❀Tienes una amiga✿

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Cuando estás deprimido y preocupado
Y necesitas una mano amiga
Y nada, nada va bien
Cierra los ojos y piensa en mi
Y pronto estaré allí
Para iluminar incluso tu noche más oscura

🌸

"Hoy es un día importante."

Sakura no dejaba de repetirse lo mismo desde que despertó. ¿La razón? El día anterior su jefe le dijo que tenía que hablar con ella para advertirle y pedirle algunas cosas respecto a su hijo. Todos en la empresa sabían que el menor de la familia era bastante problemático y poco agradable, pero debía tener el mejor ánimo.

—Hey, Yuki. —saludó la pelirrosa a su compañera mientras llegaba sobre sus tennis con rueditas en los tacones deslizándose por el piso— ¿Qué hay de nuevo?

—El problemático ya llegó. —susurró la mujer.

—¿Qué? Creí que llegaría hasta dentro de dos horas.

La mujer negó y siguió con su papeleo. Sakura mordió su labio inferior y llevó una mano a la frente. Tenía toda una bienvenida planeada para ambos pero no se esperó que se le acabara el tiempo: si su hijo estaba aquí también el jefe.

Bajó corriendo al primer piso y salió para ir a un café local, el favorito del señor Fugaku y su esposa, para conseguir dos bebidas. Pidió una taza grande y un panqué de plátano con nueces y avellanas. Para su hijo tal vez un café estaría bien, uno mediano y regresó al edificio. Subió al quinto piso y caminó hasta el final del pasillo para entrar a la oficina después de tocar dos veces y no recibir respuesta alguna.

Al abrir la puerta pudo notar al problemático sentado en uno de los sillones frente al escritorio. "Ugh", pensó. Tenía unas fachas terribles: la ropa sucia y arrugada, el cabello despeinado, unas ojeras más grandes que dos bolsas de té y más negras de lo que podía ser su alma.

—Etto, hola, disculpa, ¿no está el jefe? —preguntó y él negó sin siquiera mirarla.

Según lo que sabía la chica él nunca hablaba con nadie de la empresa. Era tan raro y antipático.

La ojijade apretó sus labios y asintió. Tomó uno de los cafés y el panqué para ponerlos en el escritorio del lado del presidente: —Le dices que aquí le dejo su desayuno de siempre. —pidió y luego se acercó hasta a él— Traje uno para ti, también.

—No te pedí que me trajeras café. —dijo con una gélida voz y continuando con la atención en su celular.

—Lo siento, creí que... —la interrumpió y negó. Se veía desesperado.

—Olvídalo, yo le digo. —él levantó la mirada y tomó la taza, pero el enfoque de sus ojos pasó luego al rostro de la chica. Frunció el ceño e inhaló profundamente— ¿Molestia?

Sakura abrió la boca ofendida.

—¡Oye! Entiendo que no me pidieras café, pero no creo que sea forma de hablarme cuando intenté ser amable contigo. —reclamó.

—No, no. —se levantó y se acercó provocando que ella retrocediera— Eres tú, la chica del café en Canadá. —apuntó su rostro con el dedo índice— Sakura, sí, ¡tu nombre es Sakura!

La chica mantuvo una expresión de confusión por algunos segundos y luego sonrió ampliamente.

—¡Oh! Eres el chico con olor a tabaco y alcohol.

Él soltó una risotada.

—Wow, ¿debería sentirme mal de que me reconozcas por eso? —preguntó sin afán de obtener respuesta— ¿Qué haces aquí?

Sakura 》SasusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora