Parte 1

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Miré como el sol se ocultaba mientras despertaba de mi sueño, habían sido 8 largas horas de viaje pero al fin habíamos llegado, y el paisaje había hecho que todo valiera la pena...

  —¡Llegamos! —Gritó Jamie, el molesto de mi hermano

  —Lo sé... —la irritación empezando a nacer en mi

—Ya era hora, hemos esperado siglooos

  —Ya no exageres... solo fueron ocho horas

  —Claro como tú te la has pasado durmiendo. Holgazana...

  —Mira chiquillo... ya cállate

  —Ya está bueno ustedes dos, ¡basta! —Nos reprendió mi madre.

Ambos nos quedamos callados al instante, nadie quiere problemas con mi madre.

Observé como el mar se iba asomando entre la arena, el viento en mi cara, los colores chillones de aquella ciudad y esa puesta de sol hacía perfecto aquel día... hasta que, de pronto empezaron aquellas nauseas, y esos dolores de cabeza que me habían estado volviendo loca las últimas semanas.

Últimamente había comenzado a tener pequeñas jaquecas, sentía que la cabeza me explotaba, y estos vértigos, era como estar en una montaña rusa sin cinturón de seguridad...

El dolor empezó desde una esquina en mi cabeza e incrementó hasta que no lo soporté más y me finalmente me desmayé.

Todo se hizo blanco...

El dolor había cesado  así que abrí los ojos, pero todo estaba blanco y poco a poco aclaré mi vista ante aquel paisaje, de pronto ya no me encontraba en el auto, sino en una plaza, una plaza medieval, personas vestidas con atuendos raros, gente muy robusta

Estaba desorientada, así que trate de llamar la atención de un grupo de señoras, pero era como si no existiera entonces supe que era alguna clase de sueño en donde solo puedes observar, así que a eso me limité... De repente me percaté de unos gigantes, eran tres y medían por lo menos unos 2,50 m. ni siquiera con su vestimenta lograban camuflarse, por alguna razón me sentí atraída hacia a ellos.

No fue difícil llegar a ellos, estaban a unos 5 metros,  y el hecho de que traspasaba a todo quien se me atravesara ayudó en mi objetivo. Cuando finalmente llegué a ellos noté que eran dos chicos y una chica, por su aspecto no parecían tener mas de unos 19 años.

Los seguí hasta una especie de bar clandestino. Por alguna razón ya no sentía miedo, es más, me sentía segura, estos gigantes no me daban miedo, me resultaban familiares, era como tener un De Javú,  pero me limité solo a seguir a estos chicos que me resultaban increíblemente misteriosos e intrigantes.

Cuando entramos a este bar se veía como cualquier bar, los chicos se sentaron en unos taburetes lo que me dio más libertad para observarlos, la chica era muy hermosa, sus ojos era de dos colores diferentes, tenía un ojo de color miel y el otro azul, pero por alguna razón no se veía feo, al contario acentuaban su belleza, su cabello era rojizo, muy largo, era delgada de tez clara.

Uno de los chicos tenía el cabello negro, muy negro y rizado, y una mandíbula muy bien definida, sus ojos eran de un azul muy eléctrico e hipnotizante, Tenía barba de unos cuantos días, lo que lo volvía aún más apuesto, los brazos muy marcados y un buen pecho aunque no se podía apreciar bien con tanta ropa que cargaba encima; el chico en general era muy apuesto, aunque de alguna manera no pude sentirme atraída a él, al contrario sentí que de alguna manera tenía que mantenerme tan lejos de él como fuera posible.

El otro chico tenía el cabello rubio ceniza, tenía los ojos rasgados y muy verdes, verde esmeralda, muy intensos, no tenía las facciones tan marcadas como el otro chico, pero eso no quitaba que fuera muy guapo también; al contrario de lo que había sentido con el otro chico, este chico me inspiró confianza a pesar de que sus facciones se encontraban muy tensas, se lo veía preocupado, de hecho a los tres se los veía preocupados, algo ansiosos también.

No supe por qué hasta que apareció un hombre muy alto detrás de mí era calvo y muy corpulento, se me pareció mucho a esos guardaespaldas que salen en las películas;  todas sus caras en vez de relajarse se pusieron aún más duras y tensas en cuanto se percataron de su llegada.

— Llegaste  -dijo la chica -Pensé que no te aparecerías...

-Dije que vendría y cumplí mi palabra  -Dijo el hombre con cierto toque de fatiga, como si no le gustara tener que estar allí. — ¿Han ustedes cumplido con su palabra?

—Por supuesto —afirmó la chica con un toque de ofensa en su afirmación.  -También somos de palabra

—Bien. Síganme entonces. —Ordenó el hombre e hizo un movimiento con las manos indicando que le siguieran.

Los chicos siguieron a aquel hombre hasta una puerta en un lugar muy apartado de la multitud del bar. El hombre se detuvo frente a una puerta negra, los chicos se veían muy ansiosos, no supe por qué, pero la razón me dejó en shock

Cuando abrió la puerta, quedé horrorizada...

The Key: UnknownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora