V. Primera Prueba

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Dragones. A ellos se enfrentarían en la primer prueba del torneo. No sabía exactamente cómo sería la prueba, pero debía buscar información sobre ellos para saber a lo que tendría enfrente.

Realmente no les habían dado mucho tiempo para prepararse, únicamente tendrían tres días para ello. Así que fue por más libros que le fuesen útiles, y tomó asiento donde siempre, para leer:

Hébrido Negro.

Recibe su nombre de las Islas de la costa de Escocia, las Hébridas, ya que el dragón reside en esa zona. Capaz de crecer hasta treinta pies de largo, el Hébrido Negro es más notable por sus ojos morados y su punta en la cola.

Colacuerno Húngaro.

El dragón es despiadado, y no le faltan formas de acabar con una vida. Está cubierto de púas, desde la cabeza hasta la cola y las usa como arma. También es capaz de lanzar fuego a más de quince metros.

Opaleye De Las Antípodas.

Este dragón es la muestra de lo que puede ser un magnífico dragón. Es conocido por su belleza y tiene escamas que brillan en la luz. Procedentes de Nueva Zelanda y Australia, han encontrado una presa interesante, cazando canguros en ocasiones. Encuentra su nombre en sus ojos multicolores.

Este último le pareció bastante interesante, junto con el Colacuerno Húngaro. Extrañamente llegó a sentir cierta afinidad con estos animales, que le parecieron fascinantes.

•••

El tiempo transcurrió más rápido de lo que se pudo imaginar, puesto que ya era el día donde se daría lugar a la primera prueba. Se sentía nervioso, ansioso, emocionado, y a pesar de que conocía un poco de cada dragón e ideó posibles estrategias de enfrentarlos, tuvo cierta preocupación por si algo salía mal.

«Eres un Grindelwald, no hay tiempo de pensar en que algo vaya mal»

—¿Están listos? En unos minutos comenzará el torneo —interrumpió de sus pensamientos la voz del director de Hogwarts.

Luego llegó el Jefe de Seguridad Mágica, con un morral en las manos. Él y los otros dos magos se reunieron en un círculo para elegir al azar la miniatura del dragón al que enfrentarían. Tocandole a el chico de Beauxbeatons el Hébrido Negro, a Albus el Colacuerno Húngaro, y finalmente a él, el Opaleye de las Antípodas.

Primero participaría Albert Rousseau, después sería su turno, y al final Albus Dumbledore.

Ambos miraban expectantes el enfrentamiento del Francés con el dragón, ninguno se dirigió la palabra en todo el tiempo que duró. En un momento Gellert miró a Albus, que se encontraba del otro extremo de la carpa. Se miraba tan nervioso, o aún más que él.

Se escucharon aplausos y porras, el primer encuentro había concluido, y eso significaba que era su turno.

Cuando salió a escena todo parecía lo más tranquilo, pero al dar un sutil paso hacia enfrente, salió el dragón a lanzar fuego. Inmediatamente Gellert logró protegerse detrás de unas rocas, y cuando dejó de sentir el inmenso calor proveniente de las llamas, salió, invocando con la varita un hechizo no verbal para alejar al dragón unos instantes, lo suficiente para correr y tomar la escoba.

Subió con éxito y voló por los aires, escapando una vez más de las llamas abrazadoras. Voló en círculos por todo el campo de quidditch, esperando el momento perfecto para bajar y tomar el huevo de oro que se encontraba en el centro. Después de varios minutos de esquivar y aturdir al dragón, logró conseguirlo.

Volvió entre aplausos y porras de sus compañeros de colegio a la carpa, ahora le tocaba descansar. Fue atendido por una enfermera, que se aseguraría que no tuviera heridas de gravedad, que por fortuna sólo había salido con algunos cortes en el cuerpo sin mucha importancia.

Siguió escuchando gritos de la audiencia, pero está vez eran de preocupación, así que no pudo evitar salir a mirar lo que pasaba. Vió a Albus volar en la escoba, muy cerca del huevo, pero estaba siendo peligrosamente alcanzado por el Colacuerno Húngaro, que echaba fuego e incendió la punta de su escoba. Descendió rápidamente para tomar el huevo, pero al alcanzarlo resbaló de la escoba y cayó inconsciente al suelo.

Muchas caras eran de angustia... incluso él se sintió así, aunque no lo demostrara en su expresión.

Más Allá De La Muerte «Grindeldore»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora