Tan solo transcurrida una hora de su llegada al Valle de Godric, Grindelwald se encontraba en su nueva habitación, situada en la casa de Bathilda Bagshot. Comenzó a desempacar sus cosas y acomodar su ropa en el armario.
—Gellert, cariño. Debo salir a comprar algunas cosas, no tardaré —escuchó la voz de la mujer que se encontraba a centímetros de la puerta.
El muchacho solo asintió y la bruja se dio la media vuelta para retirarse. No tardó mucho en terminar de acomodar su ropa, por lo que se dispuso a sacar los libros que también llevaba en la maleta, dejándolos sobre una pequeña mesa frente a la ventana. Segundos más tarde, vio aproximarse una lechuza con un sobre que inmediatamente recibió.
Pensó que era de Albus, pero no reconocía a la lechuza. Fue más su sorpresa al mirar el sello con el escudo de Durmstrang:
Señor, Gellert Grindelwald.
Después de un arduo trabajo con las investigaciones de la misteriosa muerte de Vince Jankovics, y de acuerdo a varios testigos en el caso; se le ha declarado culpable de dicho deceso, por lo que se ha acordado oficialmente su expulsión definitiva del colegio especialista en las Artes Oscuras: Durmstrang. Ya que como usted sabe, este tipo de actos no son tolerados en la institución.
Dejó salir una pequeña risa sarcástica, pero al final de todo, realmente no le importaba ya no pertenecer a dicho colegio, pues ahora tenía una mejor ocupación de la cual encargarse. ¿Quién necesitaría graduarse cuando estaría destinado a ser el señor de la muerte?
Se escucharon unas voces fuera de la casa, al igual que la puerta principal abrirse. Arrugó el pergamino en una bola y la tiró en un cesto. Salió de su habitación para ayudar a Bathilda con el mandado, aunque ya no lo necesitaba, porque detrás de la bruja, entró un joven mago cargando una bolsa de fruta.
—Ah, Gellert ¡Qué bueno que estás aquí! He querido presentarte a Albus...
—Dumbledore —observó al castaño, quien estaba igual o más atónito que él.
—¡Así que ya se conocían! Perfecto, sabía que ustedes se llevarían muy bien.
—Algo así —el rubio alzó una ceja sin apartar los ojos en el castaño, quién dejó la fruta en la mesa.
—¡Hablen, hablen! No se detengan por mí, yo tengo cosas que hacer en la cocina.
—No me dijiste que tu tía es la historiadora de magia —dijo por fin Albus, al quedarse los dos solos.
—No me dijiste que vivías en el Valle de Godric.
—Bueno sí, es un detalle que había olvidado.
—¿No te alegras de verme? —se acercó considerablemente al de ojos verdes; una distancia peligrosa.
—Por supuesto. Qué cosas dices, Gellert.
Lo notó nervioso por dicha cercanía, pero a decir verdad era algo que le encantaba provocar en Dumbledore. Aunque de igual forma, se estaría engañando a sí mismo, si diría que él no le causaba lo mismo. La única diferencia es que Grindelwald sabía disimularlo por su falta de expresiones.
Curvó cálidamente los labios y lo habría besado, de no ser porque su tía los interrumpió.
—¿No quieres quedarte a comer, Albus?
—No, gracias señora Bagshot. Es muy amable, pero me tengo que ir a casa, ya que le dije a Aberforth que no tardaría mucho.
—¿Cuántas veces te tengo que decir que me digas Bathilda, muchacho?
Gellert ahogó una risa por la cara que puso el castaño.
—Bathilda, de todas formas gracias por su hospitalidad. Me retiro, hasta pronto.
Ambos jóvenes se dirigieron una mirada, hasta que Dumbledore dio la espalda y salió de la casa.
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Más Allá De La Muerte «Grindeldore»
FanficAclamado como el Señor de la Muerte, que su única preocupación era llegar al poder, aunque ello conllevase el sacrificio de inocentes. Juzgado por ser cruel y vil, pero no siempre fue así. No todo en su ser era maldad, pero ¿qué es el amor? cuando...