Me siento a la deriva
En el cielo con tu toque
¿Podria ser amor?
Porque cuando nos besamos, mi corazón cae como una bomba
Estoy en pedazos cuando te vas
¿Podria ser amor?🌸
Fue casi imposible para Sakura pegar un ojo en la noche entera. No estaba segura de que fuera un sueño o en realidad pasó. Salió con Sasuke Uchiha y fue lo más hermoso del mundo. Lo primero que vio al abrir los ojos fue el jarrón junto a su cama con las flores que tomó anoche. No pudo evitar acercarse para olerlas. Frescas. Su abuela alguna vez le dijo que las flores se mantienen gracias a la armonía que le daban las personas, que sus vibras eran tan puras que por eso le duraban tanto. Esperaba que así se mantuvieran, vivas.
Hoy tenía que ir a la clínica, solo tenía una hora para arreglarse. Se dio una ducha rápida, se colocó unos jeans y una sudadera cualquiera, no tenía tiempo para verse muy glamurosa. Normalmente cuando asistía a la clínica le gustaba usar sus lentes de armazón y no de contacto, después de todo no eran feos y le quedaban bien. Desayunó un tazón de cereal y caminó a un mueble viejo, metió su mano y sacó una caja, ahí guardaban su dinero. Miró el sobre blanco que le dio el señor Uchiha, apretó sus labios y tomó temblorosamente el pequeño paquete. Algo dentro de ella no se sentía bien, jamás debió haberlo aceptado. Con dos de sus dedos lo abrió y vio de nuevo todos los billetes. Eran exactamente mil dólares, mil dólares para su tratamiento, medicamente, servicio y gastos extras. Y todo por hablarle a su hijo, cielos. Miró la caja y vio un pequeño faje de billetes de su padre y el fondo de emergencias, el cual era intocable, suspiró y tomó el sobre para guardarlo en su bolso. ¿A quién engañaba? Lo necesitaba.
Le envió un mensaje a su padre diciéndole que iba en camino a la clínica y le respondió con un pulgar arriba. Vaya. Tomó el primer autobús que la dejó en la esquina del hospital y caminó al consultorio donde tomó asiento en la sala de espera. No tardó más de quince minutos cuando ya estaba sobre la camilla, con el doctor Gun, revisándola. Le platicó dos que tres malestares y la puso bajo los rayos láseres para la quimioterapia. No era nada dolorosa, y era bastante rápida, era como si le tomaran muchísimas fotografías con flash. Terminaron y le dieron un bote de pastillas y gotas.
Después de pagar pasó a casa de Ino. Tenía que contarle todo. Sabía que escucharía su "Te lo dije", pero le daba igual, necesitaba sacarlo. Llegó a su casa, el señor Yamanaka siempre la recibía muy bien, aparentemente su amiga recién terminaba de bañarse, así que las esperó en su habitación con un bote de fresas y crema batida. Ella salió del baño y caminó frente a ella, llevaba una toalla en el cabello y otra rodeando su cuerpo. Dejó caer su toalla para secarse el cuerpo y no pudo evitar reír en su interior.
—¿Qué haces para mantener tu trasero tan levantado y redondo? —preguntó y e la rubia gritó tapándose. Soltó una carcajada, ella le aventó su cepillo de cabello.
—¡¿Qué haces aquí?! —gritó asustada.
—Vengo a aprovecharme de ti. —ella frunció el ceño y rieron fuerte— Vengo en paz, y traje fresas.
La ojiazul se cruzó de brazos: —Perdonada.
—Ven, cepillaré tu cabello. —ofreció y ella intentó mantener su rostro enojado, cosa que no pudo lograr.
Una vez que terminó de ponerse ropa y crema se sentó junto a su amiga en la cama y dispusieron de las fresas.
—¿A qué se debe tu generosa visita? —preguntó y abrió su boca para que le metiera una fresa.
—Tenías razón. —dijo e Ino frunció el ceño.
—¿Sobre qué?
—Me gusta ese chico. —confesó y ella sonrió mostrando toda su dentadura.
ESTÁS LEYENDO
Sakura 》Sasusaku
Fiksi Penggemar❝El amor es como una flor: sí se descuida se marchitará, pero sí se lucha por el podremos apreciar el florecer de un amor eterno.❞