Desde las Sombras | L Lawliet | Death Note

1. Amanecer

Winchester, Inglaterra.

Era un día frío en el Wammy's House, el orfanato para niños superdotados, los cuales a pesar del clima se divertían durante su primer día de vacaciones jugando guerras de nieve y haciendo figuras con la misma.
Así se divertían todos esos pequeños y no tan pequeños futuros genios, excepto por una persona.

En una de las habitaciones superiores, una joven de aspecto desanimado miraba desde su ventana a sus compañeros divertirse, sintiendo un leve resentimiento por ello.

"No sé cómo pueden estar tan tranquilos llevando una vida como esta" pensaba ella. Su nombre era Scarlett.

Linda, la única persona más cercana a una amiga que tenía, la había ido a buscar un rato antes para invitarla a jugar con ella y sus amigos, ganándose en respuesta un "no" y un azotón de puerta.

Scarlett se sentía mal por haber tratado así a una persona que tenía buenas intenciones, pero no podía evitarlo porque ese día en concreto, era uno de los peores para ella.

5 de diciembre. La fecha en que, unos años atrás el primer sucesor de L y hermano de Scarlett, A, se suicidó.

Para la chica, esa pérdida fue imposible de superar, debido a que Alexander —que era el nombre de A— era su única compañía, el único que realmente la entendía y su ejemplo a seguir. Ambos habían sido encontrados juntos cuando él tenía 5 años y ella 3, así que eran todo lo que les quedaba de su familia.

A los niños les gustaba pasar el rato juntos, mientras Alexander leía y Scarlett tocaba algún instrumento en el salón de música de Wammy's. Sin embargo, todo cambió cuando, a la edad de 11 años, Alex fue elegido como el primer sucesor de L, el gran detective mundialmente conocido por su gran inteligencia y capacidad para resolver hasta los casos más difíciles.

En un inicio, A estaba emocionado con la importante responsabilidad que tenía, pero con el pasar de los meses y años, el peso de esa responsabilidad comenzó a hacerse evidente, provocando que el joven preadolescente se estresara y descuidara su aspecto físico y hasta su propia salud.

A Scarlett le tocó ver todo eso desde fuera, sintiendo como la relación con su hermano se fragmentaba y eso le dolía. Sin embargo, le dolía más verlo destruirse a sí mismo, al igual que se sentía mal al ver al otro sucesor, B, quien también estaba terriblemente afectado por ser el segundo sucesor, obsesionado con ser como L.

La entonces niña, no sabía qué era lo que hacía a L tan especial como para que todos quisieran ser como él, pero no le parecía que fuera una buena persona si sus amigos se destruían por querer imitarlo.

Quién diría que todo acabaría tan mal...

Los pensamientos de Scarlett fueron interrumpidos cuando alguien entró en su habitación.

—Buenos días Scarlett —dijo la voz detrás de ella, era Roger, el director del orfanato.

—Roger...

—Hoy iremos a ver a Alex, pero primero come algo.

—No tengo hambre. —respondió ella. —Además, estará lleno de chiquillos escandalosos.

—Scarlett, tienes que alimentarte, sé que has estado llorando y eso te debilita. Y si no comes, no iremos a ninguna parte.

Ella suspiró y se resignó a ir a comer, con tal de poder visitar a su difunto hermano. Así, un rato más tarde, ella estaba lista para ir, usando un vestido negro y medias negras para el frío. Cuando salió y subió al auto, se encontró con que quien estaba ahí no era Roger.

—Buenas tardes Scarlett, ¿Cómo estás?

—¡Watari! -corrió ella a abrazar al hombre, a quien tenía tiempo de no ver. —¿Vendrás conmigo a ver a Alex?