Capítulo 29

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- Leo - un susurro fantasmal casi gritaba en su oído. Aturdido en medio del sueño, intento recordar aquella voz, que se reproducía aleatoriamente en su mente.

-Leo, ¡Despierta! - gritaron pero no lograba despertar,  aún seguía atada su mente, aturdido, en recuerdos, en pesadillas.

- Leo, ¡CORRE! - gritaron,  se despertó de un sobresaltó, su respiración acelerada, un escalofrío caló en sus huesos la voz que le susurraba era similar a la de Jimin, recordó.

Fijo su vista al lugar en el que se encontraba  todo era blanco,  su ropa las sábanas, las paredes el techo  estaba privado del color, trago saliva sonoramente intentando entender lo que sucedía a su alrededor, no habían espejos ni más muebles solo el grueso colchón en el que estaba. Se levantó caminando entre la habitación,  a pesar de la luz ni siquiera su sombra podía ver, ¿Aún estaba vivo?, Se preguntó.

En su miseria recordó los acontecimiento de sus últimas horas de libertad, el sabía que ahora sería un esclavo.

La habitación era tan fría no había otro sonido más que su respiración, golpeó las paredes con sus puños, gritó pero ni su propia voz hacía eco en aquel infierno, deslizó su espalda por la pared, con las lágrimas mojando sus mejillas logró capturar una en sus dedos, y eran transparentes, su piel era tan blanca como las paredes y su cabello rubio, tomó uno de ellos y lo admiro, pero ya no lo era, era blanco, se lo habían quitado todo, sus sentidos, su libertad, estaba a merced del miedo, ¿Que harán con el?, ¿Cuál es su propósito tras este encierro?.

 Un pensamiento susurro en su abatida mente, 'nunca olvides el azul de tus ojos, que son como el cielo, como el mar, son hermosos' se Iba a volver loco, en sí, ese era el propósito de Jeon.

Lo observaba desde su habitación, una pequeña cámara imperceptible a la vista de Leo estaba grabando cada movimiento que este hacía, el temblor en su cuerpo, las lágrimas, la angustia en su bello rostro,  la habitación era insonora, ningún sonido podía salir ni escucharse, miró con atención a su nuevo y asustadizo cordero llorar arrastrándose entre el piso hasta las sábanas, quizá ya convencido de que jamás iba a salir con vida de su infierno, o que al menos iba a estar tan jodido de la cabeza que lo más probable es que olvide su propio nombre.

El poder recorría en sus venas, ardiente, sediento, los meses habían pasado tan rápido, que podía apenas saborear el olor a sangre de sus víctimas todas enterradas en el patio de su  mansión, el juego había subido de nivel, era el jugador más poderoso en la deep web, habían tantos marionetas, tantos enfermos pagando millones y millones por diversión. La venganza puede ser lucrativa.

Sus enemigos habían muerto,  su alma oscura se había liberado de estúpidas ataduras, la vida era demasiado hermosa, podía oler la pólvora, el hambre, la sangre, las naciones estaban por desaparecer, el final de los tiempos estaba tan cerca, orquestó el caos que se vive en el mundo, el miedo, las personas huyendo, la sensación de satisfacción golpeaba en su pecho y la risa gobernaba su diabólico ser. Todo salió como lo planeó. El mismo podía proclamarse como el Rey del Mundo.

Estoy en la cima del mundo,  pensó.

Mientras veía como la lluvia caía por la ventana y su rostro se desfiguraba en aquel reflejo, escucho el sonido de unos pasos lentos, cerró los ojos su respiración se detuvo, aquel perfume no abandonaba su casa, cada rincón estaba lleno de él, cada vez que llovía las imágenes de esa tarde, se reproducen en su cabeza, eran como espinas entretejiéndose en su mente,  dolía, en el fondo de su casi inexistente conciencia, algo dolía.

Los pasos parecían tan cerca que su respiración se aceleró, debía matar sus recuerdos antes que estos lo matarán a él.

Cuando abrió sus ojos, las ventanas reflejaron una cabellera rubia en la puerta de entrada, su ropa blanca estropeada a girones, unas sonrisa cansada lo observaba con desprecio y amor al mismo tiempo, lo odiaba, odiaba que aún no desaparezca de su vida, odiaba a ese pequeño monstruo fantasmal, apretó sus puños y sin desperdiciar un minuto más se volvió hacia atrás girando la silla con una arma en mano y disparo.
La persona cayó al piso, apenas esquivando las balas que este tiro.

Asesino En Série/kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora