CAPÍTULO UNO.

2.6K 227 50
                                    

La lujosa oficina ubicada en aquel edificio de múltiples pisos se encontraba en completo desorden aquel día. Las personas que trabajaban en esa área no se atrevían siquiera a asomarse para preguntar si algo sucedía, y eso se debía a que cierta persona se había adentrado en ella hacía ya una hora para hablar con el jefe, cosa que tampoco era muy alentadora. Todos ahí pensaban que dos personas con fuerte carácter no deberían relacionarse tanto.

—Lo que me estás pidiendo es demasiado exagerado, por no decir ridículo.—Se quejó el hombre detrás del escritorio de aquella tensa oficina.

El chico que se encontraba frente a él frunció el entrecejo con clara indignación antes de cruzar sus brazos en señal de desaprobación.

—Es que no es sólo una propuesta, es lo que pido para poder ser parte del evento, Jeonghan. Lo que me pagas ya no es suficiente, yo ya no soy un modelo como cualquier otro, bien sabes que soy la estrella de la pasarela y es obvio que merezco más que los otros.

—Yo ya te pago más que a los demás. Mucho más. Pero la cantidad que estás pidiendo es demasiado, no es ni siquiera lógico, incluso si se trata de ti.

—Yo creí que el tenerme en tu agencia valía cada won invertido. No por nada soy solicitado en todas partes.—El chico se quejó, esta vez levantando más la voz.

—Sí lo vale, pero no significa que por ello tengo que darte el setenta por ciento de las ganancias. No puedes pedirme eso cuando tengo más empleados a quienes debo pagarles.

—Ellos no son mi problema. Exijo que se me dé el trato que merezco.

Jeonghan rodó los ojos con fastidio y cansancio. Siempre era lo mismo, ser el importante diseñador de modas que tenía que soportar a sus exigentes modelos. Aquello ya era algo rutinario a decir verdad, es decir, era normal que las estrellas se dejasen llevar por la fama y el dinero y adquirieran actitudes no muy deseables para muchos; no obstante, había un modelo en particular que siempre lograba sacarle de sus casillas.

Su nombre era Gong Chan Sik y decir que era el mejor modelo de su agencia era poco, en realidad, el chico en cuestión, era el modelo más solicitado en Corea del Sur. Tenía potencial y además un atractivo que no podía pasar desapercibido, sus habilidades para modelar no eran ninguna broma y su cuerpo bien proporcionando sólo sumaban puntos para decir que se ganaba ese título a pulso. No obstante, pese a que Jeonghan era quien lo había lanzado al estrellato, el joven no era muy distinto a otros modelos en cuanto a su altanera actitud, pues siempre exigía más de lo que le podían ofrecer y cuando se le negaba lo que pedía, amenazaba con irse a otro lugar donde sí valoraran su talento, razón por la cual, cada vez que ese chico entraba a la oficina de Jeonghan, las cosas no salían bien, siempre terminaban gritándose o simplemente molestándose; y es que el diseñador no era precisamente la amabilidad en persona, Jeonghan era un hombre de fuerte carácter que no se dejaba doblegar por nadie y el modelo tampoco se salvaba de ello.

Nadie era capaz de comprender cómo era que ese par seguía soportándose con el pasar de los años, pero increíblemente, en cada evento, ellos estaban tan bien como siempre, pareciendo los mejores amigos del mundo aún si tras las puertas de la oficina sólo se escuchaban exigencias, gritos y puertas azotándose con fuerza.

En ese momento todo era casi igual, excepto por el hecho de que se venía un evento sumamente importante y decisivo para el diseñador. No era cualquier cosa, era solamente la pasarela más importante del año, una en la cual, tras competir con otros diseñadores, se elegía al mejor de la temporada con nuevos diseños, título que Jeonghan llevaba cargando consigo durante seis años seguidos, y era exactamente el mismo tiempo en el cual su modelo estrella llevaba trabajando con él.

RUNWAY 🖤 YoonHongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora