El Hijo Del Secuestrador.*Tae Y T/n.

En mi país...

Cap 21
POR T/N...

Desperté como todos los días y Tae estaba a mi lado. Esa carita que me pone cuando despierta es tan linda, por mí no nos levantábamos nunca. NEVER EVER...

Creo que en otra vida él salva el mundo y yo de merengues siempre en peligro. No sé, creo que puede ser así. Si vuelvo a nacer o si me hacen una reencarnación quisiera que me volviera a encontrar con Tae.

Tae: Bueno, ahora que despertaste, tenemos que arreglar las maletas. Tenemos que estar en el aeropuerto al medio día.

T/n: Pero si son las 9am...

Tae: Por eso, ya estamos retrasados.

T/n: Y cuando vamos a volver a Corea?

Tae: Bueno, tenemos pasaje de ida, pero no de regreso.

Le di un fuerte abrazo a Tae y él a mí.

Juntos nos levantamos y Tae bajó las escaleras para buscar las maletas que estaban en el sótano, mientras yo sacaba la ropa del armario para ver que me llevaba. Cuando Tae regresó a la habitación me dijo...

Tae: Y para qué tanta ropa?

T/n: Bueno, si no sabemos cuando regresaremos, debemos llevarnos toda la ropa que podamos- decía yo mientras sacaba toda la ropa del armario.

Tae se me acercó, me abrazó por la espalda y dijo...

Tae: Y si solo empacas un par de vestido y allá te compramos más?- decía muy cariñosamente.

T/n: En serio?

Tae: Sí, te compras todos los que quieras.

Me giré y quedé frente a él...

T/n: Qué hubiera hecho si no te hubiera conocido?

Empaqué un par de vestidos y Tae también empacó un poco de ropa.

Más tarde me duché y me puse esto...

Luego Tae se dio un baño y al salir se veía así...

Rápidamente tomamos las maletas, bajamos las escaleras y subimos al auto para ir al aeropuerto.

Ya en el aeropuerto faltaban un par de minutos para que saliera el vuelo. Mientras Tae fue por unos cafés y lo bebimos juntos.

Al subir al avión me dieron muchos nervios, así que Tae me dio la mano y me dio fuerzas para seguir adelante.

El paisaje desde allí arriba era hermoso, la gente parecía pequeñas hormiguitas desde aquella altura. Más adelante pude contemplar el océano. Era tan azul, tan profundo, hasta daba un poco de miedo.

A mitad de camino Tae ya estaba dormido. Estaba en una posición que a mi parecer debe haber sido incómoda, entonces delicadamente me acerqué más a él y puse su cabeza en mi hombro y pasé mi mano alrededor suyo para así abrazarlo. Al poco rato yo también me dormí.

Ya en mi país salimos del aeropuerto y tomamos un taxi hasta un hotel 5 estrellas  cercano a la ciudad. Al llegar pedimos una habitación cualquiera y desempacamos nuestras pocas pertenencias.

Como fueron muchas horas de viaje, ya era de noche y los dos estábamos agotados por lo del cambio de horario.

Fuimos directo a la cama, ni tan siquiera nos dimos un baño, el sueño nos venció y al instante ya estábamos dormidos.

Al despertar, era aún temprano, Tae estaba despierto y mirando su celular.

Tae: Estoy buscando alguna casa en venta, quiero que tengamos nuestro propio espacio. No quiero vivir siempre en un hotel.

T/n: Estoy de acuerdo contigo mi corazón.

Él me mostró varias propuestas y no sabía que elegir. Todas las casas eran hermosas.

Al final elegimos 10 casas y queríamos ir a verlas esa mañana para al día siguiente poder comprar los muebles y mudarnos lo más pronto posible.

Como a unos 15 minutos llamó a la puerta el servicio a la habitación que traía nuestro desayuno.

Comimos el desayuno en un intervalo de 15 o 20 minutos. Ambos nos dimos una ducha por separado y nos pusimos lo primero que encontramos.

Salimos del hotel y visitamos las 10 casas que habíamos elegido en un principio. Fue difícil elegir, pero optamos por una cercana a la ciudad, con un hermoso jardín, dos cuartos, dos baños, cocina, comedor, sala, garage y piscina.

Luego de comprarla, Tae me dijo que fuera al hotel a empacar porque él iba a resolver otros trámites para la pocesión de la casa...

Lo guardé todo en la maleta y llamé a Tae para avisarle que estaba todo recogido y listo para mudarnos lo antes posible.

Él me dijo que lo esperara en el hotel, que él me pasaría a recoger. Lo esperé durante unos minutos, y cuando él llegó...