El día del baile estaba más cerca, el tiempo parecía correr más rápido de lo que se podía imaginar, y ni siquiera se había tomado la molestia de siquiera pensar con quién ir al baile de navidad. Eso lo fastidiaba y le ponía de mal humor, pues si no fuera necesario que abriera el baile junto con Rousseau, Dumbledore y sus respectivas parejas, se quedaría en cualquier otro lugar del castillo.
El chico Dumbledore se le apareció de nuevo en la cabeza, junto con aquella imagen de él y la bruja rubia charlando. Al parecer Gellert era el único con problemas para conseguir una pareja, no porque no pudiera, sino porque no quería. La mayoría de las veces creía que ir a fiestas o bailes eran una pérdida de tiempo, ya que podría utilizarlo haciendo cualquier otra cosa productiva, como por ejemplo seguir buscando las reliquias. Tampoco se había interesado en una chica, ni le interesaban las relaciones amorosas pues esas cosas no eran para él.
No sabía entonces por qué el chico de Gryffindor se colaba en sus pensamientos, una y otra vez. Y aquel sueño. Pero prefería creer que sólo era una mala jugada que su cerebro le había hecho, y una muy rara.
Fue a la biblioteca a regresar todos los libros que había pedido prestados, ninguno de ellos le eran ya útiles, y en cuanto al Cuento de los Tres Hermanos, ya se lo sabía de memoria. Dejó uno a uno a su lugar correspondiente, acomodandolos de forma vertical sobre el aire, dejándolos flotar y respectivamente meterse en los estantes por si solos.
Una vez terminó, se quedó de pie en un solo lugar, para darle una mirada minuciosa a las brujas que se encontraban ahí. Muchas eran bastante bonitas, pero debía elegir a la que fuera más fácil deshacerse de ella, puesto que su única intención era llevarla al baile inicial y nada más. Entonces divisó a una chica de cabello oscuro, salir de la biblioteca. La siguió hasta alcanzarla y la empujó por el hombro, haciendo que cayeran al suelo los libros que llevaba.
—Disculpa. Te ayudo a recogerlos —mencionó tratando de sonar apenado, mientras se agachaba a recoger los libros.
—No te apures, fue un accidente.
Gellert se puso de pie para entregárselos, así por fin la pudo ver de frente y se dio cuenta que poseía ojos color verde.
—Soy un idiota, debí fijarme por donde caminaba.
—Aquí no pasó nada -la bruja rió apenada—. Soy Amanda Jones -le estiró la mano.
—Gellert Grindelwald —apretó sutilmente la mano de la chica.
—Oh, espera. ¡Eres el chico que compite en el torneo!
—Pues... sí —sonrió apenas.
—Has estado estupendo en la primera prueba. Felicitaciones —dijo la chica con entusiasmo.
—Gracias en verdad.
Amanda sonrió cuando su conversación se vio interrumpida por una campanada que anunciaba el regreso a las clases.
—Me ha encantado conocerte. Ahora tengo que irme, espero vernos pronto.
—¡Espera! —la detuvo Gellert antes de que se fuera—. Quizá te parezca raro porque nos acabamos de conocer, pero ¿te gustaría ir al baile conmigo?
La bruja se sorprendió.
—¡Claro! Sería un honor —se sonrojó.
—Entonces espero verte ahí —la miró por última vez y se despidió con la mano.
«Qué truco más barato, pero funcionó» pensó sonriendo para sus adentros.
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Más Allá De La Muerte «Grindeldore»
ФанфикAclamado como el Señor de la Muerte, que su única preocupación era llegar al poder, aunque ello conllevase el sacrificio de inocentes. Juzgado por ser cruel y vil, pero no siempre fue así. No todo en su ser era maldad, pero ¿qué es el amor? cuando...