Looking Glass *Traducción*

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—Sabes.— él comienza sin preámbulos cuando ella entra en la habitación —No estoy seguro de en que has estado perdiendo el tiempo todo el día, pero al menos podrías hacerme compañía hasta que encuentres una manera de sacarme, Granger.

Ah, así que hoy está de ese humor.

Hermione ha tenido un día relativamente largo en la tienda, y no quiere nada más que caer en la cama y leer hasta desmayarse, durmiendo hasta el amanecer. Lo que no desea es atender los caprichos de un rubio que ni siquiera es una persona. Sin mencionar que se hace cada vez más incómodo fingir que cree en su capacidad de resucitar. Él está muerto. Él es un retrato. Pintura y magia, y un marco dorado muy llamativo.

Draco Malfoy no es más que un recuerdo en todos los sentidos.  Simplemente ella no puede decirle. Después de unos días de investigación y una conversación con el único agente del Departamento de Misterios que le daría la hora del día, no tiene motivos para creer nada más.

También ha sido absolutamente bipolar toda la semana. Algunos días, es el completo idiota que siempre ha sido para Hermione y para cualquier persona a la que le importe.

Pero otros días, está arrepentido y es humilde, triste y dulce... cada vez que la mira expectante, preguntando qué ha encontrado, hay una frágil esperanza que suaviza su semblante. El retrato, el recuerdo del hombre, se permite ser mucho más vulnerable con ella de lo que hubiera creído posible. ¿Quizás el retrato no fue pintado correctamente? Tal vez esa debería ser su próxima línea de investigación: los retratos que salen mal y las maldiciones que duran tan eternamente como el lienzo.

En este estado de ánimo, sin embargo, este Draco facultado y ágil, se siente muy familiar. —Estaba trabajando, Malfoy. Sé que no es un concepto que entiendas, pero estoy muy orgullosa de mi elección de carrera.

Él se burla y comienza a decir algo cuándo ella arroja un nombre muy insignificante: —Y Severus necesitaba mi ayuda en un proyecto, por lo que simplemente no pude evitar auxiliarlo.

—¿Snape? ¿Estás trabajando para mi padrino?

—Con sería la palabra indicada, no para. Severus y yo somos socios. Abrimos una botica al lado de la antigua Fortescue's

—Bueno, las sorpresas nunca cesan.— dice con un poco de sarcasmo aunque sin mucho ardor. Luego lo agita todo y vuelve a su punto original. —De todos modos, no te mataría hablar conmigo un poco. Solo tengo unos cuantos libros aquí, y los he leído todos.

Hermione levanta la vista de donde cuidadosamente pasaba un cepillo por su cabello. —¿Funcionan los libros? ¿Se abren y puedes leerlos?— Nunca ha oído hablar de nada por el estilo. Pero, de nuevo, nunca ha visto un retrato con tanto espacio.

Draco se encoge de hombros y, usando el libro en su regazo como referencia, hojea algunas páginas y las acerca para que ella las vea. —Por supuesto. Completamente funcionales. Pero... y sé que esto podría sorprenderte... los libros son un pobre sustituto de una vida social. Pueden hacerte compañía, pero me gustaría un poco más de estímulo que esto.

Ella resopla, reconociendo una amplia apertura para un doble sentido, pero no la sigue. No está segura de estar lista para subir esa escala en la depravación y bromear sexualmente con un objeto inanimado. —En realidad no me conoces tan bien, Malfoy. Soy bastante sociable. De forma selectiva, pero no solo tengo la cabeza enterrada en los libros a todas horas.

Él pone los ojos en blanco y se recuesta en su pequeño sofá. —Sí... cierto: McLaggen. ¿Cómo puedo olvidarlo? Espero no haberlo asustado. ¿Campanas de boda en tu futuro, Granger?

Una vez que terminó de arreglarse, deja el cepillo sobre su tocador y responde: —Oh, Merlín, no. Solo fue una salida... tal vez dos salidas. Tres... Lo que sea. —se apresura a buscar El punto de su negación. —No habrá campanas de boda con él ni con nadie más. No ahora, de todos modos. Estoy demasiado comprometida con la tienda.