El Hijo Del Secuestrador.*Tae Y T/n.

Equitación...

Cap 8

Tae: Hoy saldremos de casa y haremos mi actividad favorita de la semana. Con esto te quiero decir que te pongas algo sport y cómodo y muevas tu cuerpo hasta el baño, te duches y salgamos lo más pronto posible.- lentamente sale de la habitación dejando en mí la duda de saber qué haríamos esa mañana que para mí era mejor aprovecharla y convertirla en un sueño total, que ir a no se dónde, a hacer que se yo qué y regresar sabe quién cuando.

Despegué las sábanas de mi cuerpo y aún soñolienta fui en dirección al baño.

La bañera estaba llena de agua con olor a flores primaverales que me recordó una de mis vacaciones en Dubay.

El agua estada al tiempo y sentía como aquel perfume a rosas se impregnaba de mi piel.

Demoré un poco en salir porque ese baño realmente era relajante, pero sin más demora busqué entre mis nuevas ropas un estilo parecido al que me habló Tae.

Salí de la habitación y guiada por algunos ruidos bajé al salón principal. Allí me esperaba el aventurero Tae que parecía que iba a un rodeo de lo campestre que lo hacían ver sus ropas.

No pude evitar reír un poco lo más disimulado que pude, pero como que él no me presta mucha atención, mis risas pasaron desapercibidas.

Comenzó a caminar y lo seguí pero detrás. Me abrió la puerta del auto y él dio la vuelta para montarse en el lado del conductor.

Al parecer iríamos solos, pero ya nada de su parte me sorprendía. Ya me empezaba a acostumbrar a la forma de ser del chico. No tengo la menor idea de por dónde cogió, lo que sé es que en menos de una hora ya habíamos llegado a una granja llena de animales de carga y otros como vacas, cerdos y gallinas que serían para el uso comestible, o eso creía.

Tae: Espera aquí, ahora vuelvo.

Yo solo asentí con la cabeza y me concentré en el paisaje que estaba alrededor de mis ojos.

Era un lugar humilde pero bien cuidado. La limpieza del lugar se me hizo extraña, porque generalmente este tipo de lugares siempre están sucios.

Cambiando de paisaje, ahora contemplé la verde pradera repleta de árboles de cereza, uvas, peras y mangos. Al verlos recordé que no había desayunado esa mañana. Se me hizo la boca agua solo de pensar en lo jugosas que estarían las frutas, pero como siempre, Tae interrumpe mi mejor momento...

Tae: Sígueme, vamos.

Le seguí firmemente pero sin dejar de ver los árboles y sus preciosos frutos.

Tae: Yo también tengo hambre, pero si te apresuraras más, juntos podríamos comer de esas frutas si lo deseas.

Que si lo deseo? Estaba loca por probar cada intenso sabor provocado por una buena fruta. Apresuré el paso hasta llegar a las puertas de uno de los establos que había en el lugar.

Abrió las grandes puertas de madera y al mirar dentro pude observar a distintas razas de caballos.

Aún no entendía para qué me quería él allí.

T/n: Ya veo que los caballos son hermosos, pero qué se supone que hagamos ahora?

Tae: Es más que obvio, montarlos.

T/n: Qué? En mis cortos años de vida nunca me monté en un caballo, resumiendo, en ningún animal.

Tae: De eso ya me percaté, no eres del tipo que se ensucia las uñas.

T/n: Se ve que no me conoces. Adoro a los animales y el campo. Me encanta el aire fresco que se respira, no soy de esas que ni siquiera lavan los platos, yo me sé defender bastante bien.

Él ni siquiera estuvo al tanto de lo que decía, solo caminó en dirección a un caballo blanco de ojos negros cual carbón con un brillo emocionante reflejado en ellos.

Tae: Esta es Mily, ella será tu amiga de equitación el día de hoy.

T/n: Amiga?

Tae: Exactamente como lo escuchaste. Esta preciosa criatura tendrá el placer de ayudarte a aprender a montar en ella. Lo principal es no mostrar tus miedos a ningún animal, si no, se mostrarán inseguros y pueden convertirse en bestias.

T/n: En serio esperas que me monte en eso?

Tae: No se llama "Eso", se llama Mily.

T/n: Esta bien, en Mily?

Tae: Solo muestra confianza, eso es todo lo que necesitas.

T/n: Lo que necesito es un bocado de comida, siento que no puedo ni seguir adelante.

Tae: Cuando estés encima de Mily, comerás todo cuanto tú quieras...