(Cap. 39) Mi última esperanza

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Enfoco la mirada pero la imagen se vuelve borrosa, me acerco confundiendo la realidad. Con mis dedos acaricio la mejilla del chico que tengo enfrente.

El vacila antes de mormurar -Mi nombre es Javier.- Sonríe y se acerca a mi. -Pero llámame como quieras,  hermosa-

Tardo un minuto en comprender las cosas y me incorporo de inmediato.

          - Idiota - Murmuro más desconcertada que molesta.

¿Porqué pensé que se trataba de Mike? ¿Lo soñé?  Muevo la cabeza de un lado a otro levemente y levanto la mirada.

Es un chico no mayor de 16 años, con una sonrisa pícara en el rostro. Hago una mueca de disgusto y bajo la mirada, mi padre ha recuperado el color en su piel y la sangre ha dejado de fluir. Sin embargo permanece dormido.

          - ¡Se está recuperando!- Grita Belinda, eufórica. Abraza a mi papá con dulzura y sonrío felíz.

Me arrodillo con el corazón a flor de loto, observo a mi madre y sonrio con dulzura.

         - Perdóname mamá, por irme... Quería evitar todo lo que ésta pasando...- Mi voz se quiebra -...Pero no pude lograrlo, lo siento-

         - ¿Quién eres tu? ¿Porqué quieres hacerme daño?- Su rostro ésta dolido pero también desconcertado.

          - Mamá yo no quiero hacerte daño, se que luzco diferente pero hazme cualquier prueba que quieras y sabré responderte- Deseo que me de una oportunidad.

Necesito el calor maternal de un abrazo, necesito su cariño y amor. La he extrañado tanto. Despues de tanto tiempo ahora que la tengo cerca el hecho de que no me permita ser su hija me destroza el corazón.

         - Ten piedad, mi hija desapareció ¡Porqué te burlas de mi dolor!- Grita con amargura y la cara inundada en llanto.

La miro dolida, bajo la mirada con una tristeza indescriptible, sin embargo no insisto.

Un fuerre estruendo tambalea la superficie y me recuerda el motivo de mi presencia. Si mi mamá no puede creerme, por ahora solo me dedicaré a cuidarlos y mantenerlos vivos.

         - Tenemos que salir de aquí, no es un lugar seguro.- Afirmo con voz neutra.

Nadie se opone y espero un momento la respuesta que no llega.

         - ¿Están deacuerdo?- Insisto a mi familia.

         - Mi papá no puede moverse- Dice Belinda suplicante.

          - Yo me encargo - Aseguro y esta vez me dirijo a mi madre -¿Estás deacuerdo?-

Respira profundo y lo piensa por un momento, posteriormente observa a mi padre y responde - Si-.

********♥*******

Seguimos caminando. El brazo derecho de mi papá está en mi hombro y mi brazo izquierdo en su cintura.

Después de unos kilómetros bajo tierra decidimos subir. Llegamos a una escalera oxidada, dejo a mis acompañantes abajo y subo para confirmar el buen estado de la misma.

En la superficie se persiven pocos escombros y mucha arboleda. Pronto me doy cuenta de donde estamos. Un parque natural a las afueras de la cuidad que se sitúa a lado de un rio.

No hay señas de nuestros agresores y con mi mano les indico a los demás que suban.

Inspecciono el lugar, los árboles están aplastados en el suelo y no hay rastro alguno del maravilloso lugar que era antes. Predomina un olor desagradable, una combinación posiblemente de humo y sangre.

Más allá de las estrellas (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora