Sensaciones

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—Casa Hansen —

Llega exactamente a las ocho de la noche al hogar de su compañero, demás está decir que se siente fuera de lugar al observar conocidos suyos saludándola desde el jardín con bebidas alcohólicas en sus manos, y reconoce que no han cambiado los tiempos, siempre tiene el mismo actuar en la adolescencia. Ajusta sus gafas mirando su atuendo, optó por una camisa azul de puños blancos, jeans negros doblados en los tobillos y botas del mismo color. Suspira profundo y continúa caminando activando el escáner de las gafas detectando a los que podrían estar ebrios y sean problemáticos, alejándose de ellos. Toca el timbre por educación y segundos después la puerta se abre, dejando ver a un Carl sonriente portando un atuendo deportivo.

-Camila, creí que no vendrías, pasa — Le cede el paso y ella entra.

-Gracias, y felicidades por la victoria — Chocan los puños.

-Todo gracias a ti, genio — Le toca los hombros, empujándola hacia los demás jugadores — Chicos, miren quien vino al fin a la fiesta-

-¡Cabello! — Arnold, un enorme chico de color se pone de pie para abrazarla sobre los hombros — Me alegra que por fin vengas a una fiesta-

-Estoy de buen humor — Responde sonriente — Y ya es momento de socializar-

-Y como gracias a ti ganamos, te mereces esto — Le entrega una cerveza helada — Anda, una no te hará daño-

-Lo sé, gracias — Acepta la cerveza dándole el primer trago — Nada mal-

Durante la próxima media hora se mantiene conversando con los jugadores universitarios, tenían anécdotas divertidas y algunas inapropiadas pero sabían medirse al estar ella. Llevaba tres cervezas ya pero no sentía mayor cambio a como estaban los demás, claramente estaba mareada pero no a la inconsciencia. Estaban hablando sobre la próxima jugada, hasta que el tacto de unas manos cálidas en sus hombros la detiene, mirando hacia atrás.

-Al fin te encuentro — Daphne le sonríe, acariciándole los hombros.

-Hola, y he estado aquí con los chicos — Apunta a los jugadores quienes saludan animados.

-Me alegro — Asciende las caricias a sus mejillas — Ven conmigo-

-Ok-

Los chicos comienzan a gritar y ella ajusta sus gafas en un gesto nervioso siendo guiada por la pelinegra quien la hala de la mano llevándola escaleras arriba. Observa a los demás invitados en sus acciones y algunos guiñan como sabiendo lo que está por suceder. Sonrojada entra junto a Daphne a la última habitación, parece ser la de invitados ya que no hay fotos de los padres de Carl o algún objeto de éste alrededor. Escucha el bloqueo de la puerta activado y al volver la vista a la chica, ésta le sonríe coqueta quitándole las gafas, para después darle un tierno beso, su primer beso, y tal vez puede ser demasiado inteligente para su edad, pero hasta ella siente emoción por esto.

-¿Sabes lo que haremos, cierto? — Pregunta la pelinegra y ella asiente — E infiero que no lo has hecho antes — Niega haciendo sonreír a Daphne — Me parece perfecto-

Camila no dice nada, tan solo se mantiene expectante a los movimientos de Daphne que comienza a desvestirse lentamente hasta quedar completamente desnuda frente a ella, y reconoce la excitación naciendo en su interior. La pelinegra cual felino se acerca hasta ella, desabotonándole la camisa, deslizando sus dedos por la piel morena de Camila quien tiene los ojos oscuros que provocan escalofríos en la mayor. Le sonríe mordiéndose el labio inferior y se sorprende dando un gritillo al momento en que la castaña le rodea la cintura con un brazo dejándola caer en la cama, no esperaba ese movimiento aunque admite internamente que le gusta.

Amanecer Del Sol RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora