❝ Y cuando se desencadenan, más de una trae el peso de las desgracias ❞
🌃 Parte dos de dos. Incluye los últimos dos arcos de la historia.
🌄 Más trama policiaca.
🌆 Drama, Love, Violencia, Angst.
|| KINTSUGI : Arte japonés donde se reparan objetos...
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Era un día soleado. Cálido y tranquilo. Las flores se movían gracias a la brisa cálida, sólo con algunas nubes salpicando sobre el cielo celeste. Las aves cantaban, el rocío de la mañana se desvanecía, y la gente se movía en el más respetuoso silencio, como si un solo sollozo mal controlado pudiera despertar a los muertos.
El ataúd blanco estaba rodeado de personas. Estudiantes en su uniforme, profesores, familia, amigos. Preciosos ramos rodeaban la caja que comenzaba a descender bajo tierra.
El movimiento había desencadenado los sollozos. Los gritos desgarradores de una madre sin su hijo, y los de una omega sin su pareja.
Yoongi estaba temblando. Estaba ahí, quieto como una estatua, serio mientras miraba a su mejor amiga ser abrazada por Jung, sintiéndose incapaz de mirar el ataúd. No cuando ahí estaba la persona que había visto hace apenas tres días. La persona que supuestamente estaría con ellos hasta que envejecieran, de la mano de Yonhee en reuniones familiares.
Miró a su costado cuando sintió el agarre fortalecerse en sus dedos entrelazados. Sólo pudo ver el cabello de Jimin moviéndose por el viento, con su sien presionada contra su hombro. Volvió a levantar la mirada.
Su vista nublada esta vez.
Taehyung estaba en otra de las esquinas, llorando su alma contra el cuello de Hoseok. Sus manos empuñadas en el traje negro de su alfa, como si le doliera el cuerpo el solo estar ahí parado. Hoseok acariciaba su espalda, siendo el pilar. El que decidía ser el fuerte entre los dos.
¿Qué haces aquí?
Yoongi también debería ser el fuerte. El que sostuviera y calmara los sollozos de su pareja.
No vuelvas a aparecer cerca de mi familia otra vez.
Dicen que lo han enterrado en la manada.
¿Sabes? Lo peor de esto es que, por un momento, realmente creí que hubieras podido hacerle feliz.
Pero seguía temblando. Ninguna lágrima caía de sus ojos, pero no dejaba de temblar. Miraba la madera blanca del ataúd, el ataúd que seguía descendiendo, y sabía que su agarre sólo se fortalecía alrededor de la mano de Jimin.
Y no podía dejar de escuchar el llanto de Yonhee.
Lo han enterrado en la manada. Dudo que puedas verlo. Lo siento, Yoongi.
—Yonnie.
Entonces sintió que le movían, siendo tirado por un agarre pequeño en su brazo. Se encontró con los ojos de Jimin en seguida, preocupados pero firmes. Fijos en los suyos. Su mano cálida afirmada en su mejilla.
—No tienes que ver —murmuró él, llevando las caricias hasta su nuca. Yoongi juntó los labios, notando su respiración pesada. Jimin le hizo inclinarse a él, apoyando sus frentes juntas—. No te obligues a ver.
