de su voz, este era su castigo gritar su nombre como un loco.
Ahora lo entendía todo, él no tuvo nada más auténtico en su vida que el amor de aquel chiquillo rubio al que mató con sus propias manos.
- Ganaste Taehyung, yo, yo fui el que perdió todo.
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Asesino En Série/kookmin
FanficEn el asiento trasero de un Mercedes Benz clásico, un joven vestido de seda, leia un libro sobre el Arte de la Guerra, mientras escuchaba música clásica con sus audífonos. Hermosamente bello, impecablemente hermoso. Tras ellos una estela de polvo...