Capítulo 11

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"Respira.... Respira, siento que se a acabado, que el dolor nunca se detendría, ojalá, pudiera borrar el pasado, te tuviera aquí entre mis brazos, y no me sentiría  vacío.
Perdóname, se que es tarde... demasiado tarde".


Caminaba de un lado a otro sus pasos eran susurros en aquel pasillo, espera encontrarlo allí, como siempre con su sonrisa hermosa  con ilusión en la mirada pero al abrir la puerta, lo único que observo, es a sí mismo a su yo del pasado, enfadado, con el ceño fruncido, una mueca de rabia  dibujada en su rostro, mientras  sus manos se aferraba al pequeño cuello del pelirubio, corrió para detenerlo, pero no podía tocarlos sus manos eran transparentes los atravesaba,   grito desesperado quería decirle que pararse que le hacía daño, que no quería quedarse solo, pero no escuchaba, por más que gritaba su nombre este jamás escuchó, se arrodilló frente a la cama lleno de impotencia, porque no podía hacer nada más que lamentar su error, el peor de todos.

Cuando solo hubo silencio no quería mirar pero aún así observó una lágrima se resbalaba por sus mejillas,  sus ojos eran vacíos  y a la vez llenos de  tristeza, llenos de dolor,  no tenían vida, se observó a sí mismo, era un monstruo, sintió asco dió vueltas a su alrededor y no se atrevió a poner sus manos en él, haló desesperado su cabello  cayendo de rodillas al piso,  caía a un vacío del cual no podía detenerse nunca olvidaría su rostro, su cuello con marcas de sus manos, ¡sus malditas manos!, sus dedos estaban allí, marcados en su cuello de un color morado, su cuerpo  inmóvil, frágil y roto.

Se odio con mayor fervor odio sus manos, se odio tan profunda y severamente, que incluso no resistía la tentación de acabar con su vida.

Ni siquiera recordaba el motivo del porque reaccionó así, del porqué decidió quitarle la vida....lo peor de todo era que su mente lo tenía encerrado torturando lo una y otra vez  con aquel recuerdo.

Se sentía marchito, inmóvil como un maldito zombie, pero este era su castigo por más que intentaba llegar al recuerdo exacto a la razón del porqué lo hizo,  se encontraba atrapado en este odioso bucle, solo le causaba dolor a alguien  que tanto amo, ahora lo podía sentir.

Y no lo soportaba quería poder llorar y gritar, pero estaba allí sin siquiera parpadear perdido....solo.

El mundo a su alrededor lo observaba con lástima, otros miedo, sin embargo la mayoría creía que aún era un monstruo, que era demasiado injusto que solo esté en un psiquiátrico en vez de recibir un mayor castigó.

La población de Corea estaba confundida si bien el asesino en serie de hace algunos años, había sido descubierto además de estar en un centro Psiquiátrico, aún había desapariciones aún encontraban jóvenes muertas, luego de brutales violaciones, aún quedan monstruos por allí y no se equivocaban.

Aunque era en una menor intensidad y sin mucha frecuencia,  los reportes decían que ocurría en una ciudad y luego en un país distinto, claro que no era un rasgo en particular  lo que hacía que la policía no podía dar con pruebas o algún indicio, ni relacionar las muertes pues cada cuerpo era encontrado en maneras diferentes, no podían relacionarlo con ningún asesinó pero a pesar de todo, dejaron de lado la mayoría de los casos por falta de pruebas, al no encontrar a la persona que cometía estos crímenes,  era alguien silencioso alguien que sabía esconder muy bien sus huellas.

...

Jung Hoseok fue dado de alta,  a pesar de sentirse fuera de lugar,  pensó que su carrera policial había culminado, se encerró en el vicio del alcohol fue solo una etapa el la cual superó rápido.

A su padre jamás le hubiera gustado que fuera un maldito ebrio, él fue un excelente policía y  debía estar dando la talla como un hijo orgulloso de su padre, al igual que lo estaba su padre de él bueno eso decía su madre, ella fue la encargada de estar pendiente, Jung era su único hijo varón además de ser físicamente idéntico a su padre, desde que estuvo en coma, ella y su hermana le brindaron apoyo para que volviera a ser el gran hombre y policía que siempre fue. Animandole a no darse por vencido.

Por eso estaba allí, examinando la autopsia del joven Park Jimin, miraba aquella foto pegada a esa carpeta un rostro sonriente, sus ojos desaparecen y se podía apreciar dos medias lunas, suspiro con frustración y abrió la carpeta.

Según los papeles decía que había muerto por asfixia, habían algunas fotos de él en el obituario, suspiro resignado al menos su asesinó no lo había desmembrado tampoco habían lesiones de violación y sí, su cuerpo fue encontrado en la mansión de Jeon Jungkook.

¡Ese bastardo siempre lo tuvo!, pensó.

Pero la más impactante de esa semana, fue ver al grandísimo Jeon Jungkook en el psiquiátrico, estaba más delgado y su mirada parecía pérdida el médico le explicó que estaba catatónico, y que ha estado así por dos largos años, que si bien es tranquilo la mayor parte del tiempo es atendido por los enfermeros del lugar ya que estos tienen que asear lo, y alimentarlo lo cual es complicado, luego de un largo tratamiento no se logró mejoría y la conclusión era simple, estaba muerto en vida.

Muchos decían que era un castigo qué se lo merecía, otros simplemente no se acercaban por miedo creían que en cualquier momento podría atacarlos. Pero se veía demasiado delgado como para someterlos, aún así, muchos no se confiaban.

Jungkook podía escuchar todo lo que se decía de él a su alrededor, aunque no podía concentrarse por mucho tiempo ya que se forzaba a recordar, quería entender, ¿Por qué le hizo daño?, a la persona que el y que ahora estaba seguro de decirlo amaba, y amaría por el reto de su miserable vida.

Aún no podía aceptar su culpabilidad, no, él aún no podía creer que lo hubiera asesinado, simplemente no podía entenderse, no podía, no podía y eso lo lastimaba, haciéndolo sentir un completo loco, recuerda haberlo matado, pero no recuerda el motivo.

Quería aferrarse a algo, y solo encontraba recuerdos....esos que jamás olvidaría.

No saldría de ese estado catatónico hasta que  recordará la razón del porqué tuvo que asesinar a Jimin.

Se encontraba prisionero en un pasado, uno que fue como la burbuja de algo nuevo, donde conoció emociones más allá de lo comprensible, y adoro cada maldito segundo de ello.
Fue feliz y no lo sabía, por unos escasos días el supo que había algo más allá de asesinar y disfrutar de su enfermizo hobby.

Quizá necesitaba también reconocer que  fue más culpable de lo que pretendía ser.

Y un nombre llegó latiendo en su cabeza.

Kim Taehyung.

Asesino En Série/kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora