❝ Y cuando se desencadenan, más de una trae el peso de las desgracias ❞
🌃 Parte dos de dos. Incluye los últimos dos arcos de la historia.
🌄 Más trama policiaca.
🌆 Drama, Love, Violencia, Angst.
|| KINTSUGI : Arte japonés donde se reparan objetos...
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Las patitas de Dolly hicieron ruido en el piso cuando volvió al interior de la casa. Ladró un par de veces cuando reconoció el aroma de Yoongi, corriendo hacia el sillón en busca de un saludo. El alfa suspiró, acariciándole las orejas mientras, sorbiendo por la nariz, veía a su esposo volver del patio trasero.
Jimin se ordenó el cabello oscuro y le mostró una linda sonrisa antes de dirigirse a la cocina, vertiendo el agua ya hervida en un tazón blanco.
—¿Mejor? —preguntó su omega al volver con él, ofreciéndole el té de melisa y acomodándose a su lado.
Yoongi asintió, agradeciendo el detalle con un susurro.
Antes no lo había notado, pero Jimin se veía adorable. Traía puesto un suéter celeste que ocultaba la mitad de sus manos y la mitad de sus muslos. El cabello oscuro caía por sus ojos algo rizado y sus mejillas se veían ligeramente teñidas con un lindo tinte rosa.
El alfa suspiró.
Ni le sorprendía que no hubieran salido del nido sino hasta después de una hora.
Luego de que Jimin al fin lograra darle la gran sorpresa, Yoongi no lo dejó salir de entre sus brazos sino hasta después de unos buenos veinte minutos. Después, pasó casi cinco minutos olfateándolo en la búsqueda y encuentro constante con ese dulzor en particular, y terminó luego con el rostro en su vientre por casi diez minutos más.
—Oh —murmuró Yoongi, con la taza entre ambas manos—, el nido es porque estás en cinta.
Jimin se rio, asintiendo y acariciando su hombro.
El que Yoongi todavía se viera tan vulnerable le hacía querer mimarlo más de lo normal, no era una imagen usual verlo sin aquella confianza en el porte o al hablar.
—Te lo dije, sí me enfadé contigo, pero el nido es por mi estado —Jimin se acomodó más cerquita de Yoongi. Con sus piernas cerca de su propio cuerpo, se apoyó en el costado de su alfa—. Mi lobo quiere que nuestro bebé esté cómodo.
Yoongi, de inmediato, lo miró a los ojos con afecto. —Nuestro bebé —repitió él.
Jimin sonrió.
—Ah, mi pobre alfa —murmuró Jimin, dando pequeñas caricias sobre su cabello. Yoongi cerró los ojos, acercándose a ellas—. Has estado muy estresado, ¿verdad? No me extraña que hayas llorado tanto. Dejaste salir todo.
—Creo que he roto mi limitador de lágrimas —confirmó Yoongi, tomando un sorbito de su té.
—Llorar te hará bien, ya verás.
El alfa asintió, alzando el mentón cuando Jimin se acercó a su rostro y le frotó la nariz con la suya.