Looking Glass *Traducción*

14.

Advertencia: Mención breve de considerar autolesionarse.
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Draco ha estado solo en la casa de mierda de Potter en la habitación deprimente de Granger en sus propios malditas asuntos durante dos malditos días.

Al principio, cuando se despertó por primera vez en esa extraña habitación más de un año antes, Draco siempre había estado solo. Durante días, todo fuera de su espacio estuvo en silencio. Ni siquiera podía decir cuánto tiempo había pasado.

Llamar para pedir ayuda no parecía hacer nada más que hacer su voz ronca, y, finalmente, Draco pensó que sería mejor tratar de encontrar una rutina. Dormía en lo que él suponía que eran lapsos de horas relativamente normales, comió de la comida ilimitada que aparecía en platos de cristal alrededor de la habitación, y leyó. Después de terminar su quinta novela completa, tuvo problemas para mantener su mente ocupada, y el pánico había comenzado a establecerse realmente.

Draco siempre fue un mago inteligente y, con la inteligencia, llegó la imaginación. Nadie parecía darse cuenta de lo creativo que había sido el hechizo para encantar esas insignias de "Potter apesta" en Hogwarts. Todos pensaban con seguridad que no lograría arreglar el Armario Evanescente, pero, cuando lo logró, nadie quería decirle lo listo que era. ¿Quién lo hubiera alabado? Era un villano para la mitad del mundo mágico, un chivo expiatorio para el resto.

Pero él era inteligente y creativo y de repente esas cosas se convirtieron en una maldición. Se imaginó toda su vida, estirada ante él, décadas de soledad hasta que muriera, solo y asustado. O tal vez peor (o tal vez mejor), ¿qué pasaría si algo le sucediera? ¿Y si tenía un accidente? ¿O desarrollaba una enfermedad? Nadie podría cuidarlo. Si se cortara al afeitarse, podría desangrarse en el piso del baño.

La depresión vino después. Habían pasado quizás dos meses para ese punto, pero eso era solo una suposición. Estaba solo y sollozaba cuando trataba de dormir, los pensamientos circulaban cada día más oscuros, hasta que cortarse ya no sonaba como un accidente sino como un plan. ¿No sería mejor reunirse con la tierra? ¿Liberar su magia al éter, en lugar de desvanecerse lentamente, un espectro en su propio infierno privado?

El primer gran cambio llegó justo a tiempo para aplastar esos pensamientos y planes. Mirando hacia atrás, no está seguro de si hubiera tenido el coraje de hacerlo él mismo, pero sabe que al menos lo estaba considerando seriamente en ese momento.

En lo que comenzó como uno más en un vasto mar de días deprimentes, se encendió una luz en una habitación que Draco nunca había visto. Un espejo, o lo que se suponía que era un espejo, colgado en la pared frente al sofá donde dormía. Siempre había sido negro dentro de su ostentoso marco dorado, y Draco asumio que era un espejo encantado, y la magia estaba corrompida. Dentro de su marco, una habitación apreció.

La luz de este nuevo espacio había atravesado el tono negro anterior y se inundó en lo que se dio cuenta entonces que era su habitación relativamente poco iluminada. Entrecerrando los ojos, nunca estuvo más eufórico de ver a otra persona. Un mago de mediana edad y lo que parecía ser su compañero, un poco más joven, escaneaban a su alrededor y apenas notaron a Draco.

Se había levantado y acercado al espejo, tocándolo con cautela. No estaba seguro de lo que esperaba. ¿Se ondularía y cedería bajo su toque? ¿Le permitiria pasar? ¿O simplemente caminaría sin obstáculos hacia la habitación contigua?

Lamentablemente, nada de eso sucedió. Su mano se apoyó contra lo que parecía cristal frío, y los hombres apenas lo vieron. —¿Están ...? —Su voz era áspera y ahogada, ya que no la había usado desde que dejó de gritar semanas antes. —¿Están aquí para sacarme? —Hacía mucho tiempo que teorizó que podría ser un cautivo de algún tipo, ya sea arrestado por el Ministerio o en las garras de un Mortífago malvado, y esperaba determinar cuál era la verdadera.