Libro 2 Serie Obsesión.
♡ Habiendo crecido en una familia que nunca la hizo sentir especial, Micaela lucha, desde su adolescencia, con un leve sobrepeso que solo incrementa sus problemas de autoestima. Ni siquiera el apoyo incondicional de su mejor...
El tablero eléctrico del complejo era de lo más arcaico. No solo no estaba debidamente protegido de la intemperie, sino que parecía del siglo pasado. Ahora que lo veía, no le extrañaba que se cortara la luz cada vez que llovía. De inmediato, advirtió que la térmica había saltado, lo cual indicaba que había habido una sobrecarga o bien, un corto. Volvió a subirla con la esperanza de que se tratase de la primera opción. No funcionó.
La bajó una vez más y procedió a revisar los fusibles. Frunció el ceño al darse cuenta de que uno de ellos estaba dañado. Debía reemplazarlo o de lo contrario, pasarían toda la noche a oscuras. Debajo del tablero había un mueble que supuso contendría herramientas y repuestos. Al abrirlo, sonrió al ver que Gastón tenía varios fusibles más. Era evidente que estaba acostumbrado a este tipo de eventualidades. En cuanto volvieran, hablaría con él y con su hermano para que agregaran esto a la lista de modificaciones. Conociéndolo, sería una de las primeras cosas que querría cambiar.
Tras reemplazarlo, se dispuso a volver a subir la palanca. Colocó su mano sobre la misma y suplicando que ahora sí funcionase y no se tratara de algo más complejo que excediera sus escasos conocimientos en el tema, la levantó. Justo en el momento en el que todo a su alrededor se iluminaba, el sonido de un agudo y desgarrador alarido de mujer lo sobresaltó. Sintió cómo todo su cuerpo se tensaba a la vez que su corazón comenzaba a latir de forma acelerada. En el acto, dio la vuelta y corrió de regreso a la casa. Su estómago dio un vuelco al ver a Sofía en el piso debajo de la lluvia.
—¡Sofi! ¡¿Qué pasó?! —le preguntó, alarmado, mientras se inclinaba para ayudarla a levantarse.
—Se la llevó... —balbuceó entre angustiosos y entrecortados sollozos—. Maxi tenés que hacer algo... Micaela...
Pero una contracción le impidió seguir hablando y llevando ambas manos a su vientre, profirió un grito de dolor. Sin siquiera pensarlo, la alzó en brazos y la llevó al interior de la casa. No sabía qué la había hecho salir, pero por lo que había alcanzado a decirle, tenía que ver con Micaela. Una sensación horrible lo embargó por completo cuando al entrar, no la vio. ¿Qué carajo había pasado mientras estuvo fuera? Cerró la puerta con el pie y avanzó hacia el sofá.
—¡Valeria! ¡Valeria!
—¿Qué pasa? Vas a despertar de nuevo a Belén —dijo mientras bajaba, apurada, por las escaleras. De repente, Sofía volvió a gritar debido a otra fuerte contracción—. ¡Oh por Dios! —exclamó al ver lo que estaba sucediendo.
—La encontré afuera, bajo la lluvia —dijo mientras la depositaba, con suavidad, sobre los almohadones—. ¿Dónde está Mica?
—No lo sé. Estaban juntas cuando subí —respondió, aún sorprendida por lo que le había dicho.
Pero entonces, ella gruñó llamando la atención de ambos.
—¡Marcos! —gritó Sofía en medio de otro alarido de dolor—. ¡Él se la llevó!
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