Por fin era el gran día, en el que se revelaría los nombres de los tres participantes que formarían parte del tan esperado torneo. Gellert se encontraba sentado en una mesa, junto con sus demás compañeros de Durmstrang. Al igual que él, todos se encontraban emocionados y ansiosos por saber quién sería el digno que fuese elegido por el Caliz. Absolutamente todo el Gran Comedor, estaba lleno de murmullos, excepto por él que se encontraba en total silencio, mirando hacia enfrente.
—¡Silencio! —pronunció la voz potente del director de Hogwarts, e inmediatamente todos obedecieron—. Hoy por fin, sabremos los nombres de los campeones de cada escuela. Cuando los mencione, los necesito aquí enfrente.
Enseguida el mago de avanzada edad, se posó frente al Caliz de Fuego, poniendo su mano sobre él para así ser elegidos los tres pergaminos. Todos presenciaron una gran llama azul salir de este, junto con el primer pergamino que el director tomó, para ser leído. Gellert apretó los dientes, un tanto ansioso.
—El ganador de Durmstrang es, ¡Gellert Grindelwald!
Sonrío victorioso al escuchar su nombre, y se levantó para dirigirse al frente, en medio de muchos aplausos.
Del Caliz volvió a salir el segundo pergamino.
—El ganador de Beauxbeatons, ¡Albert Rousseau!
Se volvieron a escuchar aplausos y el chico de tal escuela tomó lugar a un lado de él.
—Finalmente, conoceremos al ganador de Hogwarts.
Se vió por tercera y última vez, una llama de un azul potente que revelaría al último participante.
—¡Albus Dumbledore!
De nuevo todo el lugar se llenó de aplausos y algunos gritos de emoción, mientras vió al mago acercarse a él. Justo cuando sus miradas se encontraron, el rubio le dirigió una pequeña sonrisa que proyectaba calidez, pero a la vez rivalidad.
A juzgar por la intensidad de los aplausos, no sólo de los alumnos, sino de los profesores, Dumbledore parecía ser un sujeto muy querido por todos y por lo tanto, asumió que también sería poderoso. Incluso él lo había comprobado días atrás, cuando le salvó de aquel temible hombre lobo. Le costaba en el fondo admitirlo, pero sí, había sido brillante, tal como lo expresó aquel día.
Desde aquel momento, le provocó unas inmensas ganas por saber de qué más era capaz aquel chico de mirada verde, ya que con él, podría pobrar cuán fuerte y hábil se había convertido, en todos esos años de rigurosidad que le había impuesto Durmstrang. Convirtiendo a Albus Dumbledore, en su rival perfecto.
Era tiempo de demostrar que es digno de portar el apellido Grindelwald. Mostraría por fin a todos aquellos que alguna vez lo juzgaron mal, diciendo que no sería nadie en la vida, que era una vergüenza para tal apellido, incluso para el mundo mágico. Ya no era aquel niño inocente, débil e indefenso, del que todos se burlaban en aquel orfanato, por ser más tranquilo que los demás niños de su edad, por tener ciertas habilidades que los demás no poseían... por ser diferente.
Pareció que no había sido suficiente el ser tratado como el bicho raro, de entre el mundo muggle. También tuvo que padecer dentro del mundo mágico, después de haber ingresado a Durmstrang. Donde profesores y compañeros, dudaron de su poder, diciendo que era sólo un asqueroso mago mediocre, que no merecía el honor de poseer sangre mágica y que seguramente su familia muerta, estarían decepcionados de él.
Sin embargo, pronto demostraría que estaban equivocados, convirtiéndose con el paso del tiempo, en un alumno destacado. Y justo ahora, les terminaría de callar la boca a todos. Su historia a penas estaba comenzando.
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Más Allá De La Muerte «Grindeldore»
FanfictionAclamado como el Señor de la Muerte, que su única preocupación era llegar al poder, aunque ello conllevase el sacrificio de inocentes. Juzgado por ser cruel y vil, pero no siempre fue así. No todo en su ser era maldad, pero ¿qué es el amor? cuando...