Antes de que pudiera siquiera preguntarle de dónde había sacado eso, la vio romper en llanto y ya no fue capaz de mantenerse alejado. Se apresuró a rodearla con sus brazos. Necesitaba que se calmase; su angustia no le hacía bien ni a ella ni al bebé.
—No te mentí. Jamás lo haría —le susurró al oído—. No sabía nada de esto, pero voy a averiguarlo. Tranquila. No voy a permitir que se te acerque de nuevo.
La abrazó con más fuerza en un intento por transmitirle seguridad, pero estaba demasiado angustiada como para calmarse. Apretó la mandíbula, furioso, al darse cuenta de que ese tipo seguía lastimándola, aun estando lejos. No entendía cómo podía ser que Marcos estuviese libre y menos aún, cómo se habían enterado. Necesitaba una explicación. Confundido, miró a Leonardo, pero estaba demasiado ocupado haciendo que Micaela reaccionara. Al parecer, se había quedado catatónica. Fue Valeria, quien, igual de asombrada que él, le contó lo que acababa de suceder.
Al oírla, Leonardo alzó la vista hacia ella, sorprendido ante aquella inesperada revelación. Minutos atrás, Gastón le había hablado sobre él cuando discutían acerca de la seguridad del complejo. Saber que se trataba de la misma persona que andaba tras su chica, no le gustaba en absoluto. Ahora entendía la razón por la cual ambas estaban tan alteradas. Se giró hacia Micaela y acunó su rostro entre sus manos, obligándola a mirarlo.
—Todo va a estar bien. Él no va a volver a lastimarte.
Solo entonces, ella comenzó a llorar y, desesperada, se arrojó a sus brazos en búsqueda de la protección que estos le brindaban.
—Mañana a primera hora llamaré a mi padrino —dijo, de pronto Gastón, aún desconcertado—. Es detective y ya nos ayudó antes. Confío en él más que en nadie.
Leonardo asintió. Se sentía intranquilo, pero prefería eso que acudir a la policía local. Por experiencia sabía que la misma no era de fiar.
Antonio Vázquez se encontraba en el despacho de su casa a la espera de que llegase el investigador privado que lo estaba ayudando. Después de la cena que había tenido con sus sobrinos la noche en la que les comunicó que iba a casarse, se había quedado preocupado. Leonardo le había contado acerca de la chica con la que salía y los problemas que ella tenía con su anterior pareja. Maximiliano, a su vez, parecía haberse enamorado de su amiga o eso creía a juzgar por el modo en el que había reaccionado al enterarse de que ese mismo hombre podría querer ir también tras la chica.
Si bien había intentado no alarmarse —un ex no necesariamente tenía que ser peligroso—, la realidad era que no había podido sacárselo de la cabeza. Por esa razón, había decidido llamar a su hombre de confianza, quien ya le había hecho trabajos de ese tipo con anterioridad, para que recabara información de Daniel. ¿Quién era? ¿De dónde venía? ¿Qué hacía en su vida cotidiana? Cuando confirmara que solo se trataba de un pobre tipo despechado y que no representaba ningún peligro para sus sobrinos, se relajaría.
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Su mayor deseo
RomanceLibro 2 Serie Obsesión. ♡ Habiendo crecido en una familia que nunca la hizo sentir especial, Micaela lucha, desde su adolescencia, con un leve sobrepeso que solo incrementa sus problemas de autoestima. Ni siquiera el apoyo incondicional de su mejor...