El gato negro

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—Metrópolis – 2219 —

Han pasado dos años desde que inició con el proyecto y los avances son provechosos más no exitosos, ya que los diez especímenes como ella les llama, no parecen ser suficientes para progresar. August murió al mes tal como lo indicaba el panel, sin embargo los cinco siguientes permanecieron con vida en total demencia y agonía durante un año, y al término del lapsus Camila debía pulverizarlos, utilizando una maquina láser realmente potente, por lo que ahora tiene al resto en los cilindros observando la decadencia en estos, hombres y mujeres que resultaron ser una escoria para la humanidad. Pero esta mañana despertó con una nueva idea, la cual piensa llevar a cabo, puesto que al demostrar madurez y responsabilidad, Ishbel Luthor accedió a permitirle salir sin la compañía de un tutor, y por supuesto aprovecharía la maravillosa oportunidad para viajar a su viejo hogar, esperando que su abuelo o familiares la viesen.

-Cabello — Escucha la voz del profesor.

-¿Sí? — Responder imperturbable.

-¿Podrías citar parte del cuento?-

-Claro-

Suspira conteniéndose de virar los ojos. El profesor Pusset de literatura tenía ciertos desacuerdos con ella, por decirlo de una manera correcta, ya que no lograba concebir aun en este tiempo, que ella sea más inteligente, buscando cada oportunidad para intentar humillarla, fracasando siempre, aunque algo debe reconocerle Camila, y es que el hombre de color, nunca se rinde, y nunca lo hará. Así que deslizando el dedo en la pantalla de su escritorio con cierta pereza, carraspea al encontrar el cuento, El Gato Negro de Edgar Allan Poe, y por alguna razón le provoca cierta nostalgia ilógica.

-Y entonces, arrastrado por mis propias bravatas, golpeé fuertemente con el bastón que llevaba en la mano sobre la pared del enladrillado tras de la cual se hallaba el cadáver de la esposa de mi corazón — Carraspea y prosigue — ¡Que Dios me proteja y me libre de las garras del archidemonio! Apenas había cesado el eco de mis golpes cuando una voz respondió desde dentro de la tumba. Un quejido, sordo y entrecortado al comienzo, semejante al sollozar de un niño, que luego creció rápidamente hasta convertirse en un largo, agudo y continuo alarido, anormal, como inhumano, un aullido, un clamor de lamentación, mitad de horror, mitad de triunfo, como sólo puede haber brotado en el infierno de la garganta de los condenados en su agonía y de los demonios exultantes en la condenación. Hablar de lo que pensé en ese momento sería locura. Presa de vértigo, fui tambaleándome hasta la pared opuesta. Por un instante el grupo de hombres en la escalera quedó paralizado por el terror. Luego, una docena de robustos brazos atacaron la pared, que cayó de una pieza. El cadáver, ya muy corrompido y manchado de sangre coagulada, apareció de pie ante los ojos de los espectadores. Sobre su cabeza, con la roja boca abierta y el único ojo como de fuego, estaba agazapada la horrible bestia cuya astucia me había inducido al asesinato, y cuya voz delatora me entregaba al verdugo. ¡Había emparedado al monstruo en la tumba!-

Al terminar de leer, cierra la ventana y observa fijamente a su profesor quien simplemente carraspea y asiente, continuando con la clase. Camila regresa su atención a algo más importante que una clase selectiva que debió tomar, por alguna razón los Luthor querían que lo hiciera. Observa a través de la ventana las hojas verdes brillando, es un día cálido, lo saben los animales también, lo sabe en su interior, teniendo la sensación extraña de leer aquella parte del cuento, y exhala notando algo extraño, unas siglas en la ventana, apenas eran visibles y de no ser por sus gafas no las habría visto. RC, esto le forma una leve sonrisa en el rostro, notando a contra luz reflejándose en la ventana tenuemente la silueta de KillerSun, apenas puedo verle unos cuatro segundos, cuando la luz del sol la hace desaparecer, o quizás fue la percepción, sea como fuere, tiene el apoyo de quien la cuida desde bebé.

Amanecer Del Sol RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora